IX: EL COMIENZO DEL VIAJE.

90 14 6
                                    

El tiempo no tiene espera, pero para una fuerza primordial su valor es relativo, muchos hablan del tiempo de Dios, y muchos no entienden el concepto. En un universo tan grande no hay un solo Dios, ¿o sí?, sea como fuere la misión estaba ordenada, y ambos adultos no sabían que esperar de tan curiosa petición.

Esa mañana Aziraphale encontró que la niña seguía dormida, tenía una sensación extraña y salió en búsqueda de Crowley. Encontró al hombre que quería sentado en la terraza sin sus lentes y mirando fijamente un punto fijo. Era la primera vez que podía ver sus ojos directamente, el demonio había sido muy cuidadoso en usar sus lentes en todo momento, había perdido su mirada, y sus emociones, le había dicho que no volvería a ser vulnerable y eso implicaba no volverle a mostrarle sus ojos.

Tenía la mirada tranquila, sus ojos tenían un hermoso amarillo claro, su rostro no tenía ninguna tensión y se observaba francamente atractivo para él.

Aziraphale miró alrededor y no comprendía que estaba pasando. Le habló sin respuesta. Movió su mano al frente de su cara y no hubo reacción alguna. La mirada estaba puesta en el horizonte, y de repente lo vio parpadear mientras sonreía. Preocupado decidió tocarle el hombro, y en ese momento él mismo despertó. Estaba en su cama y se escuchaba música de Queen en el primer piso. "Que sueño tan raro", dijo con su voz aguda.

Al bajar las escalera los encontró en la cocina, y Crowley estaba en especial sonriente jugando con la niña mientras cantaban I Want to be freak Free usando una escoba como micrófono. El ángel , se rio y se preguntó cuántas veces en soledad el demonio imitaba el video de Freddy Mercury. La niña se lanzó a saludarlo, y Crowley le bajo el volumen a la canción, la diversión había terminado.

- Pensé que no te gustaba dormir, ¡es falso!, otra mentira tuya.

- No, no me gusta, realmente estaba despierto ... o pensé que estaba despierto.

El demonio mostró una actitud burlona, parecía menos enojado con él sin embargo era claro que en su primera frase lo había tratado de mentiroso. Parecía que habían comenzado a usar el arte de lastimarse de manera amable sin que la niña notara el contexto.

Después del desayuno comenzaron a planear la misión. A Crowley le pareció divertido hacer que la niña girara un globo terráqueo y parara con su dedo en el lugar donde quisiera ir, en últimas deseaba visitar el mundo, y se debía comenzar por algo.

Cuando la niña puso el dedo, ambos adultos se miraron decepcionados.

- Repitamos, cayó en medio del océano atlántico- dijo el ángel de manera amorosa.

- Pero quiero ir ahí- respondió la niña.

Y fue así como terminaron en una embarcación en medio del océano atlántico, y literalmente en medio de nada. Con una sonrisa nerviosa el ángel sonrió y dijo en tono de incomodidad y nerviosismo.

- Muy bonito el océano- dijo tomándose del borde del barco que se movía con la marea- me estoy mareando.

- ¿Y esos que nos están rodeando que son?- responde con inocencia la niña.

- Son tiburones - replicó Crowley con una sonrisa.

- ¿y que comen? - pregunta la pequeña

- Niñas - dice el ángel tratando de demostrar amabilidad mientras su cara demostraba pánico- ángeles y demonios si les permite, ¿podemos irnos ya?

Crowley le miró con burla, el ángel tenía la misma expresión o peor de cuando el manejaba rápido. Pero no se fueron inmediatamente para desgracia del ángel pues posteriormente aparecieron ballenas, delfines y otros seres del mar.

El juicio finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora