IX. El Peón del Profesor

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ɪꜱ ɪᴛ ʙᴇᴛᴛᴇʀ ᴛᴏ ꜱᴘᴇᴀᴋ ᴏʀ ᴛᴏ ᴅɪᴇ?

"ʟɪꜰᴇ ɢᴏɪɴ' ɴᴏᴡʜᴇʀᴇ, ꜱᴏᴍᴇʙᴏᴅʏ ʜᴇʟᴘ ᴍᴇ, ʏᴇᴀʜɪ'ᴍ ꜱᴛᴀʏɪɴ' ᴀʟɪᴠᴇ"

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"ʟɪꜰᴇ ɢᴏɪɴ' ɴᴏᴡʜᴇʀᴇ, ꜱᴏᴍᴇʙᴏᴅʏ ʜᴇʟᴘ ᴍᴇ, ʏᴇᴀʜ
ɪ'ᴍ ꜱᴛᴀʏɪɴ' ᴀʟɪᴠᴇ"

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Los gritos venían de todos lados. Sus ecos se quedaban plasmados en sus oídos y el pesado zumbido seguía ahí. Distinguió gente de vestimenta rojiza corriendo y supo que se trataba de sus compañeros. Luego, unos pasos apresurados fueron en su dirección y la persona se arodilló a su lado. Tomó su cuerpo y la apoyó en sus piernas.

— Oye. Oye, Sídney — No podía reconocer la voz, tampoco el rostro.

La persona palmó su rostro varias veces con suavidad, esperando que así reaccionase — Hey, Sídney. Joder. ¿Me oyes?

Hizo su mayor esfuerzo y por unos segundos pudo aclarar su visión. Se trataba de Denver. El chico tenía una mirada llena de emociones. Preocupación, miedo, adrenalina, desesperación. Aún así, su mirada se iluminó un poco al ver que había reaccionado.

— Sídney, necesito que te quedes despierta, ¿si? Por favor. Lo tienes que hacer — Dirigió su mirada a la zona de gritos y maldijo antes de devolverla a ella.

Rompió un pedazo de la remera de Sídney, pues el llevaba encima el chaleco antibalas, y lo utilizó para envolver la herida de bala en su brazo y hacer un nudo a presión. Sídney gritó por el dolor y luego apretó los dientes.

— Aguanta.

Denver la dejó sentada contra el estante y se fue hacia el extremo de este mientras tomaba su arma. Comenzó a disparar a través del agujero en la pared para ayudar a los demás.

Sídney dejó atrás su atención y comenzó a toser con fuerza. El polvillo y la tierra que se levantaba la estaba matando, claro, además de su brazo sangrando y punzante dolor en su cabeza. Era la segunda vez que se golpeaba esa zona, por lo que esperaba que dentro de ella todo siguiera igual y no se muriera en mitad de la misión, ya fuera por una contusión o derrame.

Todo se estaba yendo al carajísimo. Esta vez en serio. Realmente no sabían si iban a salir de allí con vida, si terminarían en la cárcel o con la libertad. Desde que habían entrado cada segundo era peor que el anterior, o al menos así lo sentía ella. Aunque quién no lo haría.

𝐒𝐩𝐞𝐚𝐤 𝐨𝐫 𝐝𝐢𝐞  | 𝑳𝒂 𝑪𝒂𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑷𝒂𝒑𝒆𝒍 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora