┃Hace unos días atrás una tragedia ocurrió para la familia Minamoto; Teru, el hijo mayor, sufrió un trágico accidente y terminó en estado vegetal con pocas probabilidades de despiertar otra vez.
┃Con esto el segundo hijo del clan, Kou, tomó su lugar...
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A la mañana siguiente lo que se temía se hace realidad, sus párpados se abrieron con dificultad y al tratar de levantarse descubre que todo su cuerpo está completamente adolorido. El aire abandona sus labios en un jadeo ahogado que no puede contener por más de que intenta callarlo, tiene la sensación de querer revolverse en ese absurdo dolor pero se contiene al darse cuenta de que solo empeora con su acción.
Suspira, sintiendo como se relaja un poco más y cree que volverá a desmayarse del sueño, sin embargo a medio camino de su viaje al tren del descanso la puerta se abre estrepitosamente, sobresaltandolo ante esta gran acción.
— ¡Kou-nii, el desayuno está listo! —. Oye la clara voz de su hermanita, la cual luce alegre y bien preparada como lo hace él para su dia en el kinder. Esto lo deja un poco desorbitado en su mundo, hoy era martes, lo que significaba que era un día de escuela para su princesa. — Vamos abajo, ¡Nene-chan preparó muchas cosas ricas!
Y cuando pareció terminar de decir su cometido la pequeña de ojos acuamarinos se esfumó –supone él, hacia la planta baja–.
Bien, ya no tenia chance de volver a dormirse, asi que suspira resignado para incorporse en su lugar y caminar hacia afuera.
El olor a comida llega hasta sus fosas nasales, tan exquisito que su saliva empieza a juntarse en su boca de forma descontrolada. Tiene hambre, tal vez gracias a eso logró evadir su dolor por un rato y bajar tranquilamente por las escaleras hasta llegar al comedor.
En la mesa descansaban platillos abundantes y deliciosos, dulces y salados por igual pero sus ojos no abandonaron la vista de la bandeja de panqueques que cierta peli-plata trae en sus manos.
— ¡Buenos días Kou-kun! — El saludo animado hace que vuelva en si al instante. Ella le sonrie de forma cariñosa y su corazón parece que da un giro en su órbita de la emoción que siente. — El desayuno está listo, ven a sentarte.
— Ohm, si, buenos días senpai... — Todavia en las nubes hace caso a la petición de la adolecente, sin desviar la vista de su persona ni un momento. Deposita el plato en la mesa y se acerca animosamente hacia la pequeña rubia quien luce contenta al verla dejar unos cuantos en su plato. Luego de eso hace lo mismo con él, pidiéndole su porcelana y llenandola de la masa esponjosa para que pueda probarlos de una vez.
— No soy muy buena con la cocina, pero espero que te guste. — Esa frase fue dicha antes de que pudiera llevarse un bocado a la boca, nota como trata de ocultar sus nervios desviando la mirada y acomodando su cabello detrás de su oreja en un intento de calmarse a si misma.
"Linda" piensa en su interior, mientras su tonta sonrisa se hace más grande que cree que puede terminar doliendole los cachetes si no se detiene.
