🌙|3 tristes tigres

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«A rey muerto, rey puesto»

Acompañó a Light hasta la universidad, y una vez dentro, se separó de él para hacer los trámites sin entretenerlo. 

 Recorrió cada pasillo que momentos antes le habían indicado, y una vez llegó a la puerta del director de aquella academia, que parecía ser prestigiosa, y una vez allí, llamó a la puerta esperando pacientemente que alguien le diera la señal de entrar.  

"Pase."

Empezó a hablar con él, presentándose primero y explicando qué quería. Primero, empezó a hablarle sobre sus capacidades y las razones por las que había decidido que era mejor darse a sí misma un descanso mental merecido, buscando su comprensión en la situación que tenía presente en un pasado pisado. Tras eso, para que no se quede con el pensamiento de que solo era una joven arrepentida, sin nada que ofrecer, empezó a mostrar pruebas escritas de su coeficiente intelectual. Entre esas cosas, sus antiguas notas sobresalientes y sus avanzados conocimientos, haciéndole saber también que el mejor alumno de su escuela era pariente cercano suyo, aunque omitió el hecho de que no era pariente de sangre. Igualmente, habló con él de temas aparte para hacerle saber que no era una mala persona, sino alguien con ganas de aprender más que tenía mucho que ofrecer y una motivación más que fuerte con la que podría completar la carrera. Agradeció la oportunidad, entregó su ficha médica completa, carnet de identidad, documentos que no sabía si serían necesarios y se fue, pidiéndole por favor que la llamara en casa de ser aceptada.

Estaba sonriente, contenta, estaba muy satisfecha con la entrevista que había hecho. Sabía que le permitirían ser alumna, ya que elevaría la media y terminaría siendo la mejor escuela de Japón como mínimo. 

Regresó a casa, y una vez allí, se cambió al uniforme de la cafetería y una vez se despidió de su madre, que era ama de casa, fue a trabajar.

—"Jefa, ¿podemos hablar?" —Preguntó al llegar directamente.

—"¿Qué horas son estas de llegar? Debías estar aquí hace tres horas." —Dejó lo que estaba haciendo para encarar a la mujer que acababa de entrar.

—"Luego lo explicaré. Vamos a tu despacho un momento, por favor."

—"No, luego no, lo explicarás ahora, porque no puede ser que llegues tarde sabiendo que estamos haciendo una labor tan importante y-" —Se vio cortada por su amiga, que llegó por atrás y le sujeto suavemente del brazo.

—"Venga, Camila, es solo una niña, y ha dicho que luego lo explicará, seguro que es considerable, nunca antes lo ha hecho. Cami, ves a hablar con ella." —Con ojos suplicantes, la sujetó suavemente del brazo con el tono más comprensivo que le supo dar.

—"Agh." —Levemente sonrojada, se separó de ella. —"No me llames Cami, soy tu jefa. Suficiente hago dejándote llamar por mi nombre." —Apartó la mirada durante un segundo para luego volver a mirar a la recién llegada. —"Tú, a mi despacho, ahora."

Al llegar, ni siquiera se sentaron.

—"Jefa, siento lo de ayer... No quería decir que no estaba agradecida de todo lo que me habéis dado, sino que creo que nos hemos esforzado mucho y veo que con esto, podemos tener lo que merecemos. Pero si lo vamos a conseguir, tiene que ser a nuestra manera, no sobreexcediéndome, sino en equipo. Gracias por todas las buenas vivencias y todo lo que habéis hecho por mí." —No sabía bien cómo decir lo que quería decir ni si lo había hecho bien, pero se esforzó en hacerlo y deseaba que lo apreciara.

No sabía bien cómo explicar las cosas que sentía, porque todo lo que sentía eran emociones fuertes que se liaban entre sí, manchando su cerebro de diferentes colores, pero era como si fuera daltónica y lo viera todo en blanco y negro, sin saber diferenciar nada.

LA MUERTE EN LA TRISTE LUNA- death noteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora