VI

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Era viernes de prácticas libres. Estaba emocionada por conocer el circuito, claramente, pero también estaba nerviosa por verle la cara a Sebastian.

Ayer Damián llegó borracho a la habitación queriendo convencerme de que tuviéramos sexo, sin embargo no tenía ánimos de eso, al menos no con él.

Tal como Sebastian dijo, le hizo llegar un polo de Ferrari a Damián para que no sólo yo lo tuviera, a diferencia de que este no tenía ni el numero ni el nombre del piloto.
Luego de desayunar empecé a arreglarme para salir.

Al llegar al circuito veo el montón de fanáticos con distintas camisas mostrando su apoyo a los equipos. Entramos directamente al garaje de Ferrari y al instante veo ese par de ojos que me están torturando cada vez más.

—Que bueno que llegan, les daría un tour pero debo ir a hablar con él director. En la tarde se los puedo enseñar.— Dice el piloto.

—Claro que sí.— Respondo yo.

Damián se va a saludar a algunas personas mientras las cámaras lo siguen y yo me quedo a solas con Sebastian.

—Es todo muy bonito.— Halago el lugar.

—Perdón por lo sucedido ayer, fue totalmente mi culpa.— Se disculpa conmigo mientras me acaricia los brazos.

—También fue mi culpa. Solo... Tenía mucho miedo, no quiero que mi relación con Damián se termine de dañar.— Le confieso nerviosa.

—¿‘Se termine’? Supongo que no están muy bien últimamente.— Concluye.

—Bueno, no como yo quisiera estar. Pero supongo que saldremos de esta.— Respondo sinceramente.

—Necesito hacerte una pregunta muy importante.— Me confiesa.

—Dime.—

—No debo hacértela aquí, vamos a mí habitación.— Me propone.

—Sebastian, ¿recuerdas lo que pasó la última vez que estuvimos solos en una habitación?—

—No volverá a pasar, tú misma lo dijiste.— Me recuerda.

—No es fácil resistirse a alguien como tú.— Le confieso.

—Es bueno escuchar eso.—

Sin más que decir me lleva a su habitación sin que nadie sospeche. Al entrar cierra la puerta con seguro y me invita a que nos sentemos en el pequeño sofá.

—No sabía que tenían habitaciones aquí...— Le digo.

—Sí, es algo provisional.— Me afirma. —Quiero que seas totalmente sincera conmigo.

—Lo seré si dejas de asustarme. Pregunta ya.— Le digo nerviosa.

—Alexandra me está engañando. Lo sé porque vi unos mensajes de un número desconocido, sin embargo, no sé quién es el amante.— Me afirma haciendo que yo me ponga más nerviosa.

—Bueno, deberías hablar con ella.—

—Entre ustedes las mujeres se entienden. Me puedes decir si sabes quién es el amante o con quién se comporta de otra manera a la adecuada.— Me pide.

—Bueno, no sé si te has dado cuenta pero tú mujer y yo no somos las más amigas. Creo que deberías hablar con ella, yo realmente no sé nada...— Le digo rápidamente.

—Está bien, gracias por escucharme. Sólo quiero saber quién es el tipo, no lo confrontare ni mucho menos, desde hace tiempo deje de amar a Alexandra. Supongo que estoy con ella por pura costumbre.— Me confiesa causando sorpresa en mí.

—Yo quisiera poder ayudarte, lo siento.— Le digo sintiéndome culpable de no decirle la verdad.

—No pasa nada. Cambiando de tema, quiero decir que me encanta como se te ve el polo.— Me coquetea.

—Bueno, me lo puse solo por tí. Después de todo, no quiero que quedemos en malos términos.— Le digo.

—¿Solo por mí? Es muy halagador señorita Alexia.— Bromea.

Su sonrisa es hermosa y aunque quiera no paro de mirar sus labios. Sé que está mal lo que voy a hacer, pero el cuerpo es pecaminoso y si me iré al infierno entonces que sea sin remordimientos.
Lo tomo del cuello de su camisa y lo atraigo para besarlo, a lo que el corresponde de inmediato.

