Capítulo 23: Final

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—¿Estás …? —una voz me sacó de mis pensamientos—. No sé ni que decir, porque está claro que bien no estás.

—No, Sue —seguí mirando a la pareja con tres años de relación.

Una mano en mi espalda me hizo desviar la mirada y centrarme en mantener mi máscara de todo está bien.

—Cariño, acompáñanos un momento —pidió mi padre que me llevo hasta donde estaban sus amigos.

La mirada de Rebecca solo me dio las respuestas de lo que quiso decir aquella mañana que me encontró con su hijo.

—¡Felicidades! —dijeron mis padres—. ¿Qué se siente ver a tu bebé a unos pasos del matrimonio? ¿Dónde está el novio?

No quería escuchar nada que tuviera que ver con él, así que mire hacia otro lado esperando que alguien me sacará de aquí. Me vi bastante jodida en el momento que los novios decidieron hacer acto de presencia.

—¡Felicidades, campeón! Te llevas a una linda jovencita —siguió hablando mi padre.

—¿Esta es tu niña? —preguntó la chica de forma educada.

Yo, yo solo quería que la tierra se abriera y me evitará pasar por este momento. ¿Cómo la miraba a la cara? ¿Cómo le hablaba sabiendo que el chico que tenía al lado era mi novio? Un novio que estaba comprometido.

—Amara Grandstaff —tendí mi mano en modo de saludo.

—Claire Jhonson —respondió sujetada del brazo de Alex—. Al fin conozco a uno de sus amigos, es un poco reservado en ese aspecto y eso que ya son tres años, ni que le fuera a robar a sus amigas, tontito —dijo lo último para él, pellizcando una de sus mejillas.

—No somos amigos —respondí más seco de lo que quería sonar y me lamenté en cuanto tuve todas las miradas encima, incluso la de él—. Solo somos... conocidos.

—Pensé que ... No importa, aunque no seas su amiga, si puedes ser la mía —no lo creo, pensé para mí.

—No creo que las amistades funcionen así —dije tratando de ser educada.

—Verás que te caigo bien, no existe persona que me conozca y no quiera ser mi amiga —yo conozco a una, quise decir.

Me giré hacia Alex buscando terminar la conversación con su prometida. No tenía nada en su contra, pero estaba empezando a cabrearme.

Tratando de mantener la calma en medio de esta tormenta, tendí mi mano hacia él que la tomo enseguida y ahí estaba esa corriente que me recorría todo el cuerpo cada vez me rozaba, pero ya no tenía la misma intensidad.

—¡Felicidades por su compromiso! —dije con una sonrisa forzada.

Justo cuando fue a responder, alguien interrumpió y nunca estuve más feliz de ver Esteban como en ese momento. Aunque claro, Esteban era un arma de doble filo, no sabía por donde podría venir.

—Espero que no tengan ningún problema con que me lleve a esta belleza de mujer —expresó tomándome por la cintura—. Suegro con su permiso.

—¿Cómo qué suegro? —preguntó mi padre—. ¡Será atrevido!

—Algún día tendrá que aceptarlo —respondió Esteban con sorna.

—Pero, ustedes no habían terminado —bombazo informativo.

Aquí está la razón por la cual Esteban es una arma de doble filo, viene ayudar, pero a su paso algo debe salir dañado.

La cara de Alex era todo un cuadro, su mirada eran dagas filosas y la vena del cuello parecía querer explotar, nunca le agrado el tema de Esteban.

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