Delicado Omega [KookTae]

Capítulo 5.

Los nudillos contra la puerta de su habitación lo hicieron volver a la realidad, ya no estaba en su sueño en el cual cierto castaño protagonizaba. Estaba en la casa de su mejor amigo y debía bajar a comer con la familia.

—Taehyung —el nombrado levanto la cabeza, esa maldita voz. —Taehyung —insistió el alfa.

— ¡En un rato bajo! —su voz tan ronca, hizo que subiera un escalofrío por la columna del chico fuera de su habitación.

—Está bien pero si no bajas en cinco minutos vendré por ti y es una promesa —advirtió.

Taehyung bostezó y se estiró en la cama una vez que la presencia de Jungkook desapareció detrás de la puerta. Solo es una cena se dijo a sí mismo y se levantó. Los recuerdos de esta tarde hicieron que se sonroje. Observó su cuerpo desnudo y se frotó la cara con frustración. Olió su piel y notó el olor a pino y tierra húmeda. Gimió exasperado. Se dio cuenta de que no había tiempo para un baño cuando los nudillos en la puerta se escucharon otra vez. Atinó a ponerse un par de bóxers cuando la puerta fue abierta

—Te lo advertí, ángel —el castaño observó con detenimiento cada centímetro de piel en el cuerpo del peli azul, la piel morena tenía un toque mágico ¿Sería por la poca iluminación? Se relamió los labios y dio un par de pasos acercándose a Tae. —Hueles fenomenal —Jungkook sonrió abiertamente.

—Apesto a ti —se quejó mientras se alejaba. Caminó hasta el enorme bolso tirado en el piso y rebuscó un jean.

—Por eso mismo, me recuerdas a un bosque con árboles cítricos que visitaba cuando era pequeño ¿Sabes? Fui muy feliz ahí. Había un lago muy cerca.

—Me importa muy poco —una vez que dio con unos jeans blancos, se los puso dando tras pies. —Deberías pedir a alguien para que venga a cambiar mis sábanas.

—No, me gusta que huelas a mí —dijo con sencillez. —Me encanta de hecho —se encogió de hombros y examinó su cuerpo completo mientas el Omega pasaba una playera sobre su cabeza y bufaba. —¿A ti no te gusta? —los ojos de Jungkook escaneaban el ajustado Jean.

—Deberíamos bajar a comer —lo cortó tratando de cambiar el tema.

—Se me hace más interesante que estemos en esta habitación, solos —lo único que ganó fue que Tae rodará los ojos y se sentará en la cama poniéndose sus converses ignorándolo. —Abajo están mis primas —comentó cansado. —No las soporto —resopló.

—La rubia es extraña —comentó.

—JooWon —asintió pensativo. —Es la más loca.

—Deberías pedirles que se alejen.

— ¿Crees que no lo hice? —Tae se encogió de hombros. —Se lo pedí en cinco idiomas diferentes —puchereó. — ¿Podrías ayudarme?

— ¿Cómo esperas que haga tal cosa? —se levantó de la cama, seguido por Jungkook ambos salieron al exterior de la habitación y se encaminaron por el pasillo. —No pienso enredarme en algo que se que me perjudicará.

—Finge ser mi Omega.

—Estás loco.

—Y desesperado.

—Estas colmando mi paciencia.

Ambos siguieron el camino al comedor en silencio. Una vez que llegaron Taehyung pudo ver a un alfa de unos cincuenta años sentado en la punta de la mesa. A la derecha estaba la señora Park, a la izquierda Jimin y junto a este, dos chicas, una castaña y la rubia de hoy en la mañana. Ambas sonreían mirando a Jungkook y pestañeaban exageradamente soltando feromonas excesivamente dulce. Patéticas.