Capítulo XV: Tres cervezas

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Sofía tamborileó con los dedos sobre la pequeña bandeja de hospital, la taza plástica vacía y los panecillos pálidos intactos; odiaba la comida de hospital, pero el té le había venido bien. Tamborileó de nuevo con impaciencia y el hombre que tenía en frente levantó la vista de su teléfono celular. La jovencita que lo acompañaba ahogó una risita, mientras esperaba sentada frente a una laptop con el documento del acta testimonial abierto.

—Ya continuamos, Bonelli, un segundo —dijo el hombre, sin levantar la vista de la pantalla—. Tengo que contestar un mensaje urgente del juzgado.

Sofía hizo una mueca de incredulidad y fastidio. Especialmente porque podía ver en el reflejo de los lentes del fiscal que estaba en una aplicación de citas muy conocida.

Ramiro Alves Lanza era el fiscal asignado a su caso y los otros surgidos de la investigación. Un cincuentón más canoso que rubio, esmirriado y de piel crujiente, de aspecto apagado, pero con vivaces ojos azules que delataban una inteligencia algo perversa. Vestía solamente el pantalón del traje y una camisa abierta al cuello y arremangada arriba de los codos, todo el conjunto estaba un poco arrugado y descuidado. Típico comportamiento de gente que venía de la capital y no soportaban el calor nauseabundo de la zona. La misma Sofía había pasado meses hasta aclimatarse, aunque no del todo.

El fiscal jugueteaba nerviosamente con su anillo de casamiento mientras enviaba mensajes a una voluptuosa muchacha local. Tras unos segundos, esbozó una sonrisa complaciente y guardó el aparato en el bolsillo de la camisa.

—¿Ya podemos continuar? —comentó como al pasar Sofía, con una sonrisa que nada tenía de amigable.

El fiscal le dedicó una mirada seria y fría. Nada quedaba del casi adolescente que hasta hacía unos momentos concertaba una cita de índole sexual.

—¿Tiene algo más que declarar, subcomisaria?

Sofía suspiró entre dientes, conteniendo su desprecio, no tanto por el sujeto sino por el tiempo que estaba perdiendo. Había tantas cosas que no podía explicar pero que tenía que hacer.

—Nada más, doctor Alves.

El fiscal la miró por encima de sus lentes de fino marco dorado, con una leve inclinación de cabeza, como estudiando a la mujer policía, que seguía en cama en observación; aunque en realidad era que los médicos no alcanzaban a comprender su milagrosa recuperación en apenas una noche, y querían estudiarla un poco más.

—Bien. Señorita González, por favor, léanos la declaración nuevamente.

Ramiro Alves no le creía a la subcomisaria, pero tampoco podía explicar lo acontecido. Había llegado esa mañana porque por desgracia le había tocado el caso en el sorteo y todos los otros fiscales se habían excusado antes que él. Nadie quería ir ni siquiera unos días a los pueblos del Triángulo del Infierno; era demasiado calor, incomodidad y sordidez. Lo único que lo hacía deseable era la fama de las mujeres del lugar: hermosas, pobres y lujuriosas. Una combinación ideal para un poco de turismo sexual.

En el camino a Garganta Amarga, Ramiro había leído los informes preliminares, y hasta que llegó al hospital pensaba que la subcomisaria estaría fuera de servicio mucho tiempo. Sin embargo, los médicos estaban alborotados por la recuperación de la mujer policía. El otro oficial herido en servicio, un tal Octavio Fernández, estaba grave con perforaciones extrañas en varias partes del cuerpo. Y según los informes médicos, la subcomisaria Bonelli no estaba en mejores condiciones al ingresar al nosocomio: una pierna con fractura expuesta, laceraciones profundas en la espalda con despellejamiento grave hasta los glúteos, tres costillas fracturadas, laceración y perforación en mejillas y cuello. Pero nada de eso se evidenciaba en la mujer joven, vital, pulposa y de piel cetrina que tenía delante el fiscal. De hecho, Ramiro no pudo evitar mirar disimuladamente los muslos torneados que se vislumbraban bajo el camisolín hospitalario. Los ojos intensamente verdes de Sofía lo miraron acusatoriamente en más de una oportunidad.

Supay (Leyendas de la Periferia - Vol. II) (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora