XX

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— Es un mal nacido de mierda! Cómo pudo falsificar los papeles de las propiedades?! Es una maldita rata! — Jos apretaba los papeles

Jos estaba desesperado, quien diría qué llegó a la ruina, solo por venganza y capricho de dejar a Slim en la calle. Ellos eran conocidos.. viejos lobos de mar, enredados y sucios de política. Siempre hubo una rivalidad entre ambos, pero esta vez Slim supo cómo jugar su última carta, donde Jos ya no tenía alternativas, ni otra salida para voltearse el juego... estaba acabado.

— Lo siento señor, pero los papeles fueron rechazados por las secretarías... no sé cómo pudo pasar... nunca vimos el error.. y —

La secretaria de Jos Verstappen tenía el corazón en la mano, tenía miedo y estaba arrepentida por no darse cuenta de que los papeles fueron cambiados a la última hora en el maldito día de la firma de propiedades.

— Era tú puto trabajo! — Jos se inclinó peligroso sobre la mujer Beta. — lo vas a pagar muy caro, tú y todos los estúpidos que revisaron los papeles!

Jos se apartó de la mujer con brusquedad y fue a su escritorio con rapidez.

— Investiga a Slim, quiero cada puto detalle de él, todo su horario, cuando sale y entra de su casa. Familia, amigos, a donde van sus fondos, quiero absolutamente todo. Tienes hasta mañana del medio día— Jos volvió a encarar a su secretaria. — Si no lo haces voy a matarte.

Su cuerpo irradiaba irá, no tenia control y eso estaba afectando a algunos Alfas que se mantenían detrás de la secretaria, en algún momento iba a explotar y no le importaría a quien iba a lastimar.

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— Vamos... no es tan difícil hacer lasaña — Max se ponía el delantal en su cuerpo, haciéndolo ver más estético que de costumbre. Habían estado hablando de las cosas que le agradaban a Checo y entre ellas era ésto.  Max aprovecho la oportunidad y lo metió a la cocina, pero no era tan buena idea para el pecoso.

— Al decir que me gusta la lasaña no me refería a cocinarla — Checo tomó el otro delantal y con cuidado se lo puso, sus manos eran algo torpes y no podía hacer el nudo de detrás de su espalda

— Tus manos son torpez? — El rubio tenía una leve sonrisa, miraba al pelinegro batallar para hacer el nudo, además de que el delantal le quedaba grande— yo te ayudó

Se acercó a Sergio a paso lento, bajo sus manos por los costados del pecoso y tomó las cintas para después hacer un doblez en el delantal para que no le quedara tan grande y así hizo el nudo.

— Nunca me ha gustado cocinar— Habló el pecoso para romper un poco la atmósfera de tensión.

El rubio se paró frente al contrario, analizando su rostro y cada peca de él. No quería admitir algo tan pronto pero esas pecas lo volvían loco.

— No es malo aprender algunas cosas, así cuando tengas hambre, podrás hacer algo sencillo pero apetitoso — El rubio empezó a sacar los ingredientes para hacer la lasaña.

— Lo sé, pero... — Sergio se quedó callado, su madre siempre insistió en enseñarle a cocinar pero el se negaba y a veces no comía porque no sabía cocinar, aunque el refri y la alacena tuvieran llenos.

— Te enseñaré lo poco o mucho que sé, yo soy un excelente cocinero además — El rubio soltó una sonrisita de grandeza que hizo hacer una mueca divertida a Sergio.

Un choque eléctrico recorrió la espalda de Max, haciéndole soltar un suspiro suave. Sergio no lo había notado, ya que empezó a poner la cama de pasta para hervirla, perdido en que debía abrir todas las bolsas de pasta sobre la barra.

Tutor Privado / ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora