29

1.3K 81 10
                                    

- ¡Cómo me gusta llegar a casa! -proclamo al entrar en el apartamento. Y entonces me doy cuenta de que hace un frío que pela-. Excepto cuando no dejas la calefacción encendida. -Castañeteo con los dientes y JungKook se ríe.

- Todavía no sé cómo funciona. Es tecnología punta.

- Iré a por unas mantas -digo mientras él se pelea con el termostato.

Cojo una de la cama y dos del armario y las dejo en el sofá. Luego vuelvo al dormitorio a cambiarme.

- ¡JungKook!

- ¡Voy!

- ¿Puedes quitarme la corbata? Se me ha quedado el nudo por detrás -le pido cuando entra.

Su momento manitas parece haberlo dejado frustrado. Tiene los dedos congelados, y tiemblo cuando me rozan la piel desnuda. Se disculpa, termina de quitarme la corbata. Me quito los zapatos. El suelo de hormigón impreso parece de hielo. Corro a buscar el pijama más calentito que tengo.

- Ten, esto abriga más -dice sacando del armario una sudadera gris con capucha.

- Gracias. -Sonrío.

No sé por qué me gusta tanto ponerme la ropa de JungKook, es como si eso nos uniera más aún.
Nunca lo había hecho con Jimin, sólo una vez, cuando fuimos de acampada con su familia y tuvo que prestarme una sudadera. Y a JungKook parece que le gusta que lo haga. Me observa mientras me pongo la sudadera con una mirada cargada de deseo. Le cuesta quitarse la corbata y me acerco de puntillas a echarle una mano.

Permanece en silencio y le quito la tira de tela y la dejo a un lado. Luego saco un par de calcetines largos, gordos y violeta que mi madre me regaló las Navidades pasadas.
Me recuerdan que sólo faltan tres semanas para Navidad, y me pregunto si mi madre todavía querrá que la pase con ella. No he vuelto a casa desde que empecé la universidad.

- ¿Eso qué es? -JungKook se troncha de la risa y tira de los pompones que adornan mis tobillos.

- Unos calcetines. Unos calcetines calentitos, para ser exactos. -Le saco la lengua.

- Muy bonitos -se mofa. Se pone un pantalón de chándal y una sudadera.

Para cuando volvemos a la sala de estar, el apartamento se ha calentado un poco. JungKook enciende el televisor y se tumba en el sofá. Me acurruca contra su pecho y nos tapa con las mantas.

- ¿Qué planes tienes para las fiestas? -le pregunto nervioso.

No sé por qué me da apuro preguntarle qué va a hacer en Navidad si estamos viviendo juntos.

- Pues pensaba esperar hasta la semana que viene para decírtelo porque estos días han sido una locura, pero ahora que lo mencionas... -Sonríe y parece estar tan nervioso como yo-. Me voy a casa por Navidad, y me gustaría que vinieras conmigo.

- ¿A casa? -pregunto con voz aguda.

- A Inglaterra..., a casa de mi madre. -Me mira con ojos de cordero-. Si no quieres venir, lo entenderé. Sé que es mucho pedir y que ya te has venido a vivir conmigo.

- No, no es que no quiera, es que... No sé...

La idea de viajar al extranjero con JungKook es emocionante y aterradora. Nunca he salido de Washington.

- No tienes que darme una respuesta esta noche, pero dímelo en cuanto puedas, ¿vale? Yo me voy el día 20.

- Es justo el día después de mi cumpleaños -le digo.

Rápidamente cambia de postura y me levanta la cabeza:

- ¿Tu cumpleaños? ¿Por qué no me habías dicho que estaba a la vuelta de la esquina?

KOOKGI : DESPUÉSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora