ɪꜱ ɪᴛ ʙᴇᴛᴛᴇʀ ᴛᴏ ꜱᴘᴇᴀᴋ ᴏʀ ᴛᴏ ᴅɪᴇ?
𝐚 𝐓𝐨𝐤𝐢𝐨 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧
ᴼᶜ ᶠᵃᵐᵉˡᵉ
[ En donde Sídney odia fingir ser solo la buena amiga de Tokio, cuando en realidad se muere...
El tiempo pasaba increíblemente lento. No tenía consciencia de cuántas horas habían pasado, pero se sentían como días. Cada minuto era más largo que el anterior.
Sentía los latidos de su corazón en su partido labio y pómulo golpeado, más que en su propio pecho. Su respiración parecía convertirse cada vez más lenta y pesada con los segundos. Sus manos casi no sentían la circulación de la sangre al estar atadas tan fuertes por detrás de la silla con una soga, sus tobillos se sentían igual. Y el resto de su cuerpo estaba tan acalambrado de estar en la misma posición tanto tiempo que dolía e incomodaba.
Había despertado hacía, lo que suponía ella, muchas horas. Estuvo la primera lo bastante confundida de lo que sucedía luego de despertar, aunque su cerebro no la engañaba cuando le decía que estaba jodida, al menos que un milagro la salvara. Luego apareció Berlín junto a Helsinki y Oslo, claro que no pudo verlos, la venda en sus ojos lo impedía, pero podía oír sus voces.
Conociendo a Berlín, diría que había tenido piedad sobre ella. Un par de golpes en la cara y el estómago era lo menos que podría hacerle estando en tan grande desventaja, y más sabiendo que él mismo se los había proporcionado. Podría haber mandado a Helsinki y Oslo a partir cada hueso de su cuerpo, pero se había dignado a tan sólo golpearla. Y claro, sin olvidarse de su amenaza antes de marcharse.
Eso era la peor parte de todo, la mantenía intranquila. Aún podía sentir el feo sabor que envolvió su boca ante sus palabras, o tal vez se trataba de la sangre que le chorreaba, pero era igual.
— Sabes, Sídney..... — Decía Berlín mientras se acomodaba las mangas del mameluco por décima vez — Lo bueno de las venganzas es que son mejores si la otra persona tiene debilidades. Claro, es decir, mejor para mí, en este caso — Rió vagamente y le siguió un suspiro — Tú, en cambio....., — Chistó varias veces, negando con la cabeza en desaprobación — Diría que la situación no es favorable para ti. Y con esto quiero pedirte un favor.....
Le proporcionó un imprevisto golpe en la cara, logrando girar su cara, y Sídney gimió con dolor mientras intentaba escupir la sangre que llegaba a su boca. La combinación del pañuelo en su boca y la sangre no era buena. Sentía que se ahogaba.
El hombre se acercó a ella y se encorvó a su altura para quitarle la venda. Sídney apretó los ojos por la luz y luego parpadeó varias veces adaptándose a la luz. Frente a ella tenía a Berlín con un oculto gesto de burla.