Alejandro
Ruido metálico que me dejaba los pelos de punta, giré mi cabeza para ver de qué se trataba, era la compuerta que nos dividía de la anhelada ciudad, se estaba abriendo, era indescriptible la escena que veíamos, salían y salían soldados, autos con torretas en la parte superior de estos, iban en perfecta coordinación, se iban acercando a los infectados rapidamente, apuntaban todos a un mismo objetivo, la horda de infectados, no nos habíamos equivocado al escoger esta ciudad, tienen una fortaleza de hierro literalmente, nos tuvimos que hacernos a un lado, nos dividimos, unos en una punta del puente y nosotros en la otra.
Ruidos estrepitosos, ensordesedores, tuvimos que tirarnos al suelo y tapar nuestros oidos, caían como moscas, tardaron por lo menos unos cinco minutos en acabar con esos cientos de monstruos, al terminar de matar a todos, todos los carros y camionetas se devolvieron a la ciudad, mientras que los militares nos rodearon a todos nosotros contra la pared, se sentía fría, estaba oxidada, y para colmo nos apuntaba con sus armas, no les mentiré, sentía un miedo profundo al ver todas esas luces rojas apuntandonos.
- Salgan de aquí ahora, no recibimos gente infectada. - Nos hablo un militar, supongo que era el Mayor, me sentía frustrado, toda la gente piensan ahora que todos están infectados, bueno, pues es entendible, el mundo se fue a la mierda, la "confianza" ya no existe aquí.
- Por favor, venimos de Los Angeles, no estamos infectados, si quieren revisenos, solo queremos un lugar seguro, después de todo lo que hemos pasado, soóo queremos descansar, sólo eso, por favor.... -Contesto mi padre, Frank miraba a los militares con una cara de odio, se nota que no le gusta sentirse débil antes los demás, típico en su personalidad, una persona fuerte y con carácter, las chicas estaba también asustadas pero se mantenían neutrales en todo momento, todos saben que al más mínimo movimiento brusco que uno realice, estas personas nos pueden volar la cabeza, siempre ha sido así y así será.
Sólo murmuraban cosas, ya me tenían los nervios hasta plutón, saber que tu futuro depende de una persona no es para nada agradable, aunque, antes de todo esto también se veía esta situación, como por ejemplo, los maestros, tu futuro dependían de ellos, si te ayudaban a pasar el año escolar o en la universidad el mismo caso, o que tus padres te prohiban salir a algún lugar, y ahí mismo conocerías a el amor de tu vida, etc.
- Entren, pero primero se hará la revisión.
- Muchísimas gracias. - Respondió mi padrr más tranquilo.
Lo siguiente que pasó es que trajeron una maquina que se inyectaba en el brazo para saber si la sangre tiene la enfermedad o no, dolía, pero bueno, con tal de pasar a ese "paraiso", por así llamarlo. Fuimos pasando uno por uno, por suerte, nadie estaba infectado, las casas y torres estaban amuralladas y protegidas con cercas, aunque es ridículo, con severa fortaleza que está en las diferentes entradas de la ciudad, no creo que algo o alguien pase por ahí.
Nos recibieron amablemente las personas de la ciudad, estaba bien organizado, en una parte donde dormiríamos, por otra los hospitales, las iglesias, los suministros como gasolina el agua y la comida, era un sueño, hace ya semanas todo era un caos, pero aquí adentro..., te sientes en paz, te olvidas de lo que hay alli afuera.
Fuimos a hospedarnos en una de las casas, compartiríamoa todos en una sola.
- ¡Por fin! - Grité al ver un colchón en la sala, por consiguiente me tiré en él.
- Ya extrañabas um buen descanso. - Dijo mi padre palmeandome la espalda. - Extraño mi sillón en Los Angeles. - Concluyó.
-Yo también extraño mi vieja vida. - mis amigos, ¿ qué será de ellos?, habrán sobrevivido?, no lo harán?, los extraño tanto, no puedo de la nostalgia, como quisiera que todo esto acabara de una vez, pero se que no es posible, por que ocurre, no lo puedo cambiar, sólo hay que esperar un milagro.
Cada uno fue a su respectiva habitación y nos fuimos a dormir en esas cómodas camas, como nos hacia falta. Al despertar nos dirigimos a la cocina, cada casa tenía su mercado y tenía que saber distribuirlo en todo el mes, además, cada mes escojen a un grupo de 10 personas para ir de exploración a otros estados para recolectar provisiones y demás, se hace al azar, dicen que todos los que han ido han regresado sanos y salvos pero quién dice que no puede ocurrir tarde o temprano?.
- ¿Ahora cuál es el plan? - Preguntó mi tio christian aún teniendo comida en la boca.
- Quizás nos quedemos aquí un buen tiempo, parece un buen lugar. - Respondió Frank.
- Nosotras debemos buscar a nuestros padres. - Dijo Gabriela.
- Te ayudaremos a encontrarlos, mañana podría ser, quizá tengan una lista de quienes están habitando aquí. - Respondí.
- Gracias. -respondieron al unisono.
Después de todas las charlas, risas y anécdotas, nos dispusimos a dormir, pero ahora era diferente, por fin tendríamos esa tranquilidad.
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Luz en la oscuridad
Science FictionUn hombre de 33 años llamado Sam Smith es un reconocido doctor de la ciudad de los angeles con una especialización en neurología, vive una vida tranquila en beverly hills con su hijo llamado Alejandro de tan solo 15 años; Alejandro es un joven depor...