Andrea Williams

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Sam

Al caer la noche, no hubo éxito en establecer una señal en la radio, pero, si planeamos una ruta de escape por la costa oeste donde nos dirijiriamos a la ciudad de San Francisco; cenamos unos frijoles enlatados que conseguimos en el centro comercial y al cabo de una hora nos dispusimos a dormir.

A la mañana siguiente.

Nos despertamos a las 6:00 am, desayunamos unos huevos revueltos con chocolate para tener energías en este importante día, empacamos todo lo necesario, cojimos las armas y salimos hacia el carro de Frank.

Alejandro

Nos dirijimos a la avenida weverly para cojer la ruta de la costa oeste y llegar a nuestro destino que es San Francisco.

En el camino todo estaba en calma, me parecía extraño ya que unas horas antes todo era un caos. Acercándonos a la avenida weverly, divisé a una chica muy alterada que venía corriendo como si su vida dependiera de ello, ¡ y así era !, un infectado la venía persiguiendo, ella gritaba por auxilio mientras que Frank sólo la ignoraba, yo le grite a Frank.

- ¡PARA ESTE MALDITO AUTO! - exclamé, - NECESITA NUESTRA AYUDA - paró en seco en ese momento, casi me golpié con el asiento de el frente con ese efecto de inercia.

- Si alguien la va a salvar, serás tu, no quiero tener una boca más que alimentar. - Dijo muy indiferente.

- Pues bien, lo haré yo mismo. - Dije muy molesto, me bajé del auto a toda velocidad, coji mi arco y buscaba el tiro perfecto para acabar con la vida de ese zombie, el tiempo parecía congelarse, la chica misteriosa corriendo y el infectado detrás de ella, le grité

- ! AL SUELO ! - me obedecio, deje de respirar para lograr un tiro perfecto y... ! BOOM HEADSHOT !, decía en mi mente, ella estaba aterrada, pero bueno, al menos no hay peligro, corrí hacia ella y la ayudé a levantar, era.... Hermosa, piel blanca, cabello rubio y unos bellos ojos azules.

- Estás bien? - Dije con tono de preocupación.

- Si, eso creó - Su voz es tan dulce, creó que me estoy enamorando - Cómo puedes estar enamorado si la acabas de conocer. - Quién eres? - Tu conciencia. - Callate, no me ayudas tanto. - Es la verdad. Maldita conciencia, metiéndose donde no la llaman.

- Muchas gracias - Sus palabras me sacaron de mi trance, enserio estaba tan distraído con sólo su presencia?, podría haber explotado una bomba a mi lado y no le hubiera hecho caso, esta chica es especial.

- No hay por qué, Estás sola?

- Si, mis padres se convirtieron en esas cosas, estaba aterrada así que salí a refugiarme a la casa del árbol de mi hermano

- y tu hermano dónde está?

- Él... Murió hace unos dos años - dijo a punto de sollozar.

- Oh, lo lamento, no debí preguntar.

- Tranquilo, no pasa nada, ya lo superé.

En ese momento Frank tocó la bocina, joder, como suena esa cosa, no me sorprende ya que su camioneta esta modificada veas por donde la veas, en mi mente maldecía a Frank por arruinar el momento, pero tenía razón, no podíamos quedarnos hablando ahí, teníamos que seguir con el plan. Corrimos hacia la camioneta y estábamos a punto de montarnos cuando...

- Ella no se va a subir con nosotros. - Dijo Frank muy serio

- Oye, danos un momento por favor. - Le dije a la chica, nisiquiera le he preguntado su nombre, que tonto soy.

- Claro - Dijo ella

- Deja la subir por favor, yo la cuidaré, si no la quieres alimentar pues dividiré la mía en dos y se la daré, por favor Frank te lo suplico. - Dije rogándole y esperando a que cambiará de opinión.

- Cariño, creó que deberíamos dejar que viniera con nosotros, parece buena chica. - Dijo Camila.

- Esta será la última vez Alejandro Smith, me oíste? - Dijo Frank, en mi mente estaba festejando

- Ven - le Dije a la chica - subete al auto

- Muchas gracias- dijo ella

Después de un largo viaje, empezamos a hablar y a conocernos mejor. Su nombre era Andrea Williams, tenía 15 años al igual que yo, viene de una familia adinerada, y para mi sorpresa ¡estudiaba en mi misma preparatoria!, como no pude verla antes, bueno quizás sea por que me la paso entrenando o en la biblioteca estudiando.

Llegamos a la avenida Weverly - ¡ POR FIN !, realmente nunca he sido una persona paciente, pero para nuestra sorpresa, la autopista para dirigirnos a la Costa Oeste estaba repleta de automóviles vacíos que obstruían el paso.

- Ahora qué? - Dijimos Juan, Camila, Andrea y yo a Frank, Christian y mi padre.

- Hay que buscar otro camino. - Dijo Frank.

Luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora