XIV

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Damián no llego en la noche tal como lo dijo, y aunque me extraño un poco, realmente no me intereso saber donde estaba. Ahora mismo estoy arreglándome para ir a almorzar con Sebastian.

—Señorita Alexia, el señor Sebastian solicita hablar ya con usted, dice que no le contesta el teléfono.— Avisa Dorota.

—Lo siento, lo tenía lejos, ya mismo lo llamo, gracias Dorota.— Le agradezco.

Marco el número y al segundo me contestan. —Hola, Seb.— Saludo.

—Voy llegando a tu casa, sal rápido.— Dice.

—Quedamos para más tarde, ¿o me demore de más?— Pregunto confundida.

—No, no es eso, sólo que tuve una discusión con Alexandra.— Responde.

—Te espero, ven rápido.— Le cuelgo.

Me siento preocupada por cuál pudo ser su discusión, no quiero que se entere de que Damián es su amante y lo que menos quiero de eso es que sepa que yo lo supe todo este tiempo, sé muy bien que a Sebastian no le gusta que le vean la cara.

Salgo de la mansión y veo a Sebastian estacionado afuera así que voy para subirme al coche.

—¿Cómo estás?— Le preguntó.

—Preocupado. Algo pasó con Alexandra y me tiene mal de la cabeza, realmente no sé cómo me pude dejar manipular de ella.— Dice furioso.

—Vamos a comer y hablamos tranquilos, sabes que estoy aquí para tí.— Lo apoyo dándole un beso en la mejilla.

Al llegar al restaurante veo que es bonito y grande, y al entrar observo que casi todas las mesas están llenas.

—Hay demasiada gente, será mejor ir a otro lugar.— Sugiero.

—No vamos a almorzar acá, no específicamente en esta sala. Hice una reservación en la sala privada, para tener un poco de privacidad.— Admite.

—Suena bien, vamos.— Me guia con la mano en mi cintura hacia una sala con una sola mesa.

Nos sentamos e inmediatamente viene el mesero a pedir nuestras órdenes, luego de ordenar el mesero se va y Sebastian y yo quedamos solos.

—¿Qué pasó con Alexandra?— Le preguntó cuidadosamente.

—Antes de salir le dije que ya no estaríamos juntos, al principio no me entendió pero se lo especifique, le dije que quiera cortar toda relación y comunicación con ella.— Empieza a explicar.— No se lo tomó muy bien, me dijo que nuestra relación era genial y no la podíamos terminar, así que mi solución fue decirle que sabía que me estaba siendo infiel.— Dice.

—¿Te dijo con quién?— Pregunto preocupada.

—No, no me dijo con quién. Pero, me amenazó. Debes saber que su papá es alguien un tanto importante en la fórmula 1, así que me dijo que si yo terminaba con eso, ella se encargaría de que yo no volviera a correr jamás en mi vida, y me preocupa, porque adoro correr, esta es mi profesión y por la que tanto he luchado.— Confiesa con dolor.

—Ella no puede hacer eso, es tu decisión. ¿Entonces que harás?— Pregunto.

—Sé que es mi decisión, pero también es mi carrera la que está en juego. Alexandra ganó mucha fama siendo mi novia y ahora no quiere ser alguien olvidada, tampoco quiero que cometa una locura, sé de lo que es capaz de hacer ella.— Dice preocupado.

—Habla con su papá, no creo que le guste lo que su hija está haciendo contigo.— Aconsejo.

—También lo pensé, pero primero necesito pruebas para eso.—

—Busca en su teléfono.— Propongo.

—Haré hasta lo imposible por alejarme de ella.— Dice convencido.

Luego de eso hablamos un poco sobre mi fiesta de cumpleaños y demás cosas. Sebastian se portó cariñoso y atento, me entretuve tanto con el que se nos hizo de noche así que salimos rápido del restaurante directamente al estacionamiento.

—Gracias por escucharme hoy, realmente te necesitaba.— Agradece Sebastian.

—Gracias a tí por permitirme escucharte, eres un hombre genial, Seb.— Le confieso.

Aún dentro del coche empezó a besarme suavemente, me subí en sus piernas e hice que el beso se tornará rudo y necesitado, cada vez que veo a Sebastian tengo ganas de hacer cosas no muy santas con él. Agarra mis glúteos y los aprieta mientras besa mi cuello y yo solo puedo gemir bajo mientras agarro su cabello.

Empiezo a quitar su correa y los botones de su pantalón para liberar su miembro, mientras tanto Sebastian se quita su camisa y hace lo mismo con mi top. Cuando veo que tiene la intención de meter la mano por mi pantalón, lo detengo.

—Estoy menstruando, déjame complacerte de otra forma.— Le pido.

—Realmente no me importa si estás menstruando o no, estaría dentro de tí en cualquier momento.— Confiesa con la voz ronca.

—Me gusta, pero hoy quiero hacerlo yo.— Le susurro en el oído.

Me arrodilló en el poco espacio que hay entre sus piernas, le bajó el pantalón y sus calzoncillos para sacar su miembro, veo como sus venas se notan y mi boca se hace agua. Empiezo a chuparlo suave a lo que Sebastian no puede resistir soltar gruñidos, luego de un rato torturándolo decido meter la mayoría de su longitud en mi boca y hacer varios movimientos con la lengua. Sebastian toca mis pezones y guia mi cabeza con una mano sujetando mi cabello.

Siento como su cuerpo se tensa y me preparo para lo que sé que va a pasar. Sebastian se viene en mi boca y yo me encargo de tragarlo todo mientras él se recuesta en el asiento a recuperar el aliento.
Me levanto y él coge mi cara para darme un largo beso.

Luego de que nuestros latidos volvieran a la normalidad, de ponernos la ropa que nos quitamos  y de terminar de retocarme, nos dirigimos hacia la mansión, esperando que Damián no esté allí.

Al llegar, Sebastian insiste en llevarme hasta la puerta y yo acepto, no sin antes darle un beso para bajar del auto.
Cuando saco las llaves para abrir la puerta veo que alguien abre la puerta dejándome sorprendida.

—Ya llegaste, que gusto verte.— Dice quién me abrió, dándome un abrazo. —¿Quién es este tipo?— Pregunta.

—Mamá... Y papá. ¿Qué hacen aquí?— Pregunto en shock.

Tentatio || Fórmula 1 Sebastian VettelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora