Esa noche. Después de la función.
Me acerqué a José.
-¡Estuviste genial! Recuerda que tienes que enseñarme a escupir fuego -le dije.
-!Gracias viejo! Tu también te luciste. -comentó
-Oye, ¿no traerás un cigarrito? -le pregunté.
Sacó una cajetilla de su pantalón y me ofreció uno.
-¡Nahh! ¡De esos no! -le dije
-Yo no le hago a eso wey, ¿apoco tú si? -me preguntó asombrado
Era común en esos años que entre los chavos al menos uno de 5 cargara un "churrito" de mota. No era para nada bien visto, era hasta incluso de mal gusto. Pero cuando la probabas entendías el porqué los demás lo hacían también.
-A veces, -respondí.
-Mira, yo no le hago la verdad. Pero el Güero ha de traer, de repente huele raro su camper. -comentó entre risas.
-¿Cómo llegaste aquí? -le pregunté a José.
-No tengo mucho que contar. Aquí crecí, tengo creo que 28 años, prácticamente podría decir que aquí nací. Porque en realidad no se donde nací, no se quienes son mis papás. Esto que ves es lo único que soy, mi familia es el circo, mi padre ha sido don Carlos que desde pequeño me arropó. -me dijo mientras apuntaba a la carpa. El circo estaba instalado en un pueblo de Mérida, llamado San Pedro Cholul, una noche alguien me dejó en las afueras del circo en una caja de cartón, hacía algo de frío dice don Carlos, por ende estaba llorando muy fuerte. Yo creo que era por hambre más bien. Don Carlos me dice que por mi condición mis papás no me quisieron y por eso me abandonaron. Sabían que quizás en un circo podría encontrar un lugar donde hacer una vida. Pero me gusta pensar que en realidad era demasiado guapo para ellos y los opacaba. -me dijo mientras soltábamos una carcajada.
-¿y como sabes que te llamas Jose? -le pregunté
-Así me puso Doña Lety, la difunta esposa de don Carlos. ¡Pepito! Me decía siempre hasta que murió hace 15 años de cancer. Desde ahí todos me llamaban José. Es probable que nunca haya tenido un nombre, o quizás si, aunque no me gusta pensar en eso. -me dijo mientras ambos guardamos silencio por unos minutos.Me dirigí al camper del Güero. Pedro, el Güero; y su papá, el señor Ramón eran los tramoyistas del circo. El tramoyista es aquel que se encarga de mover todas las cosas "movibles" del circo. Las luces, el telón, los mecanismos de movimiento, mantiene limpio durante la función la pista. En fin, era parte fundamental del circo. Eso lo entendía yo, los demás los veían como unos gatos que hasta incluso trataban mal.
-¡Güero! ¡Buenas! -exclamé mientras tocaba la puerta de su camper.
-¡Voy! -gritó desde adentro
Al abrir la puerta un olor a mariguana golpeó mis fosas nasales como aquella cachetada que me había puesto mi papá.
-¡Ay cabrón! -le dije mientras tosía un par de veces.
-Está fuerte, ¿verdad? -comentó riendo mientras le daba un toque al cigarro que traía.
-Pues a eso venía, quería ver si ¿no tenías algo que me pudieras vender? El chaparro me dijo que tú a veces tenías. -le dije algo nervioso
-¡Nel..! Nomas tengo esto.
Con cara de decepción le dije -Chale, necesito conseguir algo, traigo mucha ansiedad.
¡Neta, cuando me paguen te lo pago.! Échame la mano ¿no?
-¡Ten! Pero no le digas a nadie que te ando vendiendo mota wey ¿e? -me dijo mientras sacaba de su bolsillo otro cigarro
-¡Gracias carnal! -Neta que el sábado te lo pago. -le dije mientras tomaba el cigarrillo y empezaba a caminar hacia mi camper.Recuerdo haber disfrutado tanto ese cigarro. La picazón en mis manos había desaparecido, empezaba a creer eso que algunos decían, que era muy buena para los nervios.
Esa noche, me quedé pensando en que debía de haber alguna manera para yo poder quedarme con el puesto de Sergio. Yo tenía que ser el payaso principal del circo. Tenía que demostrarle a don Carlos que yo era el payaso que el circo necesitaba. No Bombita, su show era algo aburrido en si, yo era el alma del show, pues conmigo era que el público se reía.
De tanto darle vueltas al asunto me quedé dormido.
Un par de días pasaron, el fin de semana se acercaba y estaba anunciado para el domingo un lleno total.
El Güero me había estado vendiendo marihuana a escondidas de los demás, debo confesar que esa hierba era buena. No como la que nos conseguía Mauricio.Mi plan consistía en algo muy simple, tratar de robarme el show, demostrarles quién era el verdadero payaso ahí!
Si de algo me había percatado, era que el alma del show era yo, pues yo era el que recibía los golpes. El que era la burla de Bombita. El que se llevaba la peor parte, pero a su vez también la mejor; el aplauso del público. Cada vez que caía, que me pegaba, que me estrujaba, el público estallaba en risas.
Y ese día no sería la excepción.El sábado, solo hubo una función porque la mayor parte del día estuvo lloviendo, era un riesgo tener todo conectado al generador, existía el riesgo de algún corto o algún otro accidente.
Estaba algo nervioso porque al día siguiente demostraría de lo que en realidad estaba hecho. Seria el mejor payaso que toda esa gente había visto, las mejores risas de sus vidas las sacaría yo.
Ese día el Güero también me consiguió algunos gramos de coca y una botella de Vodka.
Jose, el chaparro, fue a visitar a un amigo de un pueblo cercano, por lo que el camper lo tuve solo para mí.
Invité a Janette, la trapecista. Tomamos, bebimos en hicimos un par de veces el amor. Yo era virgen. Y esa noche había dejado de serlo.
Janette era una chica muy linda, era hija de dos trapecistas que toda su vida habían trabajado en circos.Ella nació en el circo prácticamente. Tenía 20 años. Era alta, delgada, cabello oscuro, tez morena clara y unos ojos redondos cafés muy lindos. Ella había estado saliendo con Saúl, el otro hijo de Don Carlos, pero como tenían otro circo en el país, el se había ido a trabajar a ese circo un par de meses atrás, por lo que habían terminado su relación.
Me platicó que al igual que yo, nunca había conocido el mar, pues el circo siempre se mantenía en movimiento y la mayor parte del tiempo libre lo utilizaban para ensayar. Sus padres eran muy demandantes en ese aspecto con ella. A lo mucho que había hecho con Saúl, era haber ido al cine un par de veces.
En un periódico que había leído ese día, vi que en el cine se estrenaba una película: "Leviathan: El demonio del Abismo", invité a Janette el próximo miércoles, creí que era una buena idea al menos ver el mar en la pantalla.
Ella me dijo que si, que aceptaba ir al cine conmigo. Ahí estaba, empezaba a ocurrir de nuevo. Esa sensación que me picaba en el estómago como cuando veía a Carolina. No se si era amor o que cosa. Pero era excitante tener a Janette desnuda junto a mi.
Nos quedamos dormidos y descanse como nunca antes lo había hecho. Fue una sensación única.
Fue una buena noche.
ESTÁS LEYENDO
El Circo de Trampitas
Novela JuvenilLuis, mejor conocido como Trampitas; es un payaso vagabundo que deambula solo por las calles de la ciudad. Narra desde su perspectiva algunas etapas de su vida donde las adicciones se convierten en el personaje principal de esta historia llena de al...