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Hoy me levanté más temprano que de costumbre ya que quería darle una sorpresa a mi papá y a los chicos aprovechando que hoy tienen entrenamiento a la noche. Le pedí a Licha que me acompañe a comprar carne para comer asado ya que era el único que estaba despierto y el sabía del tema más que yo. Después de una hora de hacer las compras finalmente llegamos al hotel y dejamos las bolsas en la mesa que había en el patio.

–Buenos días hija –me da un beso en la mejilla– hola Lisandro –lo saluda amablemente– ¿qué hacen despiertos tan temprano? –arquea una ceja y a los pocos minutos aparece media selección detrás de él–

–Sorpresaaaa –digo con una sonrisa mientras señalo las bolsas de carne que había comprado– quise sorprenderlos comprándoles su comida favorita

–Wow, ¿y eso por qué enana? –pregunta el Kun–

–Porque se lo merecen, están todos los días entrenando y dando lo mejor de ustedes y qué mejor manera de consentirlos que esta

–SOS UN AMOR BOLUDA –dice Otamendi mientras me abraza fuertemente–

–Lo sé –río y me separo del abrazo– yo compré la carne pero ustedes se van a tener que encargar de hacer el asado porque eso ya no sé –vuelvo a reír–

–No hay problema, yo me encargo –dice el Kun al mismo tiempo que se acerca al asador–

–Nosotros también –dice Otamendi junto con Gio–

–Voy poniendo la mesa entonces –entro al comedor del hotel y separo los platos y cubiertos que íbamos a usar– ¿a quién mierda se le ocurre poner los vasos tan altos? –maldigo al mismo tiempo que hago puntita de pie intentando alcanzar los vasos del estante–

–¿Necesitas ayuda? –susurra Emiliano en mi oído apareciéndose sin previo aviso–

–La puta madre Emiliano, me asustaste –llevo una mano a mi pecho del susto que me había provocado su repentina aparición–

–Por cierto, buenos días –sonríe– gracias por la sorpresa

–Buenos días –le devuelvo la sonrisa– no hay de qué, se lo merecen –vuelvo a sonreír–

–Sos tan tierna Ariana, si tuviera diabetes ya me hubieses matado de tanta dulzura

–Que flashas boludo –me sonrojo ante su halago y lo empujo levemente–

–Solo digo la verdad –levanta los hombros en señal de defensa–

–Como digas –río– ¿me ayudas a llevar los vasos entonces?

–Si obvio –agarra los vasos del estante sin dificultad alguna mientras yo me encargo de llevar los platos y cubiertos–

Después de una hora terminamos de comer y llevamos los utensilios a la cocina para que los encargados del hotel los limpien. Hoy los chicos entrenaban a las 7 de la tarde así que les daba tiempo para descansar un rato. Todos se fueron a dormir a excepción de Alejandro, el Cuti y Emiliano.

–¿No tienen sueño? –pregunto al ver que no se iban– miren que tienen que entrenar en un rato –les recuerdo–

–Ya dormimos bastante –responde el Cuti–

–¿Acaso nos queres echar? –dice el Papu dramáticamente–

–De ninguna manera –río–

–Bueno ya que estamos acá podemos jugar a algo que sea en equipo –sugiere Emiliano–

–¿Les parece que juguemos a la carrerita de caballos? –sugiero–

–¿Carrerita de caballos? ¿Qué es ese juego Ariana? –dice riendo el Cuti–

–Lo inventé yo –río– es una competencia que se juega en parejas y consiste en que un jugador se sube en la espalda del otro y el que está abajo tiene que correr y la pareja que llega primero es la que gana la carrera

–Me re copa –dice el Cuti–

–Yo hago equipo con Ariana –dice rápidamente Emiliano–

–Eh no se vale Ariana es liviana –protesta el Papu–

–Vos también sos liviano enano –dice el Cuti– yo te cargo a vos y Emiliano a Ariana

–Bueno dale, el que llega a la otra punta gana –dice el Papu–

–Se vale todo, ¿no? –pregunta el Cuti–

–Todo es válido –respondo riendo–

–Que empiece el juego entonces –dice maliciosamente–

–Agachate que no llego a subirme Emi –digo tímidamente–

–A ver subite ahora –se agacha lo suficiente como para que pueda subirme a su espalda. Una vez que me subo enredo mis piernas alrededor de su cintura y Emiliano me sostiene de los muslos, que bien se siente esto la puta madre, basta Ariana deja de pensar cosas indebidas. Por otra parte, el Cuti y Alejandro ya estaban listos–

–Bueno, ¿ya están listos? –pregunto–

–Siempre estamos listos para ganar –responde el Cuti–

–A la una, a las dos y a las tres –empezamos la carrera y al principio íbamos bien pero a los pocos segundos nos alcanzaron los chicos–

–Chau perdedores –dice riendo el Cuti al mismo tiempo que nos empuja levemente haciéndonos tambalear. Ante ese tambaleo inconscientemente hice más fuerte el agarre entre mis piernas y la cadera de Emiliano y no pude evitar sonreír al ver que este cerraba los ojos–

–Tramposos –grito y río–

–Dijiste que se valía todo –me saca la lengua y se da vuelta para seguir corriendo–

–Dale Emiliano apurate que nos van a ganar

–Bueno nena solo les estaba dando ventaja –ríe– agarrate fuerte que mira que ahora tomo carrera eh –me agarro de su cuello para tener un mejor agarre y empieza a correr más fuerte. Debo admitir que amaba estar así con Emiliano, no sé que me está pasando pero mis sentimientos hacia él cada vez crecen más y más–

–GANAMOS, SIIIII –digo alegremente–

–Somos los mejores –agrega Emiliano con la misma emoción–

–Dejen de agrandarse tanto que nos ganaron por poquito –dice el Papu–

–Pero les ganamos –le saco la lengua–

–Es verdad, les ganamos y eso es lo que importa –agrega Emiliano al mismo tiempo que me deja suavemente en el suelo– hacemos un equipo genial, Ariana –me guiña un ojo–

–Desde luego que si –digo sonrojada–

Las horas se habían pasado rápido y ya eran las 18:45 y los chicos tenían que tomar el micro para ir al predio. Apenas llegamos me senté en las gradas a observar a los chicos que se pusieron a trotar alrededor de la cancha y a practicar pases. El partido con Ecuador era en dos días y tenían que estar más preparados que nunca

La hija de Scaloni {Emiliano "Dibu" Martínez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora