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–¿Puedo pasar o hay alguien en paños menores? –pregunto con los ojos cerrados–

–PASA ENANA –grita Otamendi–

–Felicitaciones por el partido –saco las manos de mis ojos para poder verlos–

–Pero si no ganamos –dice el Kun confundido ante mis palabras–

–Pero tampoco perdieron –le saco la lengua– son entendibles los nervios del primer partido pero bueno un empate no está mal tampoco

–Gracias por tus palabras enana –me abraza el Kun–

–Hubiésemos ganado si Emiliano hubiese atajado ese gol –dice Julián a lo que Emiliano le responde con un fuck you

–No fue su culpa, hizo lo que pudo –lo defiendo– apoyense en vez de culparse entre ustedes

–Gracias linda –dice Emiliano al mismo tiempo que vuelve a hacerle otra seña a Julián–

–Era una broma hermano, tranquilizate –dice Julián enojado al ver la reacción de Emiliano–

–Mejor me voy, el ambiente está muy tenso acá –hago una mueca y me retiro del vestuario–

–No se comporten como imbéciles adelante de Ariana, por favor –dice el capitán con enojo en su tono de voz–

–Pero fue Julián el que empezó –me defiendo–

–Fue una broma –se excusa– tenes 30 años al pedo porque no sabes distinguir una broma

–Basta Julián, no sigas –agrega Lautaro con un poco de irritación en su tono de voz–

–Dejen de joder los dos, ya no tienen 10 años para estar discutiendo por estupideces –dice Otamendi retándonos–

–Está bien –suspira Julián–

–Ahora pidanse disculpas como corresponde –dice Leo– aunque no tengo porque estar diciéndoles esto, se supone que tiene que salir de ustedes

–Perdón Emiliano, no debí decirte eso –susurra apenado–

–Está todo bien Julián, perdón por mi reacción pero bueno solo me defendí –sonrío de lado y estrechamos nuestras manos como modo de disculpa. Después de media hora nos encontrábamos cenando en el hotel–

–Bueno chicos un empate no está nada mal, a no desanimarse –dice Pablito–

–Mañana les vamos a dar un día de descanso y pasado mañana vamos a practicar estrategias para el próximo partido con Uruguay –agrega Scaloni–

–¿Cuándo es el próximo partido, dire? –pregunta Otamendi–

–En cuatro días

Ariana

Hoy los chicos tenían día libre y decidimos pasarlo todos juntos en el jardín, después de tanto pensar qué podíamos hacer finalmente decidimos aprovechar las canchas de fútbol que había en el hotel y jugar un partido de fútbol entre nosotros. Me puse un short de lycra negro junto con un top blanco y mis zapatillas deportivas ya que no quería ensuciar mi remera de la selección 

 Me puse un short de lycra negro junto con un top blanco y mis zapatillas deportivas ya que no quería ensuciar mi remera de la selección 

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–¿Cómo van a ser los equipos? –pregunta Julián–

–Ambos equipos van a tener un arquero, y dos defensores, mediocampistas y delanteros. El primer equipo es Emiliano, Ota, Licha, Fideo, el Papu, Julián y Kuni y el otro equipo es Franco, Cachete, Nico, Lea, Rodri, Ariana y Leo, y yo voy a ser el árbitro –dice Nahuel–

–A ver si me haces algún gol –dice divertido Emiliano–

–No creo pero voy a intentarlo –río a la par de él–

Ariana

Empezamos el partido y a los pocos minutos Leo le hace un gol a Emiliano gracias a un pase mío. Estaba a punto de hacer el segundo gol cuando me caigo al piso de un fuerte dolor en la pierna, Ota me había pegado una patada sin querer para defender el área y evitar que le hiciera un gol a Emiliano.

–La puta madre Nicolás –me tiro al suelo retorcida del dolor–

–¿Qué pasó? –pregunta preocupado mientras se acerca a mi junto con los demás chicos–

–Me golpeaste la pierna –me toco la parte en donde me dolía–

–¿Sos boludo Ota? Si jugamos con Ariana no tenes que jugar a lo bestia, la podrías haber quebrado –dice Emiliano mientras se agacha a mi altura– ¿Estás bien? –pregunta preocupado–

–El Dibu tiene razón boludo –agrega Leo– ¿cómo te sentís Ariana?

–B-bien, creo –sonrío de lado e intento pararme pero Emiliano me detiene–

–Espera, estás lastimada y no podes esforzarte –me carga entre sus brazos y me sienta en una silla y pone otra delante mío para que apoye la pierna lastimada– ¿en dónde te duele? permiso voy a tocar –acaricia suavemente y hace presión en mi pierna derecha–

–A-ahí me duele la puta madre –me quejo del dolor cuando toca mi entrepierna–

–Acá hay hielos –dice Julián–

–Gracias –dice Emiliano al mismo tiempo que acepta la bolsa de hielos y me la pone en la entrepierna– dejalo reposar unos minutos para que desinflame

–¿Qué pasó acá? –pregunta mi papá mientras se acerca a nosotros–

–Estábamos jugando fútbol y el boludo de Nicolás sin querer le pegó a Ariana –explica Rodri–

–¿Estás bien amor? –pregunta preocupado mi papá–

–S-sí

–Perdón enana, no fue mi intención pegarte –se disculpa–

–No pidas perdón Ota, sé que no lo hiciste a propósito –sonrío–

–Sos adorable boluda –se acerca a mi rostro y me da un beso en la mejilla al mismo tiempo que me acaricia la cabeza logrando despeinarme–

–Bueno acá hay cariño de más –dice seriamente mi papá–

–Coincido –dice seriamente Emiliano–

Ariana

A la noche cenamos algo liviano ya que al otro día los chicos tenían entrenamiento previo al partido. Con respecto a mi pierna ya estaba bien pero Emiliano es un exagerado y sigue detrás mío como si me hubiese quebrado.

–¿Segura que estás bien? –pregunta por milésima vez–

–Si Emi estoy bien, ya puedo caminar sola –arqueo una ceja al ver que hace el ademán de cargarme entre sus brazos– gracias por preocuparte, hasta mañana –sonrío y lo saludo con un beso en la mejilla– 

–Hasta mañana linda

Hoy los chicos entrenan por última vez antes del partido con Uruguay y mi papá está entrenándolos más de lo normal ya que es un partido importante para asegurarnos el pase a octavos de final

–2 vueltas más –ordena mi papá al mismo tiempo que los chicos se quejan porque ya estaban cansados–

–No se quejen que mañana es el partido y hay que estar bien preparados

–¿Cómo estás de la pierna? –pregunta Emiliano mientras se acerca a mi aprovechando que mi papá no lo estaba viendo–

–Mejor, gracias por preguntar –sonrío–

–De nada –me devuelve la sonrisa–

–Bueno ahora anda a entrenar antes que te vean –río–

–¿Por qué siempre queres que me vaya? –pregunta divertido, iba a responderle pero mi papá lo ve y le grita que siga entrenando, por una parte le agradezco mentalmente ya que no sabía qué responderle a Emiliano, admito que me pone un poco nerviosa que se preocupe demasiado por mi–

La hija de Scaloni {Emiliano "Dibu" Martínez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora