Capítulo 16

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16

Sentía una pesadez en mi cabeza, que enseguida asocié con resaca. Me dolía el cuerpo y algo encima de mí, me hizo abrir los ojos.

Si no fuera porque estoy acostada, me hubiera caído de culo. Alex McCasthy, don soy un témpano de hielo, gruñón e idiota, estaba durmiendo abrazado a mí, como si fuera una almohada.

De pronto mi mente se vio invadida por recuerdo de la noche anterior y mierda ¿Ahora que hago?, había sido maravilloso, no lo puedo negar, pero no tenía que haberme quedado dormida aquí.

Estas cosas me jodían, la mañana siguiente, ¿cómo reaccionar?, ¿me voy?, ¿me quedo?, ¿espero que me eche de aquí?, joder, no estoy hecha para esto.

Así que sin pensarlo más, retire lentamente su mano de mi cuerpo. Levanté la sábana que nos envolvía para cerciorarme que seguía desnuda, cuidadosamente hale la sábana que compartíamos, me envolví en ella, levantándome de la cama. Recorrí rápido la mirada por el suelo en busca de mis pertenencias.

Una vez las tuve conmigo, iba dispuesta hacia la salida, pero algo llamo mi atención. Un cuerpo completamente desnudo en una cama, su cuerpo. Una sonrisa escapó de mis labios al verlo dormir bocabajo, con sus glúteos expuesto.

Son unos buenos glúteos.

Sí, conciencia, son unos glúteos perfectos.

Negué con la cabeza y salí del lugar del pecado. Bueno, ahora viene la parte difícil, llegar a mi habitación sin encontrarme con nadie y que Sue se encuentre ahí.

Recorrí los dos pasillos que separaban nuestras habitaciones sin que nadie se percatara de mis pintas.

Toque la puerta tres veces rezando internamente que mi amiga se encontrará. La cuarta vez que toque, la puerta se abrió con una Sue soñolienta.

—¿Y esas pintas? —preguntó mientras entraba a toda prisa—. ¿A quién le robaste esas sábanas Amara? —cuestionó burlándose de mi aspecto.

—No lo vas a creer —fue lo único que pronuncié.

Entre al baño para darme una ducha. Sue seguía parloteando sobre que le diera detalles morbosos y que confesara quién había sido el afortunado.

No había necesidad de darle un nombre, ella ya lo sabía, solo quería verme aceptar lo que había sucedido.

—Alex McCasthy —asumí en voz alta—. Me acosté con Alex.

—Lo sabía —dijo Sue—. Era cuestión de tiempo verte bajar las bragas por el heredero de los McCasthy.

—Mas bien me las bajaron —Sue explotó en una carcajada—. Tenía unos glúteos —conté haciendo en gesto con las manos como si estuviera agarrándolos.

—En serio, Amara —soltó mi amiga desde la cama—. ¿Me vas a hablar de sus glúteos?

—Es que eran glúteos bonitos —asumí—. Me dieron ganas de pincharlos con mi dedo —hice el gesto en el aire—, pero lo hubiera despertado y tengo planeado fingir demencia.

Termine de arreglarme para dirigirnos a explorar los alrededores de este hermoso lugar. Fui en busca de mi teléfono, cuando me percaté de un detalle.

— No, no, no —seguí repitiendo mientras buscaba mi móvil.
—¿Qué sucede? —preguntó Sue mirándome raro.

—No encuentro mi móvil —informé preocupada—. Lo dejé en su habitación.

—Recuerdas eso de fingir demencia —me recordó—. Descártalo, si quieres recuperar tu teléfono.

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