—¿Estás segura?— Me pregunta cuidadosamente.

—Estoy segura de que quiero besarte, no hagas que me arrepienta.— Respondo volviendo a besarlo.

Empieza a tocar mi cintura y me sube en su regazo para profundizar el beso. Empieza a besar mi cuello y yo le doy acceso totalmente complacida. Traía una falda de mezcilla y eso hizo que el tuviera acceso a tocar mis glúteos, jadeé en su boca cuando me quito el polo y yo hice lo mismo con el suyo. Me levanto y me hizo sentar en un escritorio para seguirme besando. Luego empezó a acariciar mis pechos y a lamerlos dejando varias marcas ahí de las cuales me encargaría después, me quito el sostén y yo desabroche su pantalón con la intención de sacar su miembro, a lo que el me detuvo y se agachó para bajarme los panties y subir mi falda hasta mi estómago.

De un momento a otro puso mis piernas en sus hombros y empezó a lamer mi humedad haciendo que de mi boca salieran sonidos obscenos. Lo hacía tan bien que yo me sentía en el cielo, hasta que un sonido en la puerta de aterrizó e hizo que Sebastian parará de hacer lo que estaba haciendo.

—¿Quién es?— Pregunto Sebastian con su voz ronca.

—Soy Kimi. Mattia te mando a llamar, ya debemos estar preparándonos.— Le dice su compañero de equipo.

—Ya voy, tardaré unos cuantos minutos.—

Sin esperar, el alemán mete dos de sus dedos en mi haciéndome gemir alto. Luego intensificó sus movimientos y los acompaño con su lengua haciéndome sentir maravillas.

—Sigue así... Por favor.— Le ruego.

Llegó un punto en el que sentí mi estómago contraerse y ya sabía lo que se venia así que se lo hice a saber a Sebastian haciendo que acelerará sus movimientos y por fin lograr que yo tuviera un orgasmo.
Termine con las piernas temblando y un poco mareada por la intensidad.

—Con cuidado, ven te ayudo a limpiar.— Ofrece Sebastian.

Me ayuda a limpiar y a acomodar mi vestimenta y cabello.

—Deberiamos salir ya.— Le propongo.

—Sí, voy a mirar si hay alguien en el pasillo para que tú salgas primero.— Dice mientras me da un beso en la frente.

Mira por el pasillo y me avisa que no hay nadie así que salgo inmediatamente para llegar al garaje en donde está Damián acompañado de quién reconozco como Kimi.

—¿Dónde carajos estabas?— Me pregunta en un grito Damián.

—Lo siento, Sebastian me estaba enseñando un lugar.— Respondo.

—Sebastian estab...— Dice Kimi pero inmediatamente se calla al percatarse de la situación. —Estaba enseñándole unos neumáticos.

—¿Neumáticos? Alexia jamás estaría interesada en neumáticos.— Dice confundido Damián.

—Bueno, me pareció curioso que hubieran de varios colores, eso es todo.— Le respondo cerrando la conversación.

Kimi me mira espectante y yo solo puedo sonreírle con nervios.
Llega Sebastian y se preparan para las prácticas así que me pongo los audífonos, preparada para verlos.

Empezaron algunos monoplazas y el de Seb también, me emocionaba cada vez que lo veía en una posición alta. Finalmente las prácticas acabaron bien, lo importante sería la clasificación de mañana. Aún no podía parar de pensar en lo de esta tarde y no niego que me gustaría volver a repetirlo.
Damián jamás me ha hecho venir con el sexo oral, él dice que es la mujer la que debe hacérselo al hombre así que muy pocas veces lo ha hecho conmigo.

Y aunque me pone mal comparar a Damián y a Sebastian, debo admitir que este último en un par de semanas me ha hecho sentir algo que Damián no me ha hecho sentir en tantos años juntos, tal vez sea la adrenalina y el deseo puro.

Tentatio || Fórmula 1 Sebastian VettelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora