Sour & Sweet ;; Keria x Gumayusi

▪︎ Capítulo 31 ▪︎

La suave luz del amanecer filtrándose por las cortinas despertó a Minseok, quien parpadeó despacio mientras se acostumbraba a la claridad. Y, al moverse un poco, se dio cuenta que no estaba solo en la cama. Minhyung aún dormía pacíficamente a su lado, las sábanas desordenadas y sus rostros a centímetros de distancia. A pesar de la amplitud de la cama, la proximidad entre ambos era evidente. Estaban casi abrazados, con sus cuerpos entrelazados de una manera que Minseok nunca habría permitido en circunstancias normales.

Una serie de pensamientos contradictorios cruzaron su mente, nunca había permitido que nadie se acercara tanto a él, tanto física como emocionalmente. Había construido un muro alrededor de su ser, protegiendo su corazón de las complicaciones que podrían surgir al dejar que alguien lo conociera verdaderamente. Sin embargo, en ese momento, mientras observaba a Minhyung dormir, sintió una extraña serenidad, una sensación de paz que no estaba acostumbrado a experimentar.

La cama, a pesar de su gran tamaño, se sentía repentinamente pequeña y acogedora. El aroma de Minhyung, mezclado con la suavidad del edredón, creaba un ambiente íntimo que Minseok no había previsto. Se preguntó cómo habían llegado a esa situación, cómo él, quien tanto se había esforzado por mantener a todos a distancia, había permitido que un novato traspasara sus barreras.

En tanto Minseok reflexionaba, el otro comenzó a despertar lentamente. Sus ojos se abrieron con suavidad, parpadeando ante la luz del día. Al notar la proximidad, esbozó una sonrisa somnolienta.

—Buenos días, ¿cómo has dormido?

La pregunta lo sacó de las profundidades de sus pensamientos, y no pudo evitar sentir una rara mezcla de nerviosismo y tranquilidad. "¿Cómo debería responder a eso?" No estaba acostumbrado a compartir su espacio de esa manera, y mucho menos a permitir que alguien viera a través de su fachada fría.

—Bien, supongo —murmuró, desviando la mirada hacia la ventana para ocultar la leve sonrisa que, por alguna razón, amenazaba con dibujarse en su rostro.

Minhyung, sin embargo, notó la variación en la expresión del menor y decidió no presionar. Se incorporó, estirándose con pereza antes de sentarse en el borde de la cama.

—Espero que no te haya molestado compartir la cama. Me quedé dormido antes de darme cuenta.

Minseok guardó silencio por un momento, sopesando sus propias emociones. La verdad era que no se sentía incómodo; de hecho, la cercanía le había brindado una sensación de consuelo que no sabía que necesitaba. No obstante, no estaba seguro de cómo expresar eso sin romper su propia apariencia que había trabajado en construir.

—Digamos que no fue tan terrible —respondió, intentando mantener su tono característicamente desinteresado.

Minhyung sonrió ante la respuesta, captando la tensión sutil entre sus palabras y sus acciones.

—No te preocupes, Minseok. Puedes ser honesto conmigo, no muerdo.

La risa suave del mayor provocó una reacción inesperada en el otro, quien, a pesar de sus esfuerzos, soltó una risa también.

—¿Qué clase de cliché es ese? —comentó, tratando de desviar la atención de su propia vulnerabilidad recién descubierta.

—Es un cliché porque funciona, ¿no crees?

Antes de que Minseok pudiera responder, Doongi entró corriendo en la habitación, rompiendo el momento íntimo y trayendo consigo un ambiente de normalidad. El pequeño perro se lanzó a la cama, ladrando con entusiasmo y poniendo fin a la tensión que se había acumulado en la habitación. Ambos se rieron mientras el perrito correteaba por la cama, haciendo intentos de lamer el rostro de ambos, hasta que finalmente, se instaló entre los dos, como si quisiera asegurarse de que su presencia fuera notada y apreciada.