→ 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 ; 0 0 6

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¿EN QUÉ ME CONVIERTO?

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Los entrenamientos suelen ser muy duros, su padre no tiene piedad, lo sacude peor que un costal de papas. Hoy no es la excepción, está siendo golpeado por todos lados, apenas puede realizar un movimiento y su brazo no es lo suficientemente fuerte para sostener la espada de su hermano pero lo intenta.

— ¡Muy lento!

Jura que lo intenta.

— ¡¿Eres un niño o un hombre?!¡Levántate!

Entonces...

— ¿Ni siquiera puedes darme un golpe?

¿Por qué se siente tan inútil?

— Es todo por hoy, retirate ahora. — sereno, nisiquiera pudo hacer que se cansara un poco, todo fue un juego para él. Kou, jadeando y respirando apenas por la boca hizo lo que pudo, sus músculos están entumecidos y siente que van a explotar, sus huesos probablemente corran con la misma suerte, mañana tendrá que vendar los lugares más golpeados si no quiere que ardan hasta desfallecer.

Se levanta con ayuda de la espada enfundada que ni siquiera usó, tambalea un poco pero cree poder llegar a caminar y al mismo tiempo inclinarse ante su padre que espera a su retiro.

— Gracias por su atención. — logra decir con completa calma, antes de mirarlo de vuelta y notar que nisiquera volteó a verlo. Se reincorpora y a un paso lento comienza a retirarse, manteniendo su falso porte de seguridad.

No podía mostrarse vulnerable a nadie, el heredero Minamoto no necesitaba de esas vanidades para ser el siguiente líder, asi que aguantó como pudo el dolor, las ganas destructivas de cojear, decidió concentrar su energía en evitar desplomarse en el suelo y elevó las de llegar a casa, donde podrá darle fin a esa tortura por hoy.

La puerta se abre y cierra con la misma fuerza, camina manteniendo su frente en alto apesar de todas las miradas que está recibiendo de los curiosos que aún siguen ahí, observando sus golpes y arañazos producto de estar casi a punto de ser cortado.

Sigue asi hasta el vestidor, donde deja la ropa de exorcista impecable en su lugar, antes de partir nuevamente, esta vez, hacia su hogar.

¿Se está acostumbrando a esto?

El oji-azul no lo sabe con claridad.

¿Luce como un monstruo?

Probablemente, ya que los espectros menores que lo ven aún en las sombras huyen ni bien sienten su vista, y es qué no porta una expresión como tal, solo cansancio que seguramente notan como enojo en su ser.

¿Esto es lo que vivía su hermano?

Los años lo habrán hecho soportar toda clase de daño, pero para él aguantar tanto dolor sin decir una palabra es sofocante.

(Quiere respirar, quiere volver a su vida)

¿Qué es en lo que se está convirtiendo?

No sabe, jura que no lo sabe.

¿Asi será de ahora en adelante?

No, ruega que no, odia esto.

¿Vivirá siempre bajo las órdenes de su padre?

Súplica a Dios que por favor no sea asi, no puede más.

¿Cuánto más aguantaría?

Él...

¿Él, realmente es Kou todavia?

Fuera de la vista de alguien se deja caer rendido y por fin puede quejarse, duele como el infierno su cuerpo tiembla ante la sensación del frio de la noche veraniega de mayo, mientras su labio no deja de sangrar por la fuerza que pone en sus dientes al morder con angustia.

𝐂𝐔𝐈𝐃𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐀 » 𝒌𝒐𝒖𝒏𝒆𝒏𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora