.Frío, Extraña y Un Beso.

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Unos meses antes...

El frío abrasador calaba los huesos de los civiles en el centro de Seul, corea.

Las luces de los grandes e intimidantes edificios iluminaban las calles por las que transitaban innumerables vehículos y personas ensimismadas en sus propios mundos.

Una castaña avanzaba por la calle, el cruel frío hacia sus dientes castañear, lo único que pedía en su mente era poder llegar lo más pronto a casa de su hermana, tomar un delicioso café caliente y refugiarse bajo diez colchas de ser posible.

A unos metros mas adelante, en un callejón oscuro, se encontraba una pelinegra de facciones extranjeras, portaba un cigarro entre sus labios, con cada calada sentía su cuerpo menos frío, a pesar de sus dedos casi entumecidos.

La castaña quien disfrutaba de la vista que brindaba la gran ciudad, salió de su admiración al escuchar el timbre de su teléfono, indicando la llamada de alguien.

"Seguro es Chu". Pensó ella, inmediatamente tomo su pequeño bolso y cuando estaba por sacar el aparato, sintió como su pertenencia le fue arrebatada de las manos.

Fue un joven que le sacaba poco menos de una cabeza, tenia la mitad del rostro cubierto con una bufanda y forcejeó hábilmente hasta arrebatarle el bolso a la castaña.

— Carajo, ¡Oye vuelve aquí! ¡Detengan a ese cabron! — gritó empezando a correr detrás del hombre.

La gente parecía no querer involucrarse, vieron al ladrón correr frente a ellos y no se inmutaron, siguieron con sus conversaciones y actividades con normalidad mientras la pequeña castaña se esforzaba en no ceder al dolor de pecho que le provocaba el aire frío calando su traquea.

Mientras tanto, la extranjera le hablaba a un grupo de hombres en un idioma aparte al coreano, ellos asentían firmemente, dos de ellos un rubio y un pelimarron de facciones varoniles se quedaron a su lado mientras el resto de los cuatro hombres vestidos con capuchas se marcharon a cumplir lo que la mujer les ordeno.

— Señorita Manobal, es hora de volver, su padre la espera para comer. — informo el rubio de voz grave.

El pelimarron se adelantó a abrir la puerta del carro para la mujer mientras el rubio la escoltaba desde ese sucio callejón.

— ¡Detengan a ese cabron! — escucho la mujer, giro a la procedencia de dicha voz femenina. A los pocos segundos vio a un tipo correr sujetando firmemente un bolso a su pecho, seguido de una mujer mas baja, la dueña de aquella voz.

Tiro el cigarrillo que aun tenía entre sus dedos y sonrió.

En cuanto el ladrón paso cerca de la pelinegra, esta lo tumbo de un simple movimiento, aterrizo su rodilla en el costado del hombre, presionando sus costillas lo suficientemente para que le costara pasar oxigeno.

El hombre se retorcía bajo la pelinegra, mientras esta le quitaba el bolso y buscaba la mirada de la mujer mas baja, quien se recomponía de la pequeña maratón.

Una vez sus miradas se cruzaron la mas alta se puso de pie, dejando de lado la existencia del otro joven.

"Que mujer". Fue lo que pensó la extranjera al ver las femeninas y delicadas facciones de la mas baja. "Esos ojos, vaya".

Consiente de que se quedo mirando más tiempo del debido a la castaña, extendió el bolso que le arrebató al hombre. — Ten, cuídalo mejor.

— Gracias... — musitó la coreana.

"Parece una barbie". Eso fue lo que pensó la pequeña.

Cuando la mas alta estaba por finalizar su pequeño acto de heroísmo e ir a su vehículo, al voltear vio como el chico quien anteriormente se retorcía de dolor, tomaba el impulso suficiente para golpearla con miedo.

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