¡¡¡No te vayas!!!

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Mary y Panchita se encontraban sorprendidas por las palabras de Rigoberto, Julia las observó estaba rabiosa, Isabela quien acaba de entrar a la hacienda también se quedó sorprendida por las palabras que había escuchado, no entendía que pasaba, observaba a Rigoberto queriendo que le diera una explicación, pero lo que recibió fue una bofetada de su madre que la desestabilizó.

Julia – ¡eres una estúpida! –Isabela se tocó el rostro aún sin entender– ¡te acostaste con ese imbécil! –Intentó darle otra bofetada, pero Panchita la detuvo, la rubia no reaccionaba, buscó en la mirada de él una explicación y lo único que encontró, fue verlo salir del despacho–

Panchita – señora debe tranquilizarse

Julia – siempre haces todo mal –intentó acercarse a ella– siempre metiendo el maldito corazón eres igual a tu padre

German – ¿Qué es todo esto? –observó a Isabela con los ojos llenos de lágrimas mientras su esposa estaba furiosa–

Julia – nos tenemos que ir de la hacienda

Mary – no señora, eso debe...

Panchita – Mary no te metas en las decisiones de tu hermano –las lágrimas de Isabela amenazaban con salir, así que furiosa intentó ir atrás de Rigoberto, pero su madre la detuvo–

Julia – ¿A dónde vas? –se miraron con furia–

Isabela – necesito una explicación –Germán observaba todo sin entender absolutamente nada–


Rigoberto se dirigió hacia las caballerizas, los gritos de Isabela no lo detuvieron y se montó en el caballo alejándose de ella, la rubia no podía más las lágrimas abandonaban sus ojos sintiendo una vez más ese dolor, el mismo que sintió al darse cuenta que había dado su corazón a un hombre que no la amo, se sintió igual de humillada que cuando Rafael la dejó plantada en aquel altar, se inclinó, colocó sus manos sobre sus piernas y rompió en llanto, sentía que todo la estaba sobrepasando una vez más.

Camila – Isa –se acercó a ella con miedo– ¿estás bien? –la rubia se incorporó, se limpió las lágrimas e intentó darle una ligera sonrisa–

Isabela – sí –la pequeña tomó su mano–

Camila – ¿segura? –ella asintió intentando ser fuerte– ¿podemos ir a la casa del árbol? –Mary se acercó a ellas–

Mary – te estaba buscando –acarició la cabecita de la niña– no le hagas caso –Isabela suspiró con pesar–

Isabela – necesito estar sola –dio un par de pasos alejándose de ellas–

Camila – ¿tía Isa está bien? –la mujer solo asintió, mientras observaba cómo Isabela tomaba el caballo que le daban para posteriormente montarse en él–


Rigoberto cabalgó a alta velocidad, hasta llegar a ese lago que tanto le gustaba, se encontraba lleno de inseguridades, lleno de rabia por lo que acababa de hacer, pero también lleno de culpas, escuchar la voz de Isabela, ver cómo Julia la golpeaba lo hacían sentir fatal, pero quería creer que lo que había hecho era lo correcto, no quería a esa rubia cerca, sabía que entre más cerca la tuviera más lejos estaría la promesa que le había hecho a Fabiola, vengar su muerte y arruinarle la vida a los culpables era su único objetivo, no sabía en qué momento esa rubia lo hechizó y casi lo hace perder su rumbo.

Isabela – solo necesito saber ¿por qué estas molesto? –se acercó a él después de bajar del caballo, el guardó silencio no quería hablar– lo que dijo mi madre me sorprendió, pero sobre todo me dolió –el se levantó de donde estaba sentado– no te vas... –tomó su mano la cuál el quitó inmediatamente, como si su contacto le quemara– ¿Qué pasa?

Se Fuerte Corazón 💗💗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora