II. Miedo

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ɪꜱ ɪᴛ ʙᴇᴛᴛᴇʀ ᴛᴏ ꜱᴘᴇᴀᴋ ᴏʀ ᴛᴏ ᴅɪᴇ?

"ɢɪᴠᴇ ᴍᴇ ᴀ ꜱɪɢɴɪꜰ ɪ'ᴍ ᴏɴ ʏᴏᴜʀ ᴍɪɴᴅɪ ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴀɴᴛ ᴛᴏ ꜰᴀʟʟ ɪɴ ʟᴏᴠᴇ ᴀʟᴏɴᴇ"

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"ɢɪᴠᴇ ᴍᴇ ᴀ ꜱɪɢɴ
ɪꜰ ɪ'ᴍ ᴏɴ ʏᴏᴜʀ ᴍɪɴᴅ
ɪ ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴀɴᴛ ᴛᴏ ꜰᴀʟʟ ɪɴ ʟᴏᴠᴇ ᴀʟᴏɴᴇ"

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El día del atraco
Viernes 8:25 a.m














Se encontraban todos juntos dentro de la furgoneta que los llevaría a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, luego de estar cinco meses estudiando el golpe y esperando por ese momento, al fin había llegado. Aunque, habían pasado cinco meses aislados del mundo para que al momento de volver, sea para encerrarse en una jaula de muerte. Muchas cosas podían salir mal, pero si algo había hecho el profesor esos meses, fue ganarse su fe ciega. Pues sí, ella confiaba ciegamente en el Profesor.

Mentiría si dijera que no estaba un poco nerviosa, no sentiría seguridad de que el plan se desarrolle con éxito hasta que se encontrasen todos dentro de la Fábrica, pero era tan grande el golpe, que la mayor parte de sus nervios era pensar; "¿Qué voy a hacer con tanta plata?". Las ideas llenaban su cabeza desde el primer momento en que se unió a ese plan.

De todos modos, su cabeza no estaba concentrada al cien por ciento en el atraco, no como debería. Su mente procesaba miles de cosas en ese instante y todas desembocadas por un mismo sentimiento; miedo. Fue culpa del mismo seguir sintiéndolo, pues ayer casi arruinaba todo por miedo, y ahora tenía miedo de haberlo arruinado.

No se encontraba con su careta puesta, la razón era que no podía dejar de morderse las uñas, y su pierna derecha subía y bajaba en un ritmo repetitivo suave, por lo que nadie parecía notarlo. Al menos eso creía, hasta que sintió una mano deslizarse por su rodilla.

Se encontró a su lado con una pequeña sonrisa que Río le otorgaba mientras acariciaba la zona, de inmediato su pierna se detuvo y pudo calmarse un poco. Sus uñas se alejaron de sus dientes. Le devolvió como pudo la sonrisa. El chico se había vuelto como un hermanito para ella, de hecho, realmente le recordaba a su hermano. Diría que tal vez por eso se había encariñado con él tan rápido y formaron una hermosa amistad, pero la verdad fue que el chico se hacía querer muy fácil.

A veces se odiaba a sí misma, lo quería muchísimo, pero aún así, sin poder controlarlo, se moría de celos cuando lo veía. Deseaba tanto ser él y la razón era una sola. Tokio. Y lo peor de todo, es que no era su culpa que ella no la hubiera elegido, ni que no la quisiera.

Tokio.....Era la razón del miedo que sentía y las cosas que su mente no dejaba de procesar e imaginar. Era su amistad lo que casi arruina ayer, o lo que tal vez arruinó y ella aún no lo sabía, pero el impulso le había ganado. Odiaba no tener autocontrol a veces.
















𝐒𝐩𝐞𝐚𝐤 𝐨𝐫 𝐝𝐢𝐞  | 𝑳𝒂 𝑪𝒂𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑷𝒂𝒑𝒆𝒍 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora