Capítulo 13

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13

Mini maratón 2/2

El día había transcurrido tranquilo, pasé la tarde en la playa, volvimos a cenar todos juntos, bueno todos menos Alex que había desaparecido desde hace tres horas, a dónde solo él lo sabe.

Pase horas sentadas en el muelle en una videollamada.

—Vamos a ir con el papucho de Alex —dijo una Sue muy emocionada— No lo puedo creer

—Tengo que ponerme celoso o algo —esta vez fue Josuan quien habló.

—No creo, a él le van más las ojiverdes —comento mi amiga sonriendo.

—Eres imposible Sue —respondí— Solo me dan dos habitaciones y pensé que Sue y yo podemos compartir una y tú puedes quedarte la otra —explique para Josuan— Espero que no sea un problema para ti vacacional con nosotras.

—Lo dices en broma —dijo— pensé que nunca me invitarían.

—Tengo una duda —dijo de pronto mi amiga— Esto es un viaje de pareja.

—Pero que dices Susana —agregué intentando no pensar en el imbécil buenorro— La única posible pareja en ese viaje son ustedes —aclare—. Lo único que yo haría con ese idiota sería lanzarle un zapato.

Tomamos varias fotos con filtros graciosos mientras Josuan pedía que le agregaran un filtro masculino y no más pelucas. Estos momentos eran mi curita al corazón, mi manera de evadir lo que cargaba desde hace años.

Nos despedimos, pero no sin antes Sue recordarme que mañana teníamos la reunión con los del salón para organizar la graduación.

Tome mis zapatos y me encamine a la casa, más concretamente hacia la cocina a por agua y luego a la cama.

Hasta que un ruido llamo mi atención. Estaban tratando de abrir la puerta, mire a mi alrededor y pille lo primero que vi.

Una olla vas a defenderte de unos ladrones con una olla.

Calla conciencia, déjame concentrarme.

Camine con la olla en la mano y me escondí frente a la nevera en posición de ataque lista para golpear a quien estuviera detrás de esa puerta.

Cuando sentí el cerrojo ceder, me lance con todas mis fuerzas contra la puerta abierta.

—¿Que haces loca? —en otra posición la escena hubiera sido chistosa, me encontraba con la olla a la altura de mi cabeza y con él sujetándola para que no cumpliera su cometido—. Me pensabas golpear con una olla —dijo arrastrando las palabras.

—¿Estás borracho? —negó con la cabeza a la vez que dejó caer el peso sobre la olla que sujetaba y casi se va de boca al piso— Pero no te caigas —dije ayudándolo a recuperar el equilibrio.

—¿Por qué me querías golpear? —pregunto como si no fuera obvio.

—No quería golpearte — expliqué— Solo que pensaba que eras un ladrón.

—Has visto alguna vez un ladrón sexy —dijo mirándose a sí mismo.

—Eh —fue lo único que pude decir.

—Te estás sonrojando Marita —dios ayúdame por favor.

—¿Marita? — pregunté

—Marita se sonroja porque piensa que soy un ladrón sexy —soltó una sonrisa baja— ¿Qué quiere que le robe este ladrón? ¿Otro beso?  O quizás...

—Detente —exigí sintiendo como se me calentaban las mejillas de nuevo— Que no recuerdas todo lo que dijiste la otra noche ¿Me quieres volver loca?

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