Sutura.

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(Actualmente)

Era demasiado tiempo siendo desperdiciado en recuerdos inútiles y melodramáticos, con un suspiro rápido Kurapika se dispuso a continuar cuando por la ventana del pasillo, un par de metros a su izquierda, un gran ladrillo impacto contra esta, haciéndola añicos estrepitosamente, estuvo tan cerca de Kurapika y este a su vez se encontraba tan distraído por toda la situación actual con Leorio, que apenas pudo notar el ataque y cubrirse de con su nen. Físicamente, su primera reacción había sido agacharse y cubrir su cabeza para que los pedazos de vidrio no impactaran contra él, no obstante, uno de los cristales se había escapado dejando un pequeño rasguño en su pómulo derecho, demasiado cerca del globo ocular para su gusto.

Leorio, aún solo en la cocina, pudo sentir primero un pequeño murmullo, parecían varias voces afuera, como una especie de redada o protesta. De todas formas, no tuvo mucho tiempo para considerar de qué iba el asunto, debido al estridente ruido que le siguió a las afueras en el pasillo, donde hasta hace poco, Kurapika se había dirigido. Abandono rápidamente su malestar para ir a revisar preocupado.

-¡Kurapika!- El castaño solo pudo ver la espalda del rubio inclinado al lado de los añicos de lo que alguna vez fue la ventana y el elemento que presuntuosamente la había destrozado. Se acerco con ansias esperando que aquello no le hubiese dado en la cabeza a Kurapika y se inclinó a su lado tomando su espalda -¿Estas bien?- preguntó.

-Yo, si...si lo estoy...- Antes de que pudiese pensar en una respuesta más completa, tanto él como Leorio fijaron su vista en el trozo de alambre atado artesanal y descuidadamente en la piedra anaranjada.

Paladinknight, quien parecía estar más repuesto de la conmoción saco un pañuelo de tela bastante familiar para Kurapika, con este tomo uno de los trozos de vidrio y con cuidado, lo utilizo para voltear el ladrillo. Un papel con un mensaje en rojo escrito muy agresivamente se dejaba ver allí, mientras el murmullo de la multitud furiosa de afuera crecía ambos lo leyeron con dolorosa claridad:

"DEMONIO"

Ambos parecieron no creerlo, pero tras los segundos de dubitativa contemplación el asunto estaba muy claro. Ese mensaje era para Kurapika, él lo supo porque ya había escuchado aquel cruel termino relacionarse con su persona, más veces de las que estaba feliz de admitir. Leorio solo volteo a observarlo con una mueca, una que le decía a Kurapika obsesivamente que aquello era una estupidez, que no lo considerara ni por un momento. Qué olvidara aquella palabra y su relación con esta.

Pero realmente no había mucho que hacer, y el tiempo no dejo que Leorio formulara algo más allá de aquella jodida mueca, porque en la siguiente ventana del pasillo, otro objeto se dejó caer, sin embargo, si lo primero había sido comparable a un pequeño saludo a la distancia, el siguiente ataque era un puñetazo en la cara.

Ambos retrocedieron al mismo tiempo al sentir el pequeño resplandor incrementándose en milisegundos, el olor a pólvora y gasolina inundando la alfombra sobre la cual había caído la bomba casera y el repentino ruido que acompaño la pequeña explosión e hizo temblar él edificio. El pasillo empezó a arder rápidamente, de no ser por sus agudos reflejos de cazador, estaban seguros de que al menos hubiesen quedado por lo bajo con quemaduras de segundo y tercer grado.

Ambos taparon sus narices con sus mangas, se había ocultado en el pasillo perpendicular, solo pararon unos segundos para verse el uno al otro y verificar que estaban bien.

-¡Leorio!- Kurapika se volteó, entonces sus ojos se encendieron al ver la camisa blanca de Leorio con una mancha de rojo que empezaba a crecer. No lo pudo evitar entonces, de nuevo venía a aquel recuerdo: la sala de emergencias, el enfermizo pitido indicativo de que el corazón de Leorio dejaba de latir...

Perdidos en York Shin (Leopika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora