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𝚃𝚊𝚛𝚍𝚎 𝚍𝚎 𝚟𝚒𝚍𝚎𝚘𝚓𝚞𝚎𝚐𝚘𝚜
Luego de ese mini-campamento de tres días y haber vuelto a donde sus cabañas estaban, tenían todo lo restante del día libre.
Un grupo de estudiantes encontraron una especie de ciber y, luego de pedirle permiso a los dueños y profesores, empezaron a invitar a sus conocidos, sus conocidos a otros y otros, hasta que la voz llego a todo el campamento, a las cuatro escuelas.
—No sabía que había un ciber en este lugar -Wanda, una peli marrón de puntas rojas, hablo-
—Yo menos, como dije, me enteré por una de las chicas de otra escuela -se encogió de hombros Nicole, una joven de cabellos oscuros y ondulados-
—Creo que lo bueno de tener amigos fuera de la escuela es que te enteras de todo -Berenice, la única rubia del grupo, rio-
—Si soy sincera, espero que nos encontremos con gente piola, últimamente todos son medio giles -Emma, la pelirroja del grupo, opino-
—Nosotras nos quejamos como si fuéramos a jugar algo -hablo Rocio, acomodando un mechón marrón de su cabello atrás de su oreja-
—También me entere que hay un Just Dance, ¿quién se copa? -pregunto Nicole, ya viendo la fachada del ciber a un par de pasos-
—Yo tengo que jugarle un Mario Kart a Nicolas, pero tranqui que le gano y voy con ustedes -Dijo Emma-
—Pasen, bellezas -guiño un ojo Wanda, haciendo reír al resto-
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El ciber tenía las luces principales apagadas, pero tenía muchísimas luces led prendidas. Estas cambiaban de color constantemente.
El lugar era sorpresivamente gigante, tenía dos pisos, ambos con la misma temática.
En el primer piso, a la derecha, había una fila gigante de computadoras, estas ocupaban desde la pared derecha hasta la pared del fondo, casi todas ocupadas. Luego, a la izquierda había un salón, lleno de maquinitas de aspecto antiguo, pero sin duda nuevas, también había cabinas de varios juegos de realidad virtual. En el segundo piso se encontraban las consolas, había tanto Playstation como Xbox.
Sin duda los dueños habían invertido muchísima plata en ese ciber, pero nadie se quejaba, demasiados ocupados jugando con lo que el ciber ofrecía como para siquiera pensar eso.
Había mucha gente en ese lugar, pero no había ni la mitad de los estudiantes de cada escuela, al parecer algunos decidieron quedarse en sus cabañas o gastar su tiempo y plata en otra cosa.
