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Entonces sucede así, tal y como cuando te enamoras, pero no lentamente y con cuidado, sino de golpe, vomitas tu corazón y palabras sin sentido que solo hablan desde el dolor; no hay nada que no duela, tú sola existencia cansa tu cuerpo de forma descomunal, dormir es la única salida, pero entonces; despiertas, y todo está igual o incluso peor que antes, comienzas a ser consciente del despertar y entonces el recuerdo te inunda nuevamente y vuelve a romper todo lo que ya estaba roto, sin piedad y con mucho dolor te deja moribundo emocionalmente, piensas que ya ha sido todo, que ya no hay más lágrimas que te asfixien y ruegas a cualquier entidad que todo termine, pero no, no va a terminar; va a continuar haciéndote sangrar cada que tengas un pie en la realidad, entonces, lo aceptas y lloras, lloras por lo que fue, por el dolor, por tu cuerpo, y por tu corazón que ya no existe más.

-D

Días sin ti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora