V: LA LLEGADA DEL CUARTO

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Aziraphale miraba al demonio mientras estaba paralizado. No podía ser real todo lo que estaba viendo, tenía el corazón a mil revoluciones. ¡No podía creerlo!, ¿qué le pasaba a Crowley?, Había demostrado su subordinación a esa niña que lo llamaba papá, provocando a cada uno de los presentes, demostrando saber mucho de ellos y diciendo cosas a sus oídos. Estaba mandando un mensaje claro pero peligroso.

¡Qué ridícula manifestación de intensiones! - pensó- ¿qué estupidez acabas de hacer Crowley?

Los poderes manifestados daban miedo, posiblemente el demonio no lo notó, pero en el momento en que la niña pidió que los presentara, se podían escuchar las voces de todos los ángeles y demonios diciendo sus nombres como un murmullo aterrador e insoportable.

Cuando la audiencia parecía haber terminado ocurrió algo que lo dejó temblando.

- PAPA, ¿podemos hacer otra cosa?

- ¿Qué quieres mi bebé?

- Helado

- ¡Que buena idea!, ¡conozco el mejor sitio de helados!- vio a Crowley sonreír con picardía y decir - Lo siento, iremos por helado. 

Y antes de que desaparecieran escuchó la voz de la criatura en su mente.

- ¿Quieres acompañarme a comer helado?

Y Aziraphale en su mente contestó "Sí", y es por eso que terminó sin planearlo, en Roma Italia, exactamente al frente de la heladería Il llegato di San Crispino . Un lugar del que tenía buenos recuerdos. En la década de los 50 entró a comer un excelente helado ahí junto con Crowley, se encontraron en el lugar luego de un complicado evento con la mafia y el clero. Cuando el demonio dijo que llevaría a la niña a la mejor heladería, era obvio que la llevaría ahí.

Por algún motivo recordar ese grato momento le causó dolor al corazón del ángel. Estaba al frente del negocio, temblando y aterrado por lo que pudiera pasar.

Tuvo que esperar unos minutos para calmarse, y luego un poco más repuesto entró al local encontrándose con Crowley de frente quien estaba en la caja.

- ¿Tú que haces aquí?

Era obvia la sorpresa del hombre quien hizo un gesto de tragar saliva.

- La-la niña me invitó a comer helado- contesto de manera nerviosa.

El demonio hizo un gesto con sus labios de disgusto y señalo una mesa.

- Está allá. No te acerques mucho- le advirtió.

Aziraphale se le quedo mirando por un momento, si hubiera tenido la oportunidad lo hubiera abrazado, pero Crowley le dio la espalda y comenzó hablar con la empleada de la caja.

Confundido, dio media vuelta y se dirigió caminando hacia la mesa donde estaba la niña. Cuando caminaba se dio cuenta que se estaba dirigiendo más lejos de lo que había recordado, el local no era tan grande pero una vez llego a la mesa, podía ver a Crowley muy lejos como si la caja estuviera a unos 30 metros.

En la mesa la niña estaba coloreando, seguramente una estrategia del local cuando venían niños pequeños para mantenerlos entretenidos.

- Eh... ¿Hola?

- Hola, ¿Cómo te llamas?

- Aziraphale- la niña mostro una sonrisa hermosa que hizo al ángel sonreír- ¿y tú?

- Jassibe - la niña se ríe mientras dibuja en el papel.

El rubio parecía confundido pues la niña realmente actuaba como una.

El juicio finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora