...¿Dónde está él?...

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Tan pronto cómo Hugo abrió los ojos, sintió todo su cuerpo entumecerse a causa del dolor, obligándolo a morder con fuerza su labio inferior para no gritar. Pocas en la vida había sentido un dolor parecido, y eso solo cuando Donella le daba unas buenas palizas si es que fallaba en algún robo. Pero de inmediato su mente lo obligó a enfocarse en el momento actual, concentrándose en tratar de reconocer en dónde rayos estaba; tuvieron que pasar varios minutos antes de darse cuenta de que estaba en el cuarto que iba a compartir con Varian en el palacio durante un par de días.

Varian...

Tan pronto ese pensamiento llegó a su mente, el rubio comenzó a escanear toda la habitación con la mirada en busca de su novio, poniéndose nervioso al no verlo por ningún lado; era extraño que no estuviera con él. Y más extraño aún era que Olivia no estuviera en su bolsillo o en cualquier otro lado del cuarto.
Sencillamente todo se sentía mal.

Y fue entonces cuando recordó la pelea que habían tenido, la explosión y como Varian también había salido herido; lo cuál solo logró ponerlo aún más inquieto. ¿Y sí acaso Varian había?... ¡No! ¡No! Aquello era imposible, de seguro el chico estaba bien y solo había salido del cuarto un momento, ¿cierto?

Así que, aferrándose a aquella esperanza, decidió tratar de llamarlo. Su garganta estaba algo reseca y se sentía muy débil, por lo que no pudo hablar muy alto cuando abrió la boca, pero algo era algo.

— Va- Varian...

No hubo respuesta, lo qué puso al ojiverde aún más nervioso de lo que ya estaba, si eso fuera posible. ¿Dónde rayos estaban todos? ¿Porque no había ningún ruido de guardias hablando o de gente caminando por los pasillos, al menos?
De repente, el hecho de no poder ver más allá de las cuatro paredes de aquel cuarto comenzó a desesperarlo, necesitaba saber que estaba pasando, en dónde estaba todo el mundo, saber si Varian estaba bien...

— ¿Varian?... ¿Yong? ¿N-Nuru? —Llamó, observando de forma insistente la puerta, deseando con todas sus fuerzas que alguien la abriera —...¿Olivia?...

Todo el cuerpo de Hugo comenzó a doler cómo el mismísimo infierno cuando se levantó de la cama con dificultad para intentar salir del cuarto, provocando que cayera al suelo a los dos pasos y que un par de lágrimas rodaran por sus mejillas mientras tomaba nota de los vendajes en su brazo derecho y las quemaduras en parte de su rostro.

—Excelente... —Gruñó de forma sarcástica, aferrándose con dificultad a la cama para levantarse de nuevo, ignorando como sus piernas temblaban, casi incapaces de sostenerlo y como el más mínimo movimiento lo hacía querer gritar del dolor.

Aún así, lenta y tortuosamente se dirigió a la puerta al otro lado del cuarto, la cruzó y comenzó a avanzar por los pasillos del palacio, tratando de controlar su respiración y sus emociones. "Céntrate" "Enfócate en lo que quieres lograr" "El mundo no se va a ajustar a lo qué quieres, tú tienes que ajustarte a él". Todas esas frases llegaban a la mente de Hugo con la voz de Donella, claro, pero eso no quitaba que lo ayudaran a concentrarse y a sobrellevar el dolor. Casi se sentía orgulloso de estar aguantando todo eso y provocaba que el ojiverde deseara que su madre adoptiva se hubiera dejado salvar para que pudiera verlo en ese momento.

¿Quería que fuera fuerte? Bien, sería la persona más fuerte que hubiera caminado sobre la maldita faz de la tierra, le daría a esa desgraciada justo lo qué...

No, aquello no estaba bien. Resentimiento, culpa, tristeza, soledad... No podía dejar que esas emociones lo consumieran.

—¡Varian!...

Su vista se volvió a nublar por las lágrimas, las piernas le fallaron por completo haciéndolo caer de rodillas al suelo. Y fue entonces cuando Hugo se desmoronó, llorando tanto del dolor como de la impotencia emocional qué sentía.
No entendía que estaba pasando y odiaba sentirse tan indefenso. Si al menos su novio estuviera con él se sentiría mejor, pero ni siquiera sabía dónde estaba.

— ¡Hugo!

Nuru y Yong corrieron hacía él en cuánto lo vieron en medio del pasillo. El médico les había dicho que despertaría pronto, pero al menos esperaban estar de regreso cuando eso pasara.

Yong fue el primero en llegar hacía el rubio, pasando su brazo por sus hombros para ofrecerle apoyo mientras lo ayudaba a levantarse. Nuru se apresuró a hacer lo mismo del otro lado.

— Hay que llevarlo de regreso a la cama... Está muy mal...

Pero el ojiverde ni siquiera prestó atención a esas palabras. Tan solo levantó la vista para buscar a la única persona que le interesaba ver.

—¿Dónde... dónde está Varian? ¿Esta bien?...

Nuru y Yong tan solo intercambiaron una mirada de preocupación durante un par de segundos. Antes de que la mayor suspirara para hablar.

— Solo regresa al cuarto y te explicaremos todo...

—¿Explicarme qué? N-no lo entiendo... — Hugo tan solo podía observar a ambos casi con desesperación. — Por favor, solo quiero saber cómo está Varian. ¿Esta herido? ¿Lo tienen en alguna enfermería o ...?

— ¡Hugo, solo vuelve a la maldita cama! — El grito de Nuru le sorprendió incluso a Yong, mientras que a Hugo le pareció extraño verla llorar por primera vez. — Si te mueves demasiado las heridas podrían abrirse de nuevo. Así que deja de ser un idiota y deja que te ayudemos.

El ojiverde no dijo ninguna palabra más y dejó que lo condujeran de vuelta al cuarto, soltando algunos quejidos de dolor cuando volvió a acostarse con ayuda de sus amigos.

Bien, ya estaba en la cama, contra su voluntad, claro, pero estaba ahí. Ahora era hora de las explicaciones.

— En serio, ¿dónde está Varian?...

Yong bajó la mirada y Nuru parecía estar conteniendo las ganas de llorar de nuevo. Cosa que definitivamente no tranquilizó al rubio.

—¿Chicos?...

Finalmente la princesa volteó a verlo, sin saber exactamente que palabras usar, pero dispuesta a ser sincera.

— Varian... Él se fue, Hugo... No sobrevivió a la caída...

Las pupilas del ojiverde se encogieron al escuchar esas palabras. No, sencillamente no era posible. No podía ser cierto... No podía...

— ¿Q-qué estás diciendo?... ¿Acaso Varian...? ¿Él...?

— Murió, Hugo... — Yong entonces sacó los lentes que pertenecían al ojizarco, colocándolos sobre la cama. —Ya no está...

Pero el mayor se negaba a creer esas palabras. Aquello sencillamente no podía estar pasando

— No... No... ¡Es mentira! Tiene que serlo... — Al decir esto, su mirada desesperada se dirigió a Yong. — Por favor, bro... Dime qué es una broma...

Pero el chico no respondió, tan solo volvió a bajar la mirada mientras que Nuru abría el cajón de un escritorio cercano a la cama, sacando a una intacta Olivia y colocándola a un lado suyo. La ratita mecánica estaba "durmiendo" tranquilamente, en un estado de reposo esperando a ser activada de nuevo. Aunque aquello no pareció mejorar mucho el estado del rubio.

— Nosotros también lo vamos a extrañar....

Pero el ojiverde no estaba dispuesto a escuchar una sola palabra más al respecto.

— ...Solo... solo déjenme solo... Por favor...

— Hugh, se qué esto es difícil, pero si quieres hablar o...

— ¡Dije que quiero estar solo!

Ambos entonces se retiraron del cuarto, dejando a Hugo para que procesara la noticia a su ritmo.

Sin embargo él se sentía destrozado. Apenas y fue capaz de tomar los lentes de Varian entre sus manos, antes de comenzar a llorar desgarradoramente.
Era cómo si una parte de su alma acabara de morir.

— Lo siento, Var... ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento!.....

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