TREINTA Y UNO DE DICIEMBRE, EL DÍA FAVORITO DE EVIE AUNQUE MAL Y ELLA NO ERAN NADA, NI SIQUIERA AMIGAS.
Sus vidas estaban en momentos completamente diferentes y no se veían desde el pasado veintiocho de mayo del año pasado, cumpleaños numero veintitrés de Carlos, que festejo junto a su casamiento y solo por eso la princesa volvió a pisar Auradon después de casi diez años sin hacerlo.
Mal ya no estaba junto a Ben, los dos habían pasado varios desacuerdos y no pudieron llegar a nada por lo que Mal decidió romper la relación tanto con el como con el reino, y así fue como hace más de un año Audrey Rose reina junto a su esposo Ben.
Por otra parte Evie, se canso de la vida en Auradon, no era tan perfecta como ella pensaba y los principes ya no eran su prioridad, se mudó a un pueblo no tan lejos de Auradon, y su vida cambio más de lo que pudo imaginar. A los veintiun años tuvo su primer hijo, Matteo, un rubio encantador de cinco años, cuando viajo a Auradon su princesa —la única en ese momento— Emma de tres años y el se quedaron a cargo de una niñera, y nadie sospecho que Evie estaba embarazada de cuatro meses, en un embarazo gemelar. Esos mellizos actualmente tienen casiun añoy sus nombres son Max y Lilian.
Volviendo al cumpleaños de Mal, la ex reina recibio hace días una especie de calendario de adviento, y nadie sabe quien se lo mando, las pistas la confunden y le quedan dos días para que se acabe.
—¿Cual fue el regalo de hoy?.— Preguntó Jay con tono burlón.
—Marcadores acuarela, y la pista es unos arándanos. No puede ser ella, ¿No?.
—No lo sé. No sabemos mucho de Evie, se dice que tuvo hijos pero no los vimos en la fiesta. Aunque, solo ella te conoce tan bien, ¿No?.
—Pero ella me debe odiar, no somos nada, la dejé sola. Si tuvo hijos... ya no debe querer verme.
—Entonces busca otra persona que te conozca tanto, pero creo que no existe.
[...]
Apenas quedaban horas para las doce de la noche, Evie esperaba que Mal abriera ese numero a esa hora y no tener que pagar horas extras por una niñera.
Mal abrió el regalo sigilosamente no queria que nadie supiera que estaba despierta.
"Si como en los viejos tiempos quieres desayunar a este lugar deberás llegar".
Mal tomó su auto, y manejó con ayuda del GPS saliendo de Auradon a un lugar no tan cuento de hadas, estacionó el coche y definitivamente era ella.
Su mejor amiga, si es aún podía decirle así, estaba parada frente a ella, esperandola con otro regalo y un batido de frutillas.
—¿Por qué hiciste esto?.
—Porque el treinta y uno de diciembre me recuerda a ti todos los años. ¿Sabes?. Y dos personas hermosas preguntan "quien es esa a la que le cantamos el feliz cumpleaños" y necesitaba cantartelo en persona.
—Ya veo, ¿Te casaste?.
—No. Hablaba de mis hijos.
—Entonces Jay tenía razón. Bueno... gracias, me gustaron mucho los regalos, y felicitaciones.
—Me alegra que te guste, tengo uno mas y gracias. Puedes quedarte si quieres.
—Sí, no es que en Auradon me estén haciendo una gran fiesta.
Evie sonrió y le entrego el regalo, Mal lo abrió cuidadosamente para no romper nada.
—S-Se que no pinto tan bien como tú o que jamás seré buena para el arte pero...
Mal la callo de un be.. de un abrazo, el cuadro eran ambas juntas.
—¿Quieres caminar a casa tomando el batido?. La niñera me esta esperando.
Mal asintió, la casa de Evie no era un castillo y aun así era enorme, Mal recordó entonces los sueños de Evie de pequeña, no supo como Evie le estaba pagando a la niñera y dos niños estaban en sus brazos observándola con detenimiento.
—Mal, ¿Estas bien?.
—¿Aún sigues soñando con formar una gran familia con alguien que te ame de verdad?.— Preguntó seria, Evie la miró sorprendida.
—Sí, ¿Por?.
—Porque yo te amo de verdad, y uno de los veinte mil motivos por los que Ben y yo no estamos juntos es porque quise tener un hijo con el y ponerle tu nombre, el dijo que no, discutimos y ahora solo soy una estúpida chica parada junto a su princesa pidiendole una familia.
—M, yo también te amo. Pero, cuatro niños vienen conmigo, y no son tan adorables y calmados como los ves ahora.
—Lo sé, y se que me van a despertar a la madrugada con un llanto para que los alimentes y que probablemente cuando nos estemos dando amor nos interrumpan para ser alimentados pero yo quiero ser feliz contigo, juntas y lejos de historias de principes y princesas. La única princesa que quiero a mi lado eres tú.
—¿Lo soy?.
—Lo eres.
[...]
—¡MAMI MAMI!— Chilló Matteo,—La chica nueva quemó la cocina.
—¿Mal?. Oh shit, vamos abajo.
Ambos bajaron de la mano, Evie sonrió divertida y nostálgica, Emma rascaba la parte quemada de las tostadas y reía al ver a Mal quemándose con la tostadora.
—M, creo que me dejarás la cocina a mi, ¿Sí?.
—Yo quería ayudar.
—Mejor quédate pintando.— Murmuró el mayor.
—¡Matteo Mills!.— Gritó Evie, llevando la comida a la mesa, su hijo se encogió de hombros.
—Feliz cumpleaños.— Murmuró Emma, Mal le sonrió.
—Feliz cumpleaños.— Añadió detrás de ella su hermano.
—¿Y los me-
—¡No los nombres! Están durmiendo y si se levantan ahora no nos dejarán comer.
Evie rió por el comportamiento de sus hijos.
—¿Te mudaras con nosotros?.
Evie la miró.
—Sí tienen lugar sí.
—¡Asombroso! ¿Oíste eso? Un dragón me llevara al colegio.
—Mate...
—Bueno, solo si ella quiere.
[...]
—Seguramente te acaban de sacar las ganas de ser madre, y aún no conociste conociste a los mellizos. La puerta esta abierta.
—¿Bromeas?. Son adorables, y no veo la hora de tener un hijo con tu altura, mis ojos y nuestro pelo.
—Te amo muchísimo.
—Yo tambien te amo.