CAPITULO 2 MONSTRUOSAMENTE ENCUENTRO

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El cielo negro ya no era una promesa de tormenta

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El cielo negro ya no era una promesa de tormenta. Apenas había entrado a su piso cuando truenos y las primeras gotas de lluvia empezaron a caer. Lo que era bueno porque odiaba mojarse y ahora tenía una masiva jaqueca luego de pasarse toda la tarde oyendo a la amiga de Ellie, intentar meterla en la cama de ese imbécil.

Se dejó caer en el sofá y sacó su celular del bolsillo. Marcó el número de Julius e imploró por que hiciera conexión.

Sonó, sonó y sonó. Largo tiempo después, mientras miraba por la ventana la tormenta desenvolverse con fuerza y vigor, preguntándose si Ellie estaría en un lugar a salvo, oyó como si alguien levantara el auricular del otro lado y mascullara algo que no comprendió.

-Maldita sea, Julius, dime que es tu jodida línea.-se pellizcó el puente de la nariz. Otra vez el arrastrar bajo de palabras.-¿Qué?-

La voz se fue elevando pero muy poco por lo que seguía sin poder entenderle hasta que oyó la palabra:-...con queso doble.-

- Julius, no soy la pizzería, ¡maldición! -bramó.- ¿Y, qué pizzería llevaría la comida hasta el recóndito lugar que estás recluido?-

Julius carraspeó fuerte aclarándose la garganta. -No estoy recluido, sólo me gusta mi soledad. No hay mejor compañía que la mía. Ahora, ¿qué quieres, Declan, que vienes a perturbar mi hermosa paz? Estaba en mi más agradable siesta.-

-¿A las 7:30 de la tarde? Bueno, como sea, no me importa, tengo algo que debo consultarte.- Julius le interrumpió: -Ya lo hablamos, los condones en las farmacias o 7-Elevens.-

-¡Olvida los malditos condones! –exclamó enojado. Hizo una pausa.- ¿Cómo sabes dónde los venden si no has tenido compañía femenina en siglos?-

-¡Por supuesto que he tenido compañía femenina en laaaargos siglos, maldito renacuajo chupa sangre!-

Declan bufó.-Las suricatas no cuentan.-

-Cierra esa boca pálida, vampiro, tengo mujeres de sobra, mis esclavas sexuales.-

-Ya, seguro. ¿Acaso recuerdas cómo tener sexo?-

-¡DECLAAAAN!-su gruñido sincronizó con un relámpago, cosa que no podía decir con seguridad que no lo invocó.

Se sonrió, divertido de meterse con él. -Pues, bueno, con este calentamiento, voy al punto.-

-Imbécil, ¿piensas que contestaré tus preguntas después de cómo me has tratado? - jadeaba y resoplaba de lo enfadado.- No vuelvas a contactarme, asqueroso demonio come vacas citadinas.-le colgó con un fuerte golpazo.

Se rió alejando el celular de su oído. La pantalla con la llamada cortada se volvió negra pero tan sólo dos segundos después volvió a encenderse con un largo número llamándole. Su sonrisa se hizo más grande. Dio aceptar en la pantalla y se lo llevó a la oreja.-¿Sí?-dijo con total calma.

Monstruosamente AmándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora