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Damián quiso acompañarme al desayuno para enmendar las cosas de ayer aunque él sabía muy bien ya todo estaba tirado a la basura.

Bajamos a la cafetería y veo que ya hay varias personas allí, de la cual realmente solo me fijo en Sebastian y Alexandra que se están besando. Damián y yo nos sentamos uno al lado del otro.

Luego de que Sebastian se percatara de que yo llegué mira confundido a Damián ya que no le avisé que vendría con él. Se levanta de su asiento y empieza a hablar.

—Buenos días, ella es Alexia, la novia de Damián a quien ya conocemos.— Dice Sebastián señalándome.

—Mucho gusto.— Todos responden.

Cada uno se presenta y me dice su nombre, son muy amables conmigo y me preguntan cosas acerca de mi vida.

—¿Viven juntos?— Pregunta Daniel haciendo referencia a Damián y yo.

—Sí, en Alemania. Cuando quieran pueden pasar, me gustaría tener visitas.— Los invito amablemente.

—Cuando se me de la oportunidad ten seguro que voy a estar allá.— Me responde Daniel.

Mientras desayunamos ellos hablaban de cosas acerca de coches y yo sentía la mirada fulminante de Alexandra encima mío gracias a qué Damián no paraba de darme besos por la cara. Internamente sonreí y me gustó la sensación de hacerla sentir celosa.
Lo que Damián me estaba haciendo me dolía mucho, había pasado muchos años junto a él y verlo engañándome realmente me destrozó, sin embargo, sentía que podía hacerlo cambiar de opinión y que mejor idea que preparar la boda lo más rápido posible.

—Voy a ir por más café, ya vuelvo.— Le avisé a Damián con la intención de quitármelo de encima.

—No te preocupes, llamaré a alguien del servicio para que lo haga por ti.— Me dice despreocupadamente.

—No, voy a ir yo. Enseguida vengo.— Me levanto de mi asiento y voy directamente hacia el mostrador para que me sirvan más café.

—¿Estás bien?— Me pregunta una voz que reconozco como la de Sebastian a mis espaldas.

—Sí, estoy muy bien. ¿Y tú?—

—Estoy bien desde que te vi. No sabía que Damián vendría al desayuno.— Me dice curioso.

—Bueno, es mi prometido. No creo que esperaras que lo dejase solo en la habitación.— Le contesto un poco brusca.

—Oh, tienes razón. Mañana por fin irás al circuito y te tengo una sorpresa, está tarde ve a mí habitación.— Me propone cambiando de tema.

—No quiero que Alexandra nos vea juntos, malinterpretara las cosas.— Le digo con sinceridad.

—Ella saldrá en la tarde con las novias de algunos de los pilotos.—

—Está bien, iré.— Acepto tomando mi café y volviendo al comedor.

El desayuno termino entre bromas y conversaciones de chicos. Luego Damián y yo volvimos a la habitación para ver una película.

.....

Damián salió en la tarde a hablar con un socio que se encontraba en Mónaco, qsi que aproveche para ir a la habitación de Sebastian y ver cual es la sorpresa que me tenia.

—Hola, Alexia, pasa.— Me saluda Sebastian cuando estoy en la puerta de su habitación.

Cuando entro me siento en la cama y Sebastian tiende una bolsa y yo la recibo.
Al abrirla veo que hay un polo de Ferrari con el número 5 en ella, pero además de eso hay una pequeña caja que contiene unos pendientes en forma de sol que parecen ser de oro.

—¿Te gusta? Quiero que me apoyes en las prácticas de mañana poniéndote el polo del equipo que además tiene mi número de piloto...— Dice emocionado.

—Dios... Esto es increíble. Pero no puedo aceptar esto, Seb. Damián me mataría al verme usando esto.— Le confieso.

—No tiene nada de malo, hermosa. Somos amigos.— Me recuerda.

—Lo sé, pero es que Damián es algo celoso, no quiero tener problemas con él.— Le digo mirándolo a los ojos.

—No los tendrás si le doy un polo a él también, ya se lo enviaré con alguien del servicio.— Me intenta convencer. —Y respecto a los pendientes, será un secreto entre tú y yo.— Me dice sentándose a mí lado.

—No tenías porqué hacer esto, Sebastian. Te lo agradezco mucho.—

—Nada me motivaría más que verte apoyándome.— Me confiesa poniendo un mechón de  mi cabello detrás de mí oreja.

Siento que cada vez nuestros rostros están más cerca y no me puedo detener, desprevenidamente Sebastian toma mi rostro y junta nuestros labios en un arrebato. Unos segundos después le sigo el beso y se torna cada vez más apasionado.
Me sienta a horcajadas de él y empieza a tocar sin pudor todo mi cuerpo e incluso levanta mi top dejándome en sostén y empezando a besar mi cuello.

Cuando cobro conciencia me separo inmediatamente de él dejándolo confundido. Me pongo mi top y me preparo para salir de la habitación.

—Esto no volverá a ocurrir.— Salgo del cuarto sin mirarlo a la cara.

Al llegar a la habitación suelto las lágrimas que tenía retenidas. No sé cómo pude haberle hecho eso a Damián, y sé que él me hizo lo mismo pero no es justo llevar una relación a base de engaños.
Sebastian me atrae pero él no es con quién me voy a casar y debo meterme eso en la cabeza.

Luego de estar en la cama llorando escucho que tocan la puerta e inmediatamente pienso que es Sebastian.

—¡No te quiero ver!— Grito desde la cama.

—Es el servicio del hotel, señorita.— Me dice una voz afuera.

Salgo de la cama y abro la puerta para ver a un joven con el paquete que deje en la cama de Sebastian.

—El señor Vettel le manda esto.— Me dice el joven.

—Perdón, pensé que era otra persona.— Le pido disculpas. —Por favor devuelvaselo, el paquete no es para mí.— Le pido.

—Tengo entendido que está es la habitación de la señorita Alexia Miller.— Me dice confundido.

—Sí, esa soy yo.—

—Lo siento, el señor Vettel me pidió que se lo dejara. Con permiso.— Se despide dejándome la bolsa en las manos.

Entro a la habitación y veo que dentro del paquete hay una nota. Al abrirla veo que es de Sebastian.

Perdóname, creo que me excedí.
Valoro muchísimo tu amistad y creo que
no deberíamos dejar que una situación así
la arruine.

Te quiere, Sebastian.

Al terminarla de leer me es imposible no recordar el beso y el como sus manos tocaban mi cuerpo, y en realidad deseaba a Sebastian tanto que mi cuerpo pedía que volviéramos a su habitación, sin embargo eso fue un error que no volvería a cometer.

Guarde el polo y los pendientes en mi maleta para que Damián no los viera.



Tentatio || Fórmula 1 Sebastian VettelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora