Caminé sin rumbo por el espeso bosque. La sangre fresca caía a borbotones de mis manos, creando un camino sangriento tras de mi.
Apreté el cuchillo con las pocas fuerzas que me quedaban. Me encontraba exhausto y aturdido, incapaz de recordar nada. Sólo notaba el calor generado por las llamas a mi alrededor.Una serie de voces me llamaban a lo lejos, pero no sentía ni las energías ni el valor suficiente como para responder. Hasta que unas manos se posaron con fuerza sobre mis hombros, obligandome a encararlo.
-¡¿Se puede saber que has hecho Jeff?! ¿Donde están Sally y Alice? -me gritó Toby fuera de sí, zarandeandome con fuerza.
-A...ayu...da...las -dije inconscientemente antes de desmayarme.
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-Jeff, despierta. Ahora -me ordenó una voz grave y furiosa.
-Slederman -dije por lo bajo abriendo los ojos lentamente- ¿Qué ha pasado? ¿Qué...?
-Eso tienes que decírmelo tú Jeffrey -tragué saliva ante el tono de voz que estaba utilizando, aún más duro del que estaba acostumbrado.
Me incorpore, notando una serie de pesos sobre mi cuerpo. Me miré y me encontré con que estaba encadenado a una de las paredes de lo que parecía ser un sótano mal iluminado. Completamente confundido lo miré, asombrandome al ver como una serie de moratones y cortes adornaban su pálida piel. Me quedé estupefacto ya que nunca nadie se había atrevido a tocarle y habia vivido para contarlo.
-Jeff, -llamó mi atención- ¿donde están Sally y Alice?
Tras unos segundos reaccione, intentando recordar los últimos eventos acaecidos en el bosque. Sin mucho éxito.
-No... no lo sé -admiti- No me acuerdo de nada.
El simplemente afirmó con la cabeza para sí mismo, pensativo. Dando vueltas de un lado a otro de la habitación, poniéndome aún más nervioso de lo que ya estaba.
-Slederman, ¿que ha ocurrido? -exigi una respuesta, aborrecia que me ocultaran cosas, y más aún cuando tenían que ver conmigo- ¿Qué hago encadenado?
Siquiera me miró, si es que es posible sin ojos, y, haciendo caso omiso de mi presencia, agarró algo que había en la esquina y salió de la habitación.
Bufé resignado guardándome las ganas de gritarle e insultarle. Pero no, quería seguir vivo aunque fuera un solo día más. Aunque lo de vivo se podría discutir... Aburrido me tumbe en el suelo aprovechando aquel momento de soledad para examinar mi alrededor. Primero me centré en la sala, en búsqueda de algo que me pudiera servir para salir, pero esta se hallaba completamente vacía a excepción de la puerta de metal vieja y oxidada frente a mi, y una pequeña bombilla que colgaba del techo.
Después pasé a analizar mis ataduras. Al igual que la puerta estas eran de metal. Además de que estaban lo suficientemente apretadas como para hacerme sangrar con el más mínimo movimiento. Y mi cuerpo... me encontraba completamente ensangrentado y dolorido, no me sorprendería tener unos cuantos huesos rotos.
-¿Jeff? -oí como la puerta se abría, dejando entrever a Toby, que se debatía entre entrar o no.
-¿Toby, que pasa? -pregunte lo más suave que pude, sorprendiéndome hasta a mi.
Este entró por completo, cerrando la puerta tras de sí y sentándose frente a mi.
-Slederman dice que no te acuerdas de nada -se rascó la nuca, aún nervioso e inseguro- Así que creo... que debería lo que ha ocurrido para... bueno... para ver si recuerdas algo.
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Obsesion asesina
Paranormal¿Conoces a los creepypastas? ¿Conoces a Jeff the killer? Da miedo, ¿verdad? ¿Que persona seria capaz de tirarle un jarron a la cabeza? ¿Que persona seria capaz de echarla de su casa a patadas? La respuesta es sencilla, yo. Solo yo soy tan imbecil de...