Capitulo X - Graduación

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El día de la graduación llegó.
Ese día me levanté temprano pues iría al centro con mamá a recoger el traje que habíamos rentado unos días atrás.
De camino a casa; le pregunté sobre qué sería bueno regalarle a Carolina por su cumpleaños, ya que estaba algo cerca.
-Regálale algo que siempre la haga recordar lo que significas para ella. -me comentó mientras manejábamos de regreso a casa.
Eso me dejó pensando en que sería bueno regalarle a Carolina. Y recordé que Mauricio y Eli, su novia; habían tenido su primera vez juntos en el cumpleaños 16 de el, y ella le regaló un dije de madera que contenía una nota que decía que siempre se amarían. En su momento se me hizo de lo más cursi posible.
Ahora que lo pienso, no está tan mala la idea.
No, no lo del sexo, aún somos muy jóvenes para eso. Quizás más adelante.
Le pedí a mamá que me dejara en un centro comercial que está cerca de casa para conseguirle el regalo que quería para Carolina. Después me regresaría caminando a casa, a lo que mamá accedió.
Fue algo difícil encontrar el lugar donde vendían las baratijas de madera, pero lo encontré, ahí mismo vendían otras cosas, yo iba por el dije, pero vi unos anillos tallados en madera que estaban hermosos, de inmediato imaginé como se le vería en su dedo.
Cabe mencionar que Carolina y yo no éramos novios. Pero ese día en la tarde, después de la graduación se lo pediría. Y en su cumpleaños un par de semanas después, le regalaría ese anillo con nuestras iniciales L&C.

La tarde pintaba perfecta.

Ya estaba listo para pasar a recoger a Caro a su casa. Había hablado unos minutos antes con ella y ella se encontraba lista por igual. Me puse de toque en el traje una flor igual a la que le puse al traje que hice de Bolita, esperando se diera cuenta del detalle.
Al llegar a su casa, su mamá me recibió.
-Cuídamela, Luis. En un momento nos vemos en el evento. -nos comentó mientras subíamos al auto con mamá y papá.
Se veía hermosa.
Ese tocado en su cabello era espectacular.
El vestido.
El perfume.
Hasta los zapatos le lucían increíble, era toda una princesa.
Pero algo no estaba bien.
-Te noto algo preocupada. ¿Todo está bien? -Le pregunté mientras sostenía su mano.
-Problemas en el trabajo de mi papá, es todo. -me contestó mientras quitaba su mano para retocarse el cabello.
Al llegar al evento estaban todos nuestros amigos.
Todos se veían muy bien. Muy guapos.
Era el fin de la preparatoria. Debo admitir que casi cursó nuevamente el ciclo. Ya que me estaba yendo algo mal en las clases. Pero gracias al Profe José Suárez, el maestro de cálculo, me ayudó a pasar la materia a cambio de que le ayudara un par de veces a llevar unos libros al otro lado de la ciudad. Favor con favor se paga ¿no?

Cuando encontré a Mauricio solo me hizo una seña algo de lejos para que me acercara. En lo que Carolina estaba acomodándose con sus compañeras, fui rápido con mi amigo.
-Pensé que vendrías solo, no con la tipa esta. -me dijo de una manera un tanto despectiva.
-Sabrías que vendría con Caro, ¿cuál es el problema? - le dije mientras bebía un sorbo de un refresco que agarre de la mesa de la entrada.
-Problema es en el que está, a ver si no te embarra a ti también. ¡Nos vemos después! ¡Yo no quiero problemas!

Su comentario me dejó sin palabras. Pues no sabía que estaba pasando, pero claramente Mauricio sabía.

La ceremonia comenzó con un discurso del director de la escuela. Muy emotivo y todo pero ya queríamos pasar al baile, todos estábamos desesperados.
Procedieron a entregar los certificados y cuando mencionaron mi nombre debo admitir que me emocioné, porque como les cuento, casi no la libro. Ahí estaba yo, frente a mis papás, a mis amigos y frente a la chica que me gustaba. La entrega culminó con los alumnos posando para una fotografía, misma que colgarían junto a todas las demás, de todas las demás graduaciones en el pasillo de la dirección escolar.

El baile comenzó.

Temeroso, tome la mano de Carolina y empezamos a mecernos conforme a la melodía, la verdad no recuerdo cuál era. Solo recuerdo lo nervioso que estaba al estar vestido de esa manera frente a mi chica. Parecía nuestra boda.
Mientras bailábamos le hice una pregunta.
-¿Ya pensaste a qué universidad irás?
Ella con la cabeza mirando sus pies para no pisarme, negó con la cabeza.
-¿Qué te gustaría estudiar?
-¡Por favor Luis! No me preguntes esas cosas, ahorita no tengo cabeza para eso. Solo baila por favor.
Su comentario tornó un poco amargo el momento.
Sabía que algo pasaba con Caro, la veía preocupada, necesitaba saber qué pasaba.

Al terminar el baile, me acerqué de nuevo a ella y le di un abrazo, el mismo que me correspondió con fuerza. Levanté con mi mano su delicada cara y le pregunté ¿que pasaba?

-¡Es mi papá Luis! ¡Le prestó servicios a un tipo de la mafia y no pudo librarlo de la cárcel. Ahora le están exigiendo el pago que el tipo le hizo y mi papá no lo tiene!. -exclamó mientras una lágrima rodaba por su mejilla.
-Algo habrá que podamos hacer. Tranquila. -le dije mientras trataba de tranquilizarla un poco.
-Oye, quisiera hablar contigo de algo, que, de una manera u otra he querido decirte de hace algunos días... lo que pasa es que...
-¡Luis! Es probable que nos vayamos esta semana a Tijuana, con una tía que tenemos allá. Solo querían que terminara el año para poder empezar bien en Tijuana. -me interrumpió de manera abrupta mientras soltaba nuevamente mi mano.

Su comentario me dejó helado. Porque para empezar no recordaba dónde quedaba Tijuana, también era malísimo en geografía. Solo que por el nombre recordaba que no estaba para nada cerca de la Ciudad de México.

Un par de minutos después se apareció en la puerta del lugar los papás de Caro, la mamá se acercó hasta donde estábamos.
-¡Caro, amor, despídete! Que hay que arreglar mañana algunas cosas desde temprano. -le dijo su madre de manera cordial.
-Si mamá, ya voy. -respondió Carolina.

No sabía que estaba pasando, todo mi plan para esa noche se estaba cayendo en pedacitos. En la bolsa del pantalón traía el anillo pues quería mostrárselo a Mauricio para ver qué opinaba, pero con su forma de hablarme ya no quise comentarle nada.

-¡Caro, princesa! ¡No importa que vaya a pasar, o que problemas tengan tus papás. Quiero decirte que te quiero. Te compré este anillo para tu cumpleaños y quiero dártelo. Esperaba el momento para hacerlo en tu fiesta pero creo que eso no pasará! Así que tómalo, es una muestra de lo que significas para mí.

Caro con lágrimas en su rostro lo tomó y se lo puso en su dedo. Después se colgó de mi cuello y me besó.
-¡Ya me tengo que ir! Ve mañana en la tarde a la casa, prepararé algo especial para los dos. ¿Si? -me pregunto con esa sonrisa picarona que tenía.
-¡Claro! Ahí estaré.
Me soltó y se fue caminando hacia donde estaban sus papás.

Esa fue la última vez que vi a Caro en mi vida.

El Circo de TrampitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora