La impotencia atenazaba el corazón de Minseok. Sabía que involucrarse con Jaewon siempre tenía consecuencias, pero ahora, en medio de la incertidumbre sobre Minhyung, su paciencia estaba al límite. Cada palabra del pelinegro era una burla disfrazada, un juego de poder que no hacía más que alimentar la rabia en su pecho.
—No juegues conmigo, Jaewon. ¿Qué has hecho con él? —exigió, su voz vibrando con una mezcla de ira y angustia.
Jaewon dio una risa sardónica, disfrutando del sufrimiento ajeno.
—¿Qué puedo decir? Las personas desaparecen todo el tiempo... ¿No creíste que podrías exponerme sin consecuencias, verdad?
—Te juro que si le has hecho algo a Minhyung, pagarás por ello —advirtió, sus ojos centelleando con determinación.
Jaewon solo respondió con una risa burlona, desafiándolo a actuar.
—Tú y yo siempre hemos estado jugando a este juego, Minseokie. Pero parece que estás perdiendo de nuevo.
La paciencia de Minseok se estaba agotando rápidamente. Cada segundo que pasaba sin noticias de Minhyung aumentaba su desesperación.
—¿¡Dónde está!? —gritó, incapaz de contener la furia que ardía dentro de él.
Jaewon se encogió de hombros, deleitándose con la situación.
—Quizás deberías preguntarte a ti mismo por qué siempre terminas en esta posición. ¿Realmente pensaste que podrías socavar mis planes sin consecuencias?
La mirada desafiante de Jaewon encendió una chispa de comprensión en los ojos de Minseok. Cada pieza del rompecabezas comenzó a encajar, revelando una verdad amarga. Había subestimado el alcance de los planes retorcidos de su excompañero, y ahora, en su desesperación, se encontraba atrapado en las consecuencias de su propia ingenuidad.
La sala de estar se llenó de un silencio tenso, roto solo por la risa mordaz de Jaewon. Minseok luchaba contra la combinación de emociones que lo invadía: la ira ardiente, la impotencia y, lo más desgarrador, el temor por Minhyung. Cada rincón de su mente estaba lleno de preguntas sin respuestas, y el otro, con su actitud burlona, no hacía más que intensificar la tormenta emocional.
—Ya basta, Jaewon. ¿Dónde está Minhyung? —Cuestionó por enésima vez.
—¿Dónde crees que está? Tal vez Minhyung simplemente se cansó de ser traicionado por ti una y otra vez.
Minseok estaba a punto de explotar. Cada palabra, cada gesto del más alto lo empujaba más cerca del abismo de la frustración. Se forzó a sí mismo a mantener la compostura, a no ceder ante la provocación. Pero la voz de Jaewon seguía retumbando en su mente, sembrando dudas y temores.
—Lo sabías todo el tiempo, ¿no es así? Sobre Minhyung y yo, sobre las pruebas, sobre la exposición a Jaewon... —Minseok murmuró, conectando los puntos con incredulidad.
Jaewon solo asintió, saboreando la revelación.
—Siempre supe. Pero pensé que serías más astuto, Minseokie. Parece que subestimé tu capacidad para arruinarlo todo.
Minseok sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. Cada revelación abría una herida más profunda en su corazón ya fracturado. Se preguntaba cuánto más podía soportar antes de desmoronarse por completo.
—Siempre tuviste el control, ¿verdad? —dijo en medio de una risa amarga.
El más alto se acercó aún más, disfrutando del sufrimiento que causaba.
—El control es algo que te quitas a ti mismo, Minseok. Tú tomaste decisiones, y ahora debes enfrentar las consecuencias.
Aquellas palabras resonaban en la habitación, y Minseok sintió que estaba atrapado en una red de decisiones equivocadas y traiciones. La frustración y la rabia bullían en su interior, pero también había un atisbo de desesperación. La incertidumbre sobre Minhyung, sumada a las amenazas veladas de Jaewon, creaba un nudo en su estómago.
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Sour & Sweet ;; Keria x Gumayusi
FanfictionEn el mundo competitivo de los videojuegos, Minseok ve su reputación desmoronarse debido a fuertes rumores. Con la amargura como ingrediente principal, se une a un equipo menos destacado donde conoce a Minhyung, un novato dispuesto a derribar sus mu...