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Las manos le sudaban y sentía que los pies le temblaban. JiMin estaba demasiado nervioso por lo que estaba a punto de hacer, porque de eso dependía el posible futuro de su matrimonio con JungKook.

Compró muchos conjuntos de encaje e incluso de cuero que espera usar posterior a esto. El plan es perfecto y no puede fallar, porque su esposo no se resiste a sus encantos. Jamás lo ha hecho.

Mientras el elevador sube hacia el último piso repasa todo lo que TaeHyung le aconsejó minuciosamente. Pero JiMin no tiene que pensarlo demasiado, porque sabe cómo excitar a JungKook y también sabe lo que le gusta. Muchos años de conocerse y estos últimos dos de matrimonio no han sido en vano, así que, pese a que está nervioso, está seguro de que todo saldrá bien.

Cuando las puertas del elevador se abrieron dejó salir un suspiro para terminar de darse valor, se ajustó su elegante abrigo color café claro y se encaminó hacia donde estaba la recepcionista de JungKook.

—Buenos días, señor Jeon— enseguida la rubia se puso de pie para hacerle una larga reverencia— Que gusto tenerlo por acá de nuevo.

—Igual me da gusto verte Rosé— le sonrió con gracia— ¿Está ocupado mi esposo?

—Bueno... dijo que estaría trabajando en algo, pero para usted nunca está ocupado.

"Últimamente sí"

—Claro— fingió una sonrisa— Me anuncio entonces.

Se encaminó con las manos en sus bolsillos sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. En cuanto estuvo frente a la puerta de la gran oficina de su esposo, tocó dos veces y casi al instante recibió un "adelante" de esa voz tan encantadora que tanto le enamora y que ha extrañado mucho en estos días.

Abrió con cautela y vio que JungKook estaba parado de espaldas leyendo unos documentos que tenía en su mano. Pese a que lo vio esta mañana antes de que se marchara, no tuvo el tiempo suficiente de inspeccionarlo; traía un traje negro que se ajustaba perfectamente a su cuerpo musculoso y bien trabajado. Su mano derecha tatuada era algo que le volvía loco y ni qué decir los piercings que lucen en su labio inferior y en su ceja. Es todo un sueño. Es muy sexy. Y en su faceta de empresario importante es aún más atractivo.

JiMin está perdidamente enamorado de él.

—Hola, cariño— le saludó con dulzura.

Pero lo único que recibió fue una mirada rápida e indiferente.

—JiMin, ¿qué haces aquí? —preguntó el azabache.

El aludido se sorprendió de que ni siquiera mostró un ápice de emoción por haberse aparecido ahí espontáneamente. En lugar de eso sólo recibió una mirada fugaz y una pregunta que sonaba despectivamente.

—Quería saber cómo te estaba yendo en la oficina— le dijo y jugó nerviosamente con el nudo de su abrigo.

—Me está yendo bien— respondió a secas y se giró para volver a sentarse sobre su escritorio.

JiMin suspiró cansado. ¿Ni siquiera las gracias podía darle? Quiso salir de ahí y volver a casa, pero no podía rendirse ahora. Ni siquiera había llegado al momento exacto de su plan. Esto tenía que funcionar.

—Me alegra saber eso, cariño— sonrió, aunque JungKook ni siquiera lo mirara.

Caminó hacia el escritorio y se paró frente al azabache mientras que éste le prestaba total atención a su computadora. Sus ojos se movían rápido al igual que sus dedos, eso quería decir que estaba completamente concentrado en lo que estaba haciendo. Entonces este era el momento perfecto para avanzar.

Afterglow (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora