Ⅳ. DISCUSIONES Y MALOS ENTENDIDOS

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Pov Jennie [💋]

Minzy se quedó tres insoportables semanas, aunque antes de irse me hizo una buena jugarreta. Su avión salía esa mañana, Jackson había ido a trabajar y yo pedí algunas horas libres para llevarla al aeropuerto.

Estábamos terminando de desayunar, cuando empezó a actuar extrañamente. Ya de por sí era medio rara, pero ahora parecía que quería decir o confesar algo muy importante.

—Jennie, tal vez te parezca duro lo que tengo que decirte —empezó. ¿Acaso quería confesar algo? Dejé mi café a un lado para prestarle toda mi atención.

—¿Qué pasa? Te escucho —la alenté. Desde que me casé pocas veces habíamos tenido una conversación que no acabe en pelea.

—Creo que no eres buena para mi hijo —me dijo con suavidad.

Me quedé pensativa. Definitivamente yo estaba hastiada de esta farsa, pero no me consideraba mala persona y no obligué a Jackson a casarse conmigo, todo partió de él.

—Específicamente... ¿A qué te refieres Minzy? —pregunté calmada. No me iba a tirar de los cabellos porque doña perfecta Wang me dijera "mala". Malo era su hijo, pero en la cama. No, malo no. Nulo, vacío, impotente, incompetente. En una palabra inútil.

Parecía que la versión femenina de Mumm-Ra no se animaba a hablar. Le hice un gesto animándola a continuar. Mejor que lo suelte ahora y no me quedo con la duda.

—Jackson necesita sentirse realizado —dijo pensativa.

—¿Realizado? —Entrecerré mis ojos.

—¡Él ha luchado mucho para conseguir lo que tiene! Estoy segura que se casó porque quería tener hijos. ¿No quieres darle niños o eres estéril? —me soltó de pronto. Ay condenada mujer. ¿Estéril yo?

—¡No soy estéril! —grité ofendida. ¿Ni siquiera me había estrenado como mujer y me acusaba de no poder tener hijos?

—¡Entonces eres muy egoísta! ¡¿Por qué no le das niños a mi Jackson?! —me gritó.

—Eso pregúntale a tu hijo ¡Yo no tengo la culpa que no tengas nietos! —volví a gritar.

—Mi hijo es un muchacho sano y fuerte. ¡Si no puedes darle hijos deberías permitirle que los tenga en otro lado! —No podía creer lo que oía. Víbora, su lengua estaba llena de veneno, ojalá se la mordiera.

—Dudo que Jackson pueda tener hijos en ningún lado —dije con sarcasmo. Si no puede conmigo que estoy de buen ver, menos iba a poder con otra.

—Claro que puede, es más, yo misma le voy a decir que lo piense. Tú no sirves ni siquiera para eso —Joder, con esta momia. Sino fuera porque es una venerable anciana ahorita mismo me la cargaba.

—Pues me harías un favor. ¡Hay muchas cosas que no sabes y sería mejor que hablaras con Jackson antes de atacarme! —Me levanté dispuesta a irme a mi cuarto a vestirme para llevarla de una vez al aeropuerto.

—¿Qué es lo que no sé? —preguntó altaneramente. No era el momento ni el modo de decírselo. Estaba muy molesta con ella. Además eso debía decírselo Jackson, no yo.

—No puedo decirle nada —Me mordí la lengua para no hablar.

—Claro que no. Si no tienes excusa. ¡Deberías dar gracias a Dios que mi hijo se haya fijado en ti! Él es muy trabajador, tú no tenías dónde caerte muerta y ahora vives a cuerpo de reina sin hacer nada todo el día, gastándote el dinero que mi Jackson gana y no puedes siquiera darle un niño para justificar todo lo que tienes.

No podía creer lo que escuchaba de la boca de esa vieja. Nunca me había hablado así. Usualmente me lanzaba indirectas, hacía desplantes y sugería cosas sin sentido, pero esto era algo bien directo, me estaba ofendiendo. Sé que antes de casarme con Jackson tenía muy poco, y me lo ganaba con mucho esfuerzo, pero no contraje matrimonio para salir de la pobreza, fue porque creí que viviría feliz para siempre.

Conserje Manoban | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora