CAPITULO 11 MONSTRUOSAMENTE TRES

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El fuego de la chimenea crepitaba, el árbol estaba encendido, proveyendo una agradable y tenue iluminación en la silenciosa habitación

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El fuego de la chimenea crepitaba, el árbol estaba encendido, proveyendo una agradable y tenue iluminación en la silenciosa habitación. La puerta del baño se abrió con ella saliendo luego de darse una ducha. Tenía su bata de raso azul marino puesta, y no podía estar más sexy. Ella caminó a la cama donde él estaba recostado esperándola. Una vendita cubría la cortada en el pómulo del golpe que Nohlan le había dado. Cuando olió al sujeto supo que era el mismo que había estado rondando el complejo días atrás, por Ellie y una furia le embargó por no haberlo previsto, pero no fue nada en comparación a cuando detectó la sangre en su cuerpo y vio que había sido lastimada, tocada, una rabia, una implacable ferocidad, todo un cúmulo de emociones rojas y violentas le dominaron, nublándole cada decisión racional. La bestia tomando el control total. Quería no sólo matar a ese gusano, quería destriparle y bañarse en su sangre, torturarle y hacerle sufrir de tal manera que no olvidara quién era él ni hasta después que perdiera el último latido de su podrido corazón. Pero, cuando llegó a ella y la tuvo en sus brazos, esa parte endemoniada, se calmó como un cachorro manso. Ella le volvía dócil y en control.

Le abrió los brazos y ella le cegó con una deslumbrante sonrisa. No esperó volver a ver otra de esas, después de todo no sólo le había visto en su peor momento, con su parte oscura y tenebrosa dominándole, sino que había vuelto a matar delante de sus ojos. Una vez, se perdona, ¿Dos? Mnn...No muy seguro.

Ella gateó por el colchón y se acurrucó en su pecho como un gatito. La envolvió en sus brazos estrechándola, nunca jamás queriendo dejarla salir del departamento de nuevo. Tomó una honda inhalación de su aroma. Todo su cuerpo se estremeció. Olía magnifico. Una combinación a su Ellie y al champú de él.

Ella suspiró.

-¿Estás bien?-le preguntó por centésima vez.

-¿Cuántas más para asegurarte?- sus dedos acariciaban cuidadamente su pecho donde habían estado los agujeros de bala que esos idiotas le había disparado. Sólo le quedaban delgadas casi invisibles cicatrices que la regeneración había curado prácticamente de inmediato.

-Las necesarias, nena. Quiero saber que estás bien, si hay que ir al doctor, si...-vaciló.

Ella alzó la cabeza de su hombro encontrando su mirada.- ¿Si finalmente te temo? - él bajó un poco la mirada. Ella posó su mano en el costado de su cara, para que volviera a mirarle.- Cómo puedo hacerte entender que no hay nada que puedas hacer para que yo te tema, ¿eh? - dijo. -Bueno, quizás si repites esos panques de moras quemados.-rió.

La miró no pudiendo creerlo.-En verdad, Ellie, me sorprendes, otra en tu lugar...-

-No soy otra, soy yo, tu Ellie, tu alma gemela, ¿recuerdas?-

Se puso algo nervioso pero emocionado.-¿Tampoco temes a eso?-

-¿A ser tu alma gemela, a ser tú, mi otra mitad?- bufó. -Te amo, Declan, eres todo lo que alguna vez he soñado y mucho más. Sólo espero estar siempre a tu altura.- añadió en voz baja.

Monstruosamente AmándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora