Capitulo XXVII - Acto Final

7 2 0
                                    

Bajo luces apagadas, gritos desvanecidos,
el payaso llora tras su carita pintada.
En la pista vacía, su corazón herido,
susurra adiós al circo,
con tristeza en su mirada.

Entre risas forzadas y lágrimas disfrazadas,
el payaso danza solo, en la penumbra olvidada.
Sus zapatos desgastados marcan su triste historia,
un eco de risas perdidas en su alma desgarrada.

En la carpa desierta, su nariz roja se apaga,
melancolía pintada en su rostro desgastado.
Silencio en la pista, donde antes reinaba la alegría,
el payaso, con un poema triste, esta tarde se despide.

Subí al autobús con rumbo fijo. Durante unos cientos de kilómetros admiré el paisaje del camino. Y mi mente descansó como hacía mucho tiempo no había descansado.
Al darme cuenta empezamos a entrar a la ciudad, habíamos llegado al destino.
Al llegar a la central, descendí del autobús y entre las calles empecé a deambular.
Vi algunos letreros buscando hacia donde dirigirme. Seguí la ruta indicada.

Camine durante un par de horas hasta llegar al que sería mi destino. Me detuve y me paré frente de ella, la observé con una calma que nunca había sentido nunca en mi vida.

Tome asiento y agarre mi mochila.

Saque un lonche que había comprado en la central con un refresco y procedí a comerlo. Tranquilo. Sin prisas.

De entre la mochila, saque aquella cajita de madera donde guardaba algunas cosas.
Lo primero que saqué fue aquel casete de música de circo que tenía. Recordé esos bellos momentos que había vivido con Carolina, con don Enrique.

Saque el llavero que nos habían dado en el circo, la foto ya casi no se distinguía. Se lo había robado a mi mamá y me imagino que pensó que se le había perdido.
Cómo ese sueño de aquel niño, lo frustraron las drogas y el alcohol. Tuve la oportunidad de haber sido un gran payaso, pero preferí el vicio antes que el sueño de ese pequeñín. -"Discúlpame, discúlpame por haberte lastimado así. Discúlpame por haber metido a tu cuerpo tanto veneno, por haber lastimado tanto tu mente. Por haber robado tus sueños."
También tenía una foto de mis papás abrazándome en aquella fiesta de cumpleaños. Esa fue la única vez que mis papás me abrazaron. Guarde esa foto en la bolsa que tenía en la camisa. Junto a aquel viejo llavero.
Tenia esa libreta que había comprado hacía ya algunos años donde hacía garabatos y escribía cosas sin sentido.
Había destinado unas hojas en limpio y sin ensuciar para un momento así.
Tome una pluma y empecé a escribir.
Pasadas unas horas arranqué esas hojas, las doblé y las guardé en una bolsa de plástico dentro de la mochila.

———————— Las Cartas ————————-
Para Priscilla.

Hija, espero te encuentres bien.

Mi nombre es Luis. Soy tu padre.

Aunque la vida nos separó y nunca tuve el valor de buscarte para conocernos en persona, quiero que sepas que siempre has ocupado un lugar especial en mi corazón. A través del tiempo, he imaginado cómo serías, qué sueños perseguirías y qué risas hubiésemos compartido juntos.

Aunque no tuvimos la oportunidad de construir algún recuerdo, quiero que sientas la presencia de mi amor a través de estas palabras. La vida puede tomar giros inesperados, pero eso no cambia el hecho de que siempre has sido parte de mí, de alguna manera.

Espero que la vida te esté tratando con amabilidad, que encuentres alegría en cada día y que alcances tus metas más preciadas. Aunque no pude estar físicamente a tu lado, quiero que sepas que siempre desee lo mejor para ti.

Espero el dia en que podamos conocernos. Hasta entonces, te envío todo mi amor y mis mejores deseos.

Con amor, Papá.

El Circo de TrampitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora