Alex
No iba a ser fácil volver a entrar en su vida, ni siquiera me quería respirando el mismo aire.
Cuando había llegado a la cocina estaban todos desayunando, el único sitio libre era a su lado, quise aprovechar la oportunidad y tantear el terreno.
— Buenos días —me coloqué a su lado.
De forma casi automática se levantó diciendo que llegaría tarde y desapareció en la que sería nuestra habitación hace un año.
— Nos vemos en la tarde —se despidió Sue.
No despegue la mirada del sitio vacío a mi lado hasta que volvió aparecer por el pasillo lista para marcharse.
— Hasta luego, Josuan —esto iba a ser más difícil de lo que pensé.
Mi amigo me miraba con cara de lo siento tío, pero te lo mereces por ser un imbécil mentiroso, vale no me miraba así en realidad, pero sabía que era lo que pensaba Amara.
Me levanté sin probar nada y me fui a la facultad, tenía demasiados pendientes. Aunque siendo sincero, lo único que estaba en mi cabeza era una pequeña de ojos verdes y un carácter del demonio.
La mayoría de los que habían sido mis compañeros se habían graduado, pero quedaban algunos que tenían materias perdidas y compartía clase con ellos.
No era que me importara mucho eso, pero al menos eran caras conocidas. Los profesores se alegraron muchos de mi regreso y algunos hasta me felicitaron porque de alguna forma se habían enterado de mi compromiso.
Regresé al apartamento encontrándolo vacío a excepción de Mara que se encontraba en el sofá hablando por teléfono.
— Sue, por favor, se me ha quedado la laptop y tengo todos mis trabajos ahí, la necesito para hoy... no, no puede ser mañana —escuche sin que se percatara de mi presencia—. Es solo un momento, puedes recogerla tú y cuando regresen traérmela... ¿Cómo que no vienen hoy a dormir? ... ¡¿Qué?! Lo último que haría en esta vida sería pedirle un favor a ese imbécil… Olvídalo Sue, no pienso decirle que...
— Podría llevarte a recoger tu laptop, no tienes que pedírmelo —levantó la vista dejando de jugar con el mando de la tele en su regaso.
— No hace falta —volvió a prestar atención al teléfono—. No escuches conversaciones ajenas Sue, ya dije que no.
Le colgó sin más y volvió su vista al televisor apagado.
— No implica ningún problema para mí, Amara — traté de que aceptara que la llevara—. Entiendo que no quieras ni escucharme, pero necesitas tu laptop, así que te ofrezco un trato, yo te llevo por ella y prometo no hablarte en todo el camino.
— ¿Lo prometes? —me miró con una ceja levantada—. Ni una palabra o te juro...
— Ahórrate las amenazas —quedó boquiabierta—. Solo dame la dirección.
Cuando revise la dirección que me había dado, apreté los dientes, tenía que llevarla a una residencia de chicos, automáticamente me giré hacia ella.
— Lo prometiste —levantó un dedo acusándome.
Pero, ¿cuándo se había dejado su laptop en una residencia de chicos? Monté en el coche tratando de no pensar en la respuesta a esa pregunta, mientras ella se colocaba a mi lado.
El lugar no estaba tan lejos, solo media hora en coche, cuando llegamos tuve ganas de decirle que esperará en el coche, que me encargaría de recoger su pertenencia.
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Fuimos Canciones
Novela JuvenilAlexander McCasthy parece tenerlo todo en la vida: amigos, éxito con las mujeres y una actitud segura y confiada que lo ha llevado a conseguir todo lo que desea. Sin embargo, todo esto cambia cuando conoce a Amara Grandstaff, una mujer completamente...