—Mama, odio todo esto... ese tipo raro trató de abrazarme y... — hizo un gesto, fingiendo vomitar. —Asqueroso, estoy segura que en cualquier momento me va a besar.
Cierta joven escuchaba aquella plática, fruncía el ceño y apretó los puños con molestia.
—Te conviene no arruinar el plan, Pudding.
La voz de la mayor causó escalofríos en los cuerpos de la nombrada y (t/n).
—Claro que no, Mama. — dijo la de cabellera castaña, cambiando su mirada hacia otro lugar. —Cómo sea, ese rarito ni se da cuenta de mis gestos de asco cuando se acerca. Soy buena actuando, ¿no es así, Mama?
Se alejó de la puerta para evitar escuchar más de esa decepcionante conversación que no provocaba más que un remolino en su interior por el asco.
¿Cómo esas personas que pensaban solamente en usar a alguien de una forma tan triste y repugnante, eran sus familiares? ¿Sería algo de familia? Porque si era así, ella deseaba desde lo más profundo de su ser para no terminar como su madre.
¿Qué acaso lo único que importaba era el dinero? ¿La fama?
Sus pies le llevaron al jardín. Tal vez su cuerpo sabía que necesitaba algo de aire fresco para abandonar el ambiente tóxico. El viento chocó contra su rostro, sin aviso alguno, causando que sus ojos se cristalizasen, agitando su cabello y el vestido de verano que llevaba puesto.
Sus ojos se posaron en el chico de cabellos rubios, quien estaba de cuclillas cerca de un arbusto de rosas rojas.
(t/n) sintió su corazón agitarse con la ilusión de intercambiar palabras. Se acercó al varón y notó su aprecio hacia la belleza de las rosas.
—¿Te gustan las rosas? — preguntó ella, viendo el leve sobresalto del joven. Aquello le pareció tierno. —Solía plantar muchas cosas con un amigo, aunque no he sabido nada de él hace mucho.
—¿Por alguna razón en específico? — replicó Sanji, interesado en sus palabras, sin embargo no levantaba su mirada de las rosas.
—A Mama no le caía bien... — dijo casi en un susurro, mordiéndose el labio sintiendo un extraño sentimiento en su pecho.
Tal vez era por que nunca había hablado de cómo se sentía al respecto su vieja amistad. Ni siquiera recordaba haber hablado del tema con alguno de sus hermanos.
—Tu madre es algo estricta respecto a con quiénes se juntan sus hijos, ¿no?
El comentario le tomó por sorpresa, pero la de ojos (c/o) suspiró.
—Más o menos... A-Aunque Mama solo se preocupa de nosotros, ella no quiere que estemos en peligro o... — mintió.
—No hace falta que mientas, (t/n)-chan.
Una vez más, sus ojos se abrieron como platos, dejándola perpleja.
—¿Q-Qué?
—No soy un "rarito"... me doy cuenta de los pequeños detalles y... he escuchado ciertas cosas que claramente no debí. — (t/n) se asomó al joven para notar sus temblorosos labios, luego él apretó los mismos para terminar mordiéndolos con molestia y tristeza. —Lo sé, solo que no hay mucho que yo pueda hacer, ¿no?
Con el corazón en un puño, ella se limitó a sentir lástima por el de cejas rizadas, viéndole en silencio, sin estar segura de que hacer.
—S-Sanji... yo... lo siento muchísimo...
Era estúpido. Ella se disculpaba por acciones ajenas, lo peor era que sus palabras no tenían relevancia. Deseaba que todo fuese diferente, no por su propio beneficio, si no para evitar ver el gesto de fragilidad en el rostro del rubio.
—(t/n)-chan... — llamó y se giró hacia la nombrada y puso su cálida mano en el hombro ajeno. Fue un momento en el cual la joven pudo apreciar la humedad en los ojos del varón, decorando sus pupilas como si estuviesen detrás de unas ventanas. Hizo un esfuerzo en mantener la distancia apropriada con el contrario. —Estoy bien.
Marcas rojas debajo de sus ojos como si de ojeras se tratasen, al parecer había estado llorando por un largo tiempo.
La culpabilidad aumentaba. Ella no le había dañado de forma directa y se sentía de tal forma, ¿como es que su hermana no se sentía ni un poquito mal?
Tal vez lo hacía.
—Debí habértelo dicho, debí haber sido sincera contigo... Mierda, ¡lo siento muchísimo! — ésta vez la de cabellera (c/c) amenazaba con empezar a quebrarse. —Lo supe, no es la primera vez que Mama hace algo cómo ésto. Fui una maldita cobarde...
—(t/n)-chan...
<< Desearía que fuera yo... ¿Por qué no soy yo tu futura esposa? Yo no te trataría de esta manera... >>
Frustrada, ella trató de no llorar, pues le importaba más las lágrimas del contrario.
—(t/n)-chan, está bien... Te lo prometo, lo vi venir, yo lo sabía. — decía para tratar de calmar el ambiente, no parecía estar funcionando. —M-Mi padre... él nunca ha sido una buena persona... Conmigo nunca fue buen padre, no hasta que finalmente le serví para algo...
—Casarte con mi hermana... — completó sus palabras.
—Una de las hijas de Big Mom. — añadió él. —No es que yo quisiera, n-no me malinterpretes, Pudding-chan es una dama muy encantadora...
<< Mientes... y lo sabes. >>
—Ser la decepción de la familia me obligó a acabar en este punto. — continuó. —P-Pero, puedo ser útil para mi familia y... la tuya.
Forzó una sonrisa, una dulce sonrisa. Tan perfecta que le hizo pensar si las lindas sonrisas que él le regalaba, todos esos gestos ocultaban su oscuro dolor.
La menor tomó una de las rosas que se encontraban en la tierra, acariciando sus pétalos y volviendo a intercambiar miradas con el varón, para darse cuenta que éste ya se encontraba viéndole.
—Te entiendo, Sanji... Yo... también me he sentido de esa forma, bueno, es obvio que le soy útil a mi familia por una razón. No es que ellos me aprecien por quien soy... — fue lo único que dijo, con la intención de consolar al chico.
No era de las mejores consolando.
—Lo siento muchísimo...
Se quedaron en un tranquilo silencio.
—Sanji... — tal vez se arrepentiría más tarde, pero no pudo evitar rodear el cuerpo del nombrado con sus brazos.
—(t/n)-chan...
—Yo te aprecio...
CONTINUARÁ...
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Apaga Las Luces (Sanji x Lectora)
RomanceUn simple error podía corregirse con facilidad. ¿Qué tan grave podía ser traicionar a tu propia familia? ¿Y si ellos éran los culpables de tu error? Él le demostró el cariño que nunca recibió con su caballerosidad, ¿cómo se iba a resistir a eso? Le...