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Despierto y miro la hora, son las 10 de la mañana y creo que a Sebastian se le hará tarde para ir a la carrera.

—Sebastian, necesito que despiertes.— Le digo moviéndolo un poco.

Él alemán no me hace caso y sigue durmiendo como un bebé.

—Seb, ya es muy tarde. Levántate.— Le susurro sin éxito alguno. —Sebastian, si no te despiertas voy a tirarte de la cama.— Amenazó.

Sebastian inmediatamente se despierta y me mira sorprendido.

—Hoy amanecimos enojados.— Dice haciendo referencia a mí.

—Claro que no, pero ya es muy tarde, deberíamos irnos.— Le aviso.

Mira su celular y luego me mira a mí, —Tienes razón, es demasiado tarde.— Dice apurado.

Nos ponemos nuestra ropa para salir de la suite con destino a nuestro hotel.
Sebastian me da un beso y pide un chofer para que venga por mi ya que no nos queremos arriesgar a ser vistos juntos por alguien.

Llegó al hotel y subo a mí habitación sin ganas. Al entrar veo unas flores en la cama junto al desayuno, luego veo a Damián en frente mío tendiéndome las flores.

—Hice todo esto para tí.— Me dice.

—Gracias, Damián. Pero esto no va a solucionar nada.— Le confieso.

—Debes perdonarme, sólo fue un momento de debilidad. Créeme que yo solo te amo a tí.—

—Me es difícil creerte eso. En fin, gracias, voy a arreglarme para la carrera.— Digo como excusa para no seguir hablando del tema.

—No iremos.— Confiesa Damián dejándome en shock.

—No estoy para bromas, obviamente iremos.— Le digo.

—No, no te quiero volver a ver cerca de Sebastian.— Dice celoso.

—¿Qué tiene que ver él? No voy a la carrera sólo para verlo.— Miento.

—No me importa. ¡Lo que sea que tengas con ese imbécil, déjame decirte que se acabó!— Grita.

—¡No tengo nada con él! Sólo somos amigos.— Justificó.

—No quiero que tengas amigos, el único hombre que puede tener contacto contigo soy yo.— Dice yéndose y cerrando la puerta con seguro.

Inmediatamente cojo mi celular y llamo a Sebastian pero este no me contesta. Así que decido dejarle un mensaje.

Alexia
Sebas, me surgió un problema con Damián.
No me dejó ir a la carrera, necesito
que vengas por mí.

Me doy cuenta de lo mucho que ha cambiado Damián en estos pocos meses y confirmo que no me quiero casar con un loco posesivo. Y si para separarme de él me tocará vivir en la calle, pues así será, pero no planeo seguir viviendo más con ese hombre.

Ya se hace tarde y Sebastian no me responde, así que llamo a recepción.

—Buenas, que pena, es que necesito que vengan a esta habitación y me abran la puerta. Mi prometido la cerró con seguro y no se dio cuenta de que yo estaba adentro y no responde mis llamadas.— Digo desesperada.

—Lo siento, señorita. El señor Damián dejó muy claro de no abrir esa habitación, así que no le puedo colaborar.— Responde la voz de una chica.

—¿Qué? No ves que necesito salir.— Grito.

—Lo siento, no puedo hacer nada.— Cuelga.

Tentatio || Fórmula 1 Sebastian VettelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora