Los recuerdos no suelen venir con frecuencia a la mente de JiMin. De hecho, ese día en el que decidió desaparecer es algo que ya no le afecta en lo absoluto. Sin embargo, últimamente ha pensado mucho en ¿qué hubiera pasado si JungKook le hubiese prestado atención cuando se la estaba pidiendo? ¿Y si lo vuelve a intentar? ¿Será que esta ocasión terminan agregando un recuerdo más a su colección de tantos años? Nunca es tarde para averiguarlo y parecía que todo estaba en favor suyo.
La señora Park de pronto llegó para visitar y jugar con su nieta y JiMin creyó que debería aprovechar esa oportunidad. Así que corrió a su guardarropa y buscó esa lencería que compró hacía dos años cuando intentó seducir a su esposo... y que falló. Como sea, puede que hoy tenga más puntos a su favor, pero no puede evitar sentirse nervioso mientras nuevamente sube por elevador que lo lleva al piso donde JungKook debe estar trabajando.
Rosé está en su lugar habitual y nuevamente le sonríe contenta por verlo otra vez ya que no ha visitado la empresa desde aquel día tan desastroso.
—Señor Jeon. ¿Cómo está? Que gusto verlo de nuevo— le hizo una larga reverencia y le sonrió animada.
—Rosé, por favor, sólo dime JiMin— le sonrió de igual modo.
—De acuerdo, JiMin— volvió a tomar asiento.
—Te lo agradezco mucho— hizo una pequeña pausa y miró en dirección a la oficina de JungKook— ¿Puedes anunciarme con mi esposo?
—Claro.
Quiso decirle que podía pasar sin ningún problema, pero ella, aunque fingía que no, sabía perfectamente la razón por la cual la pareja casi se divorcia, así que optó por llamar a JungKook. Tomó el teléfono, marcó la extensión y colocó el altavoz con un poco de nervios.
—Dime, Rosé— se escuchó su voz amable al otro lado de la línea.
—Disculpe, señor, pero su esposo está aquí y quiere pasar a verlo— le informó con cautela.
—Claro, dile que pase— accedió con evidente tono emocionado— Y por favor, Rosé, mi esposo no necesita permiso para entrar a mi oficina. Él puede entrar cuando así lo desee, ¿de acuerdo?
El rostro de JiMin se iluminó al instante de haber escuchado esas palabras. Una parte de él pensaba que tal vez JungKook se molestaría por ser interrumpido de nuevo, pero por fortuna ese ya no sería el caso.
—Está bien, señor. Como usted ordene— incluso ella también se emocionó— Ya escuchaste, JiMin.
—Gracias, Rosé— le dijo al tiempo que comenzaba a alejarse.
Nuevamente estuvo frente a la gran puerta de la oficina del CEO Jeon JungKook. Esta vez entró sin tocar muy seguro de que sería recibido de forma cálida.
Y no se equivocó.
— ¡Mochi! —exclamó emocionado al tiempo que se ponía de pie.
— ¡JungKookie! ¡No! —lo detuvo antes de que pudiera rodear su escritorio— Siéntate— le ordenó con voz dulce— Yo iré hacia a ti.
Sintiéndose un poco confundido, JungKook volvió a sentarse en su silla elegante y esperó pacientemente por los movimientos de su esposo. Realmente, ni por equivocación, se imaginaba lo que estaba tramando. Lo vio caminar lentamente hacia su escritorio mientras deshacía el nudo de su gabardina negra y luego lo vio detenerse frente a él con una mirada llena de suficiencia y de malicia. Cuando la gabardina cayó al suelo y pudo ver su hermoso cuerpo envuelto escasamente en una lencería de encaje de color rojo, tuvo una erección instantánea.
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Afterglow (Kookmin)
FanfictionJungKook es un adicto al trabajo que no se ha dado cuenta de cómo su matrimonio se desmorona debido a eso. JiMin sólo quiere que su esposo le ponga un poco de atención, pero un día cansado de tanto rogar, decide marcharse sin avisar y sin dejar rast...