Tentatio || Fórmula 1 Sebastian Vettel

II

Cuando Damián llegó a casa yo lo estaba esperando en la gran sala de la mansión con una bata de dormir un poco abierta para que se mostrará algo de mis pechos.

Al momento que encendió las luces me vio y se sorprendió, vino hacia mí y se fijó en mi escote haciendo que el plan empezara como lo tenía en mente.

—Te juro que fue un error lo que viste, Alexia, perdóname.— Me explica alterado.

—Sé que no fue un error lo que vi. Pero, no quiero que nuestra relación de años se arruine por alguien que no vale la pena.— Miento.

—¿Enserio? Prometo compensarte de la mejor manera, sabes que eres la única mujer en mi vida.— Dice soltando todo el aire que tenía retenido en sus pulmones.

—Sí que lo harás. Últimamente me siento muy sola en casa y sabes que amo los caballos, así que quería decirte que vi una hermosa granja con caballerizos por internet, queda saliendo de la ciudad. Estaba pensando en ir contigo...— Le comento con la voz de pequeña niña que quiere que le cumplan un capricho.

—Para mi reina lo que sea. Mañana mismo iremos.— Me dice acercándose a mí y dejando un beso en mi cuello.

Captó las intenciones que tiene y lo dejo jugar un poco con mi bata para después apartarme excusandome con que necesitaba dormir para tener energía mañana. Sé que sí me quedaba con él no podía resistir la tentación, aunque Damián haya hecho lo que hizo no quita que me ponga calienta cuando me toca en partes sensibles del cuerpo.

Voy a mi cama y me acuesto a dormir profundamente.

.....

A la mañana siguiente me despierto y veo que Damián no está a mi lado, voy hacia la cocina y lo veo en el comedor leyendo el periódico.

—Buenos días amor, hoy tengo todo el día libre para tí y para los caballos.— Me sonrie.

—Es bueno escucharte decir eso, puede ser que está noche te ganes un premio.— Le digo al oído evitando que las sirvientas escuchen mi insinuación.

—Espero que así sea.— Me responde coqueto.

Enseguida le llega una llamada a Damián y veo que coge su celular con urgencia para contestar. Se aleja pero lo sigo con intención de escuchar la conversación.

—No, hoy no puedo, ya tengo planes.— Contesta a quien sea que este del otro lado. —Nada importante, te devuelvo la llamada enseguida.— Dice colgando rápidamente.

—¿Qué pasó, amor?¿Quién era?— Le pregunto.

—Nadie, sólo un amigo que quería que nos reuniéramos hoy.— Responde.

—Oh, ¿era importante?— Cuestionó con una idea en mente.

—No, absolutamente. No era importante.—

—Entonces invítalo a la granja con nosotros, creo que allá pueden hablar de lo que deban hablar.— Le digo dejándolo confundido.

—No, no creo que quiera ir, no le gustan los caballos.— Me dice riéndose nervioso.

—No ira a montar caballo, sólo a hablar contigo.— Le propongo.

—Uh, está bien. Le diré enseguida.— Acepta.

Sonrió y voy hacia nuestra habitación para empezar a arreglarme ya que no quiero que se nos haga tarde. Me puse unos jeans acampanados, en la parte de arriba un polo de color blanco y unos tenis del mismo color.