Capítulo 1

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Grimmauld Place, Islington, Londres, Inglaterra. Año 1993.

12:46 a.m.

Una joven ________ de trece años dormía tranquilamente en su habitación. Su día había estado muy agotador pues había aprendido otro libro más sobre hechizo, todavía no era suficiente para impresionar a su madre o al menos a su cuadro.

A pie de la gran cama apareció Kreacher, el elfo que se había encargado de cuidar de ella.

_________ Pov.

— Joven ama, joven ama Black — sentía a alguien murmurar pero solo quería seguir durmiendo.

— Ya me aprendí los hechizos, mamá — murmuro entre mis sueños. — Déjame dormir — me acomodo mejor.

— Joven ama, alguien ha entrado a la mansión — con eso abro los ojos de golpe.

— ¿Quién se ha atrevido?, ¿Cómo conoce la casa si se supone que no es visible para muggles y magos? — me tallo los ojos, todavía tenía mucho sueño. — De los que conocen sobre ella están muertos en mayoría, y el único que sobrevive... — me quedo en silencio.

Me siento en mi cama y me coloco mis pantunflas de piel de dragón. Tomo la varita que herede de mi madre, Walburga.

— No es seguro que salga joven ama, recuerde que no puede utilizar magia o vendrán por usted los del ministerio de magia — miro a Kreacher que me miraba nervioso y preocupado. — Debería esconderse — sugiere y niego.

— Si es quien creo que es, no debo temer y no pueden venir por mí, no tengo el hechizo detector — levanté la varita cerca de mi rostro. — Soy una Black y no temeré ante nadie — camino hacia la puerta.

— Iré con usted, no dejaré que le suceda algo — viene conmigo. — Después de todo es el futuro de la casa Black, la ama me encargo cuidarla hasta que Kreacher muera — le hago un gesto con mi dedo en los labios para que guarde silencio, nos escuchará el intruso.

Ocupaba una de las habitaciones del cuarto piso, la habitación que alguna vez fue de mis padres. Kreacher siempre mantenía limpia la casa y preparaba las comidas en el horario establecido.

Con cuidado baje las escaleras y vigilaba cada cierto tiempo cada lugar de la casa, no se sabe dónde podía venir el primer ataque. Justo cuando llegue al final del salón de entrada, frente a la puerta, una gran escalera conduce al pasillo que conecta el vestíbulo, la cocina y la entrada de la mansión.

Me acerco a la pared al final de las escaleras, escondida esperando que la persona que se atrevió a entrar a la casa se digne a subir por las escaleras.

— Todo sigue igual, con la diferencia que ni dulce y amada madre está muerta — la voz de un hombre resonó en mis oídos.

Mire a Kreacher y le hice señas de que no dijera nada al igual de que apagará la vela pero no lo hizo.

— ¡Crucio! — el hombre comienza a retorcerse de dolor. — Desmaius — aprovecho que está distraído con el dolor y lo dejo inconsciente.

— ¿Qué hacemos con él, ama? — Kreacher me pregunta cuando nos acercamos y coloca la vela cerca del rostro del hombre que cayó de las escaleras al suelo. — ¿Lo matamos? — me mira.

— No, llévalo al sótano y amarra sus manos al igual que pies, que no se pueda soltar — él asiente y con un chasquido desaparece el cuerpo. — Ahora encárgate de encender todas las luces de la casa y prepara mis cosas para el amanecer, se levantará hasta después — me doy la vuelta para regresar a mi habitación.

— Kreacher hará lo que ordene la joven ama — me detengo para darle una última mirada al cuadro de mi madre que permanece en la pared en las escaleras.

Black (Hermione Granger y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora