𝘗𝘳𝘰𝘭𝘰𝘨𝘰

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ɪꜱ ɪᴛ ʙᴇᴛᴛᴇʀ ᴛᴏ ꜱᴘᴇᴀᴋ ᴏʀ ᴛᴏ ᴅɪᴇ?

"ᴇᴠᴇʀʏᴛʜɪɴɢ ɢᴏᴇꜱ ᴀᴄᴏʀᴅɪɴɢ ᴛᴏ ᴘʟᴀɴ"

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"ᴇᴠᴇʀʏᴛʜɪɴɢ ɢᴏᴇꜱ ᴀᴄᴏʀᴅɪɴɢ ᴛᴏ ᴘʟᴀɴ"

{ﮩ٨ـﮩﮩ٨ـ♡ﮩ٨ـﮩﮩ٨ـ}






























Sigo pensando en qué momento no nos dimos cuenta que un auto nos seguía. Pero en el momento, con la felicidad de tener en nuestras manos catorce millones de Euros y la genialidad de un plan que no deja huella alguna de los ladrones, quien podría prestarle atención a un puto Seat Ibiza rojo del 92.










































































¿Estás lista? — Le preguntó Teo a su hermana a través de un intercomunicación que mantenía en su oído.

Ella no respondió verbalmente, simplemente asintió con la cabeza sabiendo que su hermano menor la observaba, pues tenía en su completo control las cámaras de todo el edificio.

Aquí era la cosa. Se encontraban en uno de los museos de joyas más antiguo de toda España; Sant julià de ramis. Habían planeado el golpe hacía un par de meses y finalmente estaban allí, a tan solo unos segundos de sacar su botín de catorce millones de Euros en preciosas joyas. Era increíble lo fácil que les fue burlar la seguridad del lugar, o tal vez eran unos simples genios. Su hermano menor manejaba cámaras, sensores de movimiento, alarmas, cerraduras y códigos, todo desde fuera del edificio — nunca lo pondría en peligro — Era lo que ella le llamaba un pequeño prodigio. Con tan solo trece años se comía al mundo, y en vez de desempeñar su talento en la escuela, ayudaba a su hermana en lo que más le gustaba. Robar.

Eran casi las doce de la noche. Celeste se encontraba quieta en su lugar esperando por la señal de Mateo, en quien confiaba ciegamente. Se encontraba vestida igual que los guardías de seguridad. Días atrás habían logrado hackear el sistema y poner su rostro en nombre de una empleada de más de quince años ya, a la cual le dijeron que el día de hoy no trabajaría. Claro que esos datos después serían eliminados.

Tenía a su costado un gran bolso negro lleno de las joyas del museo, las cuales habían sido reemplazadas en su lugar con replicas falsas. La parte más difícil del plan ya había pasado, pero todavía no habían terminado, y nada podía fallar.

Ahora — Avisó el chico y de inmediato sostuvo el bolso para comenzar a caminar a paso preciso con él.

Tenía que llegar a la parte del hotel del edifico y ella estaba en el museo, tenía exactamente ocho minutos para hacerlo sin que nadie la viera y aún tenía que cruzar once pasillos. El plan era entrar a la cocina del hotel y tirar las joyas por el conducto de la basura, haciendo que finalmente estuvieran a las afueras del edificio.

𝐒𝐩𝐞𝐚𝐤 𝐨𝐫 𝐝𝐢𝐞  | 𝑳𝒂 𝑪𝒂𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑷𝒂𝒑𝒆𝒍 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora