▪︎ Capítulo 67 ▪︎

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Con la decisión tomada, la vida de Minseok y Minhyung comenzó a girar en torno a la inminente mudanza a Los Ángeles. Los días se llenaron de actividad frenética mientras empacaban sus pertenencias, organizaban los detalles del viaje y se sumergían en los preparativos para su nueva aventura. El apartamento, que una vez fue testigo de risas, lagrimas, confidencias y, principalmente, amor, ahora se llenaba de cajas y el eco de pasos apresurados.

Minhyung, con su teléfono en mano, decidió enfrentar uno de los momentos amargos que sabía que vendrían. La desaprobación persistente de su familia hacia su carrera como jugador profesional había sido una sombra constante. Pese a que había logrado cierto éxito, sus padres ansiaban que siguiera un camino más tradicional. La conversación fue tensa, las palabras de desaprobación cortaron como cuchillas invisibles a través del auricular. Minseok, al escuchar la conversación, lo abrazó con firmeza cuando colgó.

—Lo siento, Minseok. A veces, parece que no importa cuánto haya logrado, nunca es suficiente para ellos.

El menor sonrió comprensivamente, acariciando su mejilla con suavidad.

—No tienes que disculparte. Estoy aquí contigo, y eso es lo que importa. No importa lo que digan, siempre te apoyaré.

Minhyung le dedicó una sonrisa agradecida, encontrando consuelo en las palabras reconfortantes del menor.

Por otro lado, Minseok enfrentaba su propia serie de despedidas amargas. Wooje, su mejor amigo desde la academia, había sido su roca durante muchos años. Despedirse de él fue un recordatorio de los lazos que se quedaban atrás. Ambos compartieron un último día juntos, recorriendo los lugares que habían frecuentado desde la adolescencia, compartiendo risas y reflexiones sobre el tiempo pasado.

—Es difícil imaginarme la vida sin ti en la habitación de al lado, Wooje. Pero estoy emocionado por esta nueva etapa, ¿sabes? —dijo, su voz reflejando una mezcla de emoción y tristeza.

Wooje asintió, sosteniendo la mano de su amigo con fuerza.

—Te extrañaré, Minseok. Pero estoy seguro de que brillarás allá donde vayas. Y, además, siempre estaré a una videollamada de distancia, listo para burlarle de ti.

Minseok rió, agradecido por el apoyo y el toque característico de humor de su amigo.

—Gracias, Wooje. Siempre serás mi mejor amigo, sin importar la distancia. Y ten por seguro que te contaré todas nuestras locuras en Los Ángeles. Espero que vayas a visitarnos a menudo.

Con un enorme esfuerzo, ambos se despidieron con un abrazo apretado, sellando su amistad con la promesa de mantenerse en contacto. Si bien el adiós era agridulce, la emoción de las nuevas oportunidades al otro lado del mundo aliviaba en parte lo agrio.

Con todo, entre cajas y despedidas, Minseok y Minhyung también compartieron momentos dulces. Planearon su nueva vida en Los Ángeles, imaginando el brillante futuro que les aguardaba. Compartieron risas en medio del caos de empacar, encontrando consuelo y complicidad en cada gesto y risa compartida.

Su última noche antes de partir, mientras revisaban sus cosas, se detuvieron un momento para disfrutar de la ciudad que pronto dejarían atrás. Se asomaron a uno de los enormes ventanales y observaron las luces centelleantes de Seúl, una vista que habían dado por sentado tantas veces antes. Minseok se apoyó en el cristal, y Minhyung se acercó por detrás, rodeando la cintura del menor con sus brazos. El brillo de las luces urbanas pintaba un cuadro de despedida en la noche, y el menor no pudo evitar suspirar, sintiendo la nostalgia del momento.

—Es extraño pensar que esto será solo un recuerdo, ¿verdad? —murmuró, su mirada perdida en las inmensidad de la ciudad.

Minhyung apoyó la cabeza en el hombro del más bajo, compartiendo el momento melancólico.

Sour & Sweet ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora