XII. Grandes acciones, grandes consecuencias

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ɪꜱ ɪᴛ ʙᴇᴛᴛᴇʀ ᴛᴏ ꜱᴘᴇᴀᴋ ᴏʀ ᴛᴏ ᴅɪᴇ?

"ꜱᴏᴍᴇᴏɴᴇ ꜱᴀɪᴅᴛᴏ ᴡɪɴ ᴛʜᴇ ʀᴇᴛʀᴇᴀᴛ, ᴡᴇ ᴀʟʟ ɪɴ ᴛᴏᴏ ᴅᴇᴇᴘᴘʟᴀʏɪɴ' ꜰᴏʀ ᴋᴇᴇᴘꜱ, ᴅᴏɴ'ᴛ ᴘʟᴀʏ ᴜꜱ ꜰᴏʀ ᴡᴇᴀᴋ"

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"ꜱᴏᴍᴇᴏɴᴇ ꜱᴀɪᴅ
ᴛᴏ ᴡɪɴ ᴛʜᴇ ʀᴇᴛʀᴇᴀᴛ, ᴡᴇ ᴀʟʟ ɪɴ ᴛᴏᴏ ᴅᴇᴇᴘ
ᴘʟᴀʏɪɴ' ꜰᴏʀ ᴋᴇᴇᴘꜱ, ᴅᴏɴ'ᴛ ᴘʟᴀʏ ᴜꜱ ꜰᴏʀ ᴡᴇᴀᴋ"

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Admitirlo no era ningún delito y no tendría problema en hacerlo; Nairobi era mil veces mejor al mando que Berlín. Es decir, no había tenido dudas de eso incluso si jamás la hubiera visto en esa posición. Conocía lo suficiente a su amiga. Era una líder nata, de mano dura y a respetar, pero motivacional.

Tener que seguir órdenes que no provenían directamente de Berlín era placentero. No tenías a nadie gritándote y/o apuntándote con un arma en la cabeza, en caso de no querer hacerlo o hacerlo mal. Además, para Sídney, ver su cara de querer morirse, era el punto máximo de satisfacción que cualquier atracador ahí adentro podría experimentar.

— Pasamos al plan Camerún — Informó Nairobi. Su liderazco dándole el comienzo a un atraco más seguro y sin peleas.

El plan Camerún consistía, básicamente, en una estrategia para ponerse a ellos mismoz en una posición de víctima respecto al estado. Le gente, inconscientemente, en cualquier situación se pone del lado de los más débiles y los apoya, así que eso era lo que debían de hacer.

Liberarían a los rehenes que tenían apartados de los demás, y, al hacerlo, se los mostrarían al mundo gracias a un periodista que ellos mismos pedirían por su ingreso.

— Vamos a soltar a los rehenes que tenemos en el sótano y van a venir una periodista y un cámara para grabarlo. Vamos a necesitar a alguien que haga la entrevista — Se giró hacia Río, que se mantenía quieto y con su mirada fija en la mesa — Y mi opción eres tú, Río. Yo entiendo tu calentón, pero te necesitamos. Tu lo puedes hacer sin máscara, eres empático.....

— ¿Tú te crees que yo voy a salir por la tele? — Interrumpió serio — ¿Para que me vea Tokio desde la cárcel? ¿Con una sonrisa de oreja a oreja haciendo una entrevista como si aquí no hubiera pasado una puta mierda? Yo ahora soy un rehén, no contéis conmigo para nada.

Dio por terminada su decisión, que claramente no estaba a discusión, apoyando su cabeza frontal contra la mesa. Sídney se contuvo de rodar los ojos pero un pequeño suspiro escapó entre sus labios con molestia. Le caía pesado lo muy pesimista y cabeza dura que podía ser Río. Ni siquiera quiso llevarle la contraria, pues ya no valía la pena.

𝐒𝐩𝐞𝐚𝐤 𝐨𝐫 𝐝𝐢𝐞  | 𝑳𝒂 𝑪𝒂𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑷𝒂𝒑𝒆𝒍 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora