XIII

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El ruido afuera de la casa y las voces se hacían presentes, había llegado el por fin esperado día de la celebración, la gente corría de aquí para allá. Habían empezado a montar arreglos, pisos y espejos de agua, flores blancas, cómo tulipanes, rosas rojas y uno que otro girasol.

Max caminaba junto algún administrador del evento mientras explicaban las zonas reservadas y otros asuntos.

Mientras Sergio, quien se removia en la cama empezando a despertarse, miro por la ventana, habían algunos autos y gente de personal moviendo el mobiliario.

Se levanto de la cama y camino al baño, tomo una ducha relajante y después salió al patio a mirar...

Al llegar al jardín se acercó a las flores, olían bastante bien, inhalo el aroma y se separó un momento. Su nariz empezó a picar y estornudo por lo bajo.

Una risa en particular se escuchó detrás de su espalda; giro en sus talones y miro al rubio, era de las pocas veces que llegaba a escuchar su risa.

— Buenos días — Michel miró los ojos azules. Estaba algo confundido por su actitud del día anterior, quería restarle importancia pero no podía olvidarlo por completo

— Buen día, Sergio — la mirada de Max recorrió la vestimenta del mexicano y frunció el ceño. El pecoso se sintió con algo de incomodidad y carraspeo haciendo que el rubio posara sus ojos en los de él. — Te gustan las flores? Yo mismo las elegí

Max había mentido, esas flores las había elegido su hermana, el tenía un gusto tan sobrio para todo.

— En serio? Son muy lindas, y huelen muy bien— Sergio sonrío levemente, metió sus manos a su sudadera y miro hacia otro lado.

— Oye, quiero que me acompañes a comprar un traje — Habló el rubio, quería una excusa para comprarle ropa al mexicano de igual manera. Y nisiquiera le estaba dando a elegir, era más bien cómo una orden.

— iremos ahora? — Michel paso una mano por su cabello, el viento lo desarreglaba un poco.

— Si, no tienes que preocuparte ahora por nada, o si? — Max levanto una ceja estudiando el rostro del pelinegro.

Sergio negó y Max le dijo que lo siguiera. Llegaron al estacionamiento y por primera vez Max le abría la puerta del copiloto a Sergio, quien lo miró extrañado; pero no comentó nada al respecto y subió al auto, sintió un leve cosquilleo en su vientre.

Max cerró la puerta con cuidado y subió al coche, se puso el cinturón de seguridad y miro a Michel.

— Gracias por acompañarme. — Habló sin mucha expresión pero quería sonar amable, el pecoso solo asintió; tenía una leve sonrisa en el rostro, ligeramente las comisuras de los labios de Max se levantaron hacia arriba al mirar los labios del pecoso.

Unos minutos después llegaron a una tienda no muy grande, pero era de las favoritas del Alfa, un gusto sencillo pero refinado, además de la calidad de los trajes.

Pasaron a la tienda y Max saludaba a las chicas detrás del mostrador, pasaron a varias vitrinas y catálogos de traje; así también sus accesorios.

— Ven... — Habló Max en un susurro que solo podía escuchar el mexicano. Lo llevó al area de probadores y después habló a un encargado, le dijo algo al oído y eso no pudo escucharlo el pecoso.

— Sergio... — Max habló para captar la atención del contrario, quién miraba los trajes de la pared. — Quiero qué uses algo, es cómo un... regalo, entiendes?

— Me compraras un traje? — Michel hizo una mueca con disgusto — Yo puedo comprar mi ropa, no es necesario que tú lo hagas

Michel reclamó, se puso a la defensiva de inmediato, Max se puso serio.

Tutor Privado / ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora