XIV: UNA ROSA Y UN CAFÉ.

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Volviendo a la actualidad y explicado el contexto con Alastor nuestros personajes estaban en la librería en medio de Soho, ¿debía estar la librería en Soho?, La respuesta era sí y no. Este lugar estaba antes en la inmensidad del cielo a razón de aquella icónica frase : "Oh Crowley, nada dura para siempre". Al demonio pelirrojo le destrozó su corazón, amaba esa librería, le encantaba ir allí, el mismo ángel había dicho que era de ambos.

Oh cuanta confusión le causo al demonio escuchar que la librería era de ambos, porque pensó que era una aceptación de un compromiso, era una afirmación previa a que ambos fueran pareja, aunque esa afirmación fuera vacía, una manipulación del ángel para poder usar el auto.

Quiso demostrarle que la librería duraría para siempre como el amor que le tenía. Claro en ese momento tenía mucho dolor, y estaba tan triste que hizo ese milagro.

Como sea, Crowley en su deseo milagroso estableció que la librería estaría en la inmensidad hasta que ambos estuvieran juntos en el edificio, pero talvez debió leer la letra pequeña, porque en ningún lugar había puesto la palabra reconciliación, por tanto al cumplirse la condición base, la librería volvió a Soho. Esto ponía en graves problemas a Saragael y a Muriel, y a al mismo edificio.

- Se suponía que el sitio donde estábamos era seguro y ahora en Soho se van a dar cuenta de que escapamos.

- No solo eso- miró Aziraphale a Crowley con cierto temor- van a volver atacar la librería, casi no sobrevive al último ataque de los demonios.

- ¿Pero qué vamos hacer?, no demora y... - respondió un tercer ángel

Crowley hizo un gesto de incomodidad, trago saliva y sin participar en la conversación caminó hacia el fondo de la librería hacia el cuarto privado dejando de escuchar sus voces, un sonido de ahogo salió de su ser, la crisis de asma se había presentado en el peor momento. En su interior podía sentir la maldad yendo hacia donde estaban ellos, cerro los ojos y cuando los abrió estaba encima del techo.

Mientras tanto en la primera planta de la librería Aziraphale miro a la niña y buscó al que faltaba.

- ¿Dónde está?- hizo un gesto de temor

- En el techo- respondió la niña señalando arriba, mostraba sus ojos una luz verde intensa que tuvo una reacción en el ángel rubio.

- ¡Atrás!- le ordena a Saragael y a Muriel señalando el lugar- ¡al fondo rápido!, ¡vienen atacarnos!

El ángel se paró en la puerta de manera defensiva y sintió algo que no había sentido hasta ahora, el poder que le había concedido el vínculo. Pudo sentir cada alma de los humanos que estaban Soho , sus calles, sus voces y su ubicación, fue como si de repente tuviera un mapa satelital y pudiera ver y sentir cada ser, incluyendo uno que estaba encima de ellos en el techo alzando las manos mientras hacia un sonido horrible.

Aziraphale se conectó por primera vez con los deseos del ente, y sus ojos se tornaron azules. Se dio cuenta que debía proteger a todos los humanos y seres sobrenaturales inocentes. Venia un grupo desde la tierra, y otro desde el cielo.

En el techo Crowley hacia un sonido extraño mientras alzaba los brazos y las nubes se ponían negras, sintió como si se desconectara de su cuerpo, el agua caía a su alrededor y él miraba fijamente al cielo con una extraña sonrisa.

Aziraphale mostró un gesto duro, bajo sus manos usando el poder celestial en la tierra y fue así como en todo Soho comenzó a verse una niebla densa que unida con el agua hacían el lugar impenetrable.

Del cielo comenzaron a caer flamas, ceniza y pequeñas piedritas, como si se hubiera quemado papel.

Las flamas se apagaban al contacto con la niebla que iba a subiendo por encima de todo de manera lenta.

El juicio finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